Actualizado: 23/04/2024 20:43
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El mambo ondulado y coral de Manuel Galbán

La muerte del guitarrista de Los Zafiros representa una gran pérdida para la música cubana

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Se corría el rumor de que el guitarrista Manuel Galbán podía ser sustituido en Los Zafiros. “El día que Galbán deje de acompañar a Los Zafiros, entonces tendrán que buscarse dos o tres guitarristas”, le dijo el pianista Peruchín a Tata Güines (tumbador del piquete que acompañaba a los vocalistas de “He venido”) en el Bar Tres Esquinas —frente a Radio Progreso— una tarde de rones y cervezas a finales de los 60. En un solar de Cayo Hueso se tocaba Bembé, sonaba el guaguancó con arrojo: el Tata tenía prisa, iba a casa de un amigo a manosear el quinto. Ya casi en la puerta, despidiéndose, le gritó al tecladista de la Riverside: “Tienes razón, a veces en las grabaciones es del carajo seguirlo”. El cuarteto imponía su conga caminadora en la radio, y todo el mundo en la Isla cantaba sabes bien / que yo te quiero / sabes bien / que yo te adoro / sabes bien / que yo no puedo vivir sin ti…

Dicen que el único que controlaba —más o menos— los excesos alcohólicos de Ignacio Elejalde era Manuel Galbán, un mulato de facciones achinadas, manos grandes y 1,83 de estatura, que se ganó el cariño de El Chino y Miguelito Cancio hasta convertirse en el director musical y arreglista de la agrupación vocal más famosa de toda la música cubana. “No era fácil trabajar con ellos; ensayar era un lío. Eran geniales, muchas veces hacían el montaje armónico de las voces una hora antes de la presentación. Yo me ponía bravo. Salían al escenario y cantaban a la perfección. Seducían al público…”, me confesó el guitarrista de Gibara, cuando vino a México en 2004 con la Orquesta de Ibrahim Ferrer.

Ejecutante de curiosa velocidad en las euritmias de las notas agudas (escuchen algunos pasajes de “Puchunguita ven”, Los Zafiros) con lúcida utilización de los bajos (“Bossa Cubana”, “Cuando yo la conocí”, Los Zafiros; “Drume Negrita”, “Bolero sonámbulo”, “Secret Love”, con Ry Cooder). Mambo de ondulaciones cabalgante: presten atención a cualquier disco de Los Zafiros, Buena Vista Social Club o Afro Cuban All Stars, y advertirán la guitarra en lúdicas pulsaciones corales. Tal parece que estamos escuchando un orfeón de cuerdas. “Lo invité a grabar Mambo sinuendo en 2002 porque desde que lo escuché, supe que tenía frente a mí a un guitarrista muy singular”, declaró Ry Cooder.

Guitarra con visos jazzísticos que nos hace recordar a Charlie Christian, Wes Montgomery, Kenny Burrell y Pat Martino. La noche que conversé con él, le di de regalo un CD de Bill Frisell, Lookout For Hope; el día que regresaba a La Habana me comentó: “El disco que me entregaste es maravilloso…, increíble ese guitarrista americano; acabaste conmigo, no me canso de escucharlo”. Claro que tenía que gustarle Frisell, a fin de cuentas las amalgamas del músico de Maryland se vieron reflejadas en sus trazos íntimos de montunero en líneas bluseras folk.

Guitarra zafira que supo acoplarse a los tumbos de la trova santiaguera con su amigo el tresero, Reinaldo Hierrezuelo. En el conjunto Batey congenió con los secretos de algunas consonancias de la polka canaria. Con 13 años integra la orquesta Villa Blanca. Colaborador de Ibrahim Ferrer, Omara Portuondo, Cachaito López, Compay Segundo, Eliades Ochoa, Guajiro Mirabal… Grammy por Mambo sinuendo en 2004. “Con Los Zafiros aprendí a vivir la substancia de la música”, me reveló. Dicen que deja grabado un “Blues chachachá” de sabroso equilibrio armónico.

Amanecer del sábado 9 de julio, México, DF: una llovizna golpea los cristales. Escucho “Herido de sombras”, un bolero blues con guiños de bossa en el que la guitarra de Manuel Galbán murmura sinuosidades imperecederas. Me uno al coro: casi llorando repito con Ignacio, Miguelito Cancio, El chino y Kike: “Herido de sombras / por tu ausencia estoy / Sólo la penumbra / me acompaña hoy / Perdido tu amor / no podré ser feliz…”. Las pulsaciones de las cuerdas de Galbán se confunden con los tabaleos lenitivos de la brizna en los vidrios. La muerte de Manuel Hilario Galbán Torralbas, herida grande para la música cubana. “Fui el guitarrista de Los Zafiros, cada vez que toco lo hago como si los estuviera acompañando. En el Olympia de París, la noche que actuamos, los Beatles estaban entre el público, me dijeron que a Lennon le gustaron los punteos de mi guitarra”.


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