Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Literatura, Literatura cubana, Poesía

El poeta Luis Aguilar

¿Mueren los poetas o se alejan para que su canto perdure?

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Ha muerto Luis Aguilar (1969-2022), el poeta mexicano más cercano a la poesía cubana contemporánea. Estuve con él hace un mes en la Feria Internacional del Libro de Monterrey 2022, donde presentó una antología de la poesía cubana del siglo XX. La poeta cubana Odette Alonso lo considera un hermano, por ella lo conocí. Después, el editor Luis Armenta Malpica me regaló el compendio que hizo de la poesía del cubano Delfín Prats, Exilio transitorio. Voy a extrañar su humor ingenioso y el arrojado ejercicio que hacía de su libertad.

¿Mueren los poetas o se alejan para que su canto perdure? Por más que intento creerlo, no veo a Luis con los ojos cerrados, lo sigo viendo mordaz, inteligente y risueño en los bordes del precipicio. “La poesía es la ficción suprema”: Wallace Stevens. En una conversación que sostuve con Luis, me dijo: “Carlos, yo nací pretencioso y grana, acechado por una voz que venía de la estación de los difuntos, ese espacio de perenne y suspendida sinuosidad celeste. No sé hacer otra cosa más allá de esta insistencia de pretender descubrir el oscuro rumor de las palabras”.

“Siempre hubo algo / :una sombra larga / de lo que no era oscuro /—aunque la oscuridad engendre / luz, ya no consuela—; un texto sin edición /—ni necesitaba; /especie de pergamino viejo / que hecho barcaza / supo que para estar completo / el mar es una trampa. // Porque este náufrago / de océanos ni mareas entiende / —las suyas— // :sabe que sólo está lo que no ha estado / :lo propio es permanencia de ignorancia y, /aunque parezca, /ni el pretérito perfecto del indicativo / permanece siempre. // [el presente / sabe / sólo lo importante / y queda lejos. Si sirve / de algo, / es para justificar pasiones a un / yo cuando aún no nos pertenece”: poema de Qué bellos los ojos de este idiota (Vaso Roto, 2022, donde Luis suscribe: “En el principio no fue el verbo / :fue el miedo”. No puedo imaginarlo con los ojos cerrados: lo veo ahora más que nunca incisivo, perspicaz y radiante en los filos del barranco.

Releo Muchachos que no besan en la boca (Vaso Roto, 2016), el cuaderno en que Luis Aguilar se adentra en las coordenadas de la homosexualidad masculina en Cuba. Diario de viaje, bitácora inundada de añoranzas y, asimismo, un retrato de gestos en que la conmiseración dialoga con la ironía y se enclava en andenes frecuentados por criaturas que “fuman sobre el pasto verde / mientras piensan si el alba les dejara intentar cosas distintas”.

“Conozco muy bien a Cuba: he caminado de un lado a otro, de una sombra a la claridad, de un sosiego a la inquietud, del abandono a la compañía, de la perplejidad al gozo. Ni me acuerdo de todas las veces que el sol me ha dejado huellas en mi piel insomne. Me declaro amante de la sed insaciable, del deseo germinado en el itinerario del malecón habanero, de la lluvia que desciende como un blues sobre las reliquias del polvo. Este poemario está hecho de miradas, de escarceos impúdicos. Advierto, no hay dramatismo ni imploraciones”, me confesó Luis en una entrevista: enumeración de sucesos untados de amores entrelazados.

Me gusta el tono alevoso y agrietado de este libro-orfeón-cántico: los muchachos se columpian allí donde “no hay miedo ni / humillación que no conozcan /pero saben que la venganza de un cuerpo / invadido / está en invadir el cuerpo que lo invade / por eso sin importar poses / —mucho menos posiciones— /sonríen siempre con la frialdad /inmóvil de los cínicos”. Audaces, conocen bien el pentagrama de “ser deseado”. Aguilar se dio cuenta, esos “muchachos / que no besan en la boca no están hecho de mar /: son el mar / por eso sueñan con volver sin haberse ido”.

No puedo ver a Luis con los párpados caídos. Lo tengo en la memoria con la humedad del beso que me dio en Monterrey cuando presentó la antología Cuba Next Door. Canon y apuesta a la poesía cubana. Sí, los poetas no mueren: sólo se alejan para que su canto permanezca.

Cuba Next Door. Canon y apuesta a la poesía cubana

El poeta mexicano Luis Aguilar ha tenido la intrepidez de realizar una antología de la poesía cubana: Cuba Next Door. Canon y apuesta a la poesía cubana (Universidad Autónoma de Nuevo León, 2022): temeridad en el sentido de explorar un espacio lírico complejo y, asimismo, axiomático. “Su vasta tradición sería suficiente para explicar esta complicación, si no fuera porque además de vasto, el horizonte de su vieja y su nueva poesía sobrepasa con mucho los estándares de otros países de América Latina”, apunta atinadamente, Luis Armenta Malpica en la cuarta de forros.

“Esa maldita circunstancia de la poesía por todas partes”, introito donde el autor de Muchachos que no besan en la boca da cuenta de los avatares para la conformación de un compendio: “mosaico de todas aquellas voces que llevan en sus versos lo que solemos llamar, en el contexto de la contemporaneidad, poesía pura. […]. Encontraran, probablemente sí, poemas con alguna poética determinada, pero será el valor estético y el espíritu poético del texto lo que, en todo caso, le permite estar en esta selección”.

Rondo: poetas nacidos entre 1900 y 1949: Guillén, Loynaz, Ballagas, Lezama Lima, Piñera, Baquero, Diego, Baquero, Vitier, García Marruz, Oliver Labra, Padilla, Prats, Rivero, Hernández Novás… / Andante que explora en las generaciones entre 1950 - 1979: Reina María Rodríguez, Escobar, Fernández Larrea, García Montiel, Alonso, Pérez Boitel, Carlos Flores, Sánchez Mejía, Alonso, López Home… / Allegro moltoconformado por las nuevas voces de entre 1980 - 1992: León, García Romero, Maikel J. Velázquez, Legna Rodríguez, García Zamora, Enrique Melians, Antonio Herrada…

El Guillén de “West Indies Ltd.”; Loynaz con el sublime “La Marcha”; Lezama con un texto quizás poco divulgado “El esperado”. Se pudo seleccionar otro texto de Ballagas y no el mil veces referido “Elegía sin nombre”; lo mismo ocurre con Piñera y “La isla en peso”: era posible elegir otra estrofa del autor de Una broma colosal y, asimismo, con Baquero y “Palabras escritas en la arena por un inocente”. Encomiables los versos elegidos de Diego y García Marruz.

Inclusión acertada por muchas razones de Delfín Prats, Rivero y el grandioso Hernández Novás. Ángel Escobar, Fernández Larrea, Juan Carlos Flores, Odette Alonso, Sánchez Mejías, Nelson Simón, López Amaya o Norge Espinosa (lástima recurrir otra vez a “Vestido de novia”): figuras ya imprescindibles de la lírica cubana. Sin embargo, la ausencia de Raúl Ortega Alfonso (1960) se resiente. La antología cobra fuerza en la sección Door con la presentación de las nuevas voces de la poesía cubana contemporánea: sorprenden Dalila León (“Tan pronto como la vieja”), García Romero (“Vicarias”, “Eros de los locos”). Fabián Suárez, Yanier H. Palao (“Visita”), Moisés Mayán (“Efecto Kafka”), Maikel J. Velázquez (“Besos negros”, “La patria como guillotina”), Hugo Fabel (“Informe del parricida”) o Antonio Herrada (“Los poetas mueren a los 21 años”).

“La poesía cubana es un maremoto imparable de poetas y poemas. Su universo es quizá, uno de los más vastos de la literatura mundial. Navegar en ella sólo puede ser naufragio. Pero puedo afirmar que este naufragio ha valido la pena”: suscribe Luis Aguilar.


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