Actualizado: 15/04/2024 23:17
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Cultura

Música Francesa, Música, Canción

Entre la «chanson» y el rap

Dos discos han convertido a Eddy de Pretto en la gran revelación de la música popular francesa y en portavoz de los jóvenes. En sus canciones habla de historias familiares, drogas, toqueteos con amigos y ligues por internet. Lo hace en unas letras directas, fuertes, que provocan y golpean

Enviar Imprimir

Hasta el 2018, Eddy de Pretto (1993) era un completo desconocido. Llevaba tres años haciendo versiones en un bateau-mouche, uno de esos barcos turísticos que recorren el Sena. Allí, como él ha recordado, cantaba sin que nadie le hiciera caso, pues es “demasiado feo”. No obstante, reconoce que “esos tres años en los bateaux-mouches fueron completamente típicos de lo que es hacer una carrera. Fue totalmente formativo cantar todas las noches frente a personas a las que yo les importaba un comino”.

Todo cambió para él a partir de marzo de 2018, cuando lanzó Cure (Cura), su primer disco. Convenció a todo el mundo, en pocas semanas el álbum se colocó en lo más alto de las listas francesas y se convirtió en un ídolo a nivel nacional. Pasó a aparecer en las portadas de las principales revistas y a hacer giras por diversos escenarios. Incluso en enero de 2019, Alexandre Mattiussi, director creativo de la firma masculina Ami, presentó sus propuestas de otoño e invierno en un escenario donde las modelos caminaban al compás de los temas de Cure.

De Pretto nació y creció entre las torres grises de Créteil, un distrito situado al sur que forma parte del área metropolitana de París. Su padre es chofer y aficionado al fútbol. Su madre trabaja como técnica de laboratorio, y como él ha recordado era admiradora de artistas como Jacques Brel, Charles Aznavour, Georges Brassens. Ponía sus discos a todo volumen, para poder escucharlos mientras pasaba la aspiradora. Esa fue, ha comentado de Pretto, una de las bandas sonoras inconscientes con las que se formó. La otra fue la música urbana (rap, hip hop) que oía en la calle.

En sus composiciones, abundan las referencias al medio en el cual se ha desarrollado. Se trata, cito sus palabras, de “un entorno social en el que dominaban las figuras masculinas con la obligación implícita de ser varonil”. En esos barrios, “cuando se es hombre, hay una obligación de ser aquel que dicta la sociedad: sin fallas, insensible, dispuesto a todo. De pequeño, yo era todo lo contrario: lloraba a la menor provocación, jugaba a las muñecas, quería hacer música, me gustaba ver Star Academy y era fanático de las Spice Girls”. Públicamente, él fingía seguir los patrones machistas: se juntaba con los chicos rebeldes, hablaba en jerga, jugaba fútbol y baloncesto, escapaba de la policía.

Sin embargo, reconoce que vivir y crecer allí también tuvo un aspecto positivo, ya que le dio “una cierta rabia, unas ganas de superarme a mí mismo. Hay un poco de lastre en los suburbios, queramos o no: nos dicen que estamos al margen, que no vamos a llegar a nada. Yo tenía la cabeza llena de sueños y una pequeña voz me decía que iba a hacerlo. Las ganas de salir me ayudaron a alcanzarlo”. Por eso se propuso romper con la idea que se tiene de esos distritos de la banlieuparisina, y hacer también lo mismo respecto a los estereotipos que existen sobre ser gay.

En 2010, se inició en el mundo del arte. Lo hizo como actor, en anuncios publicitarios para la televisión. Después pasó a incursionar en el mundo teatral y cinematográfico. Participó en los cortometrajes Königsberg (2012) y Vivir su vida (2013), así como en el largometraje Paulette (2013). A partir de los dieciocho o diecinueve años, empezó a componer. Cuando iba en el metro, escribía poemas en un cuaderno o en su teléfono móvil. Después los ponía a jugar en pistas en su ordenador. Esa costumbre la ha mantenido hasta hoy: comienza por las letras y luego agrega la música.

La primera vez que cantó delante del público fue en la Maison de Jeunes et de la Culture de Créteil, un centro social de animación. Después participó en la Primavera de Bourges, en Bars en Trans, en el Festival Off Off Off de Nuits de Champagne y en los Rencontres Transmusicales de Rennes. Asimismo, en 2017 realizó una gira por Francia, Suiza y Bélgica y al año siguiente fue nominado como artista revelación a los prestigiosos Victoires de la Musique, que vienen a ser el equivalente francés de los Grammy y parte de los cuales son elegidos por el público.

Habla de la masculinidad obligatoria

Cure, el disco por el cual fue nominado, reveló a de Pretto como un cantautor sensible, talentoso y extremadamente dotado. En la portada aparece tirado sobre una silla, con una pierna encima de una mesa y un iPhone en la mano izquierda. Lleva una sudadera negra y el pelo rubio rojizo cortado como un monje medieval. Para promocionar el álbum, escogió como primer corte Kid. La elección no pudo ser más acertada: es una estupenda canción que impresiona desde la primera vez que se escucha, lo cual explica que en Francia se convirtió en un éxito instantáneo.

Kid habla de la masculinidad obligatoria, de los preceptos impuestos, del empeño en moldearlo a uno de acuerdo a estos. La canción está concebida como un contundente diálogo entre un padre y un hijo a quien este alecciona: “Serás varonil, hijo mío/ No quiero ver ninguna lágrima deslizándose sobre esa boca heroica/ y este cuerpo esculpido para alcanzar alturas fantásticas/ que solo un sueño podría superar/ Serás varonil, hijo mío/ No quiero ver ninguna onza femenina/ ni melodías ni gestos que lo sean/ Y Dios sabe que esto sigue siendo lo peor que vendrá/ castrarte por unas cuantas vocalizaciones/ Serás varonil, hijo mío/ Lejos de ti estas sutilezas tácticas/ todas esas mujeres que feminizan tu manera de actuar/ bajo el pretexto de ser el mesías fiel de este querido modelo arcaico”. El hijo, sin embargo, no aguanta más y se rebela contra lo que él llama una “virilidad abusiva”: “Pero yo, pero yo juego con chicas/ Pero yo, pero yo no presumo de mi polla/ Pero yo, pero yo si pudiera aceleraría tus arrugas/ Para detener tus palabras y verlas desaparecer”.

El video de la canción está realizado con una admirable economía de medios. Se puede ver en YouTube donde cuenta con más de 127 visualizaciones. En él, de Pretto aparece sin camisa descansando en una tabla de hacer ejercicios en un gimnasio. A medida que interpreta el tema, la cámara va recorriendo lentamente su torso delgado y sudoroso, mientras él repite frases escuchadas en su infancia. Acerca de Kid, la famosa cantante y actriz Jane Birkin, con quien de Pretto interpretó en un programa de televisión el tema de Isabell Adjani y Serge Gainsbourg Pull Marine, comentó: “Cada palabra de la canción Kid es maravillosa. Él enfrentó muchas burlas en un barrio difícil, con amistades duras. Y pienso que se hizo respetar, al menos yo no me haría la viva con él. Y al mismo tiempo tiene una gran fragilidad y mordacidad”.

En los quince temas que recoge Cure, de Pretto asume con orgullo su estilo urbano. Es hijo del rap, que es omnipresente en los barrios de la periferia como Créteil. Pero los sonidos y temas que toma de esa manifestación se mezclan con los grandes exponentes de la chanson francesa. Incorpora, asimismo, otras influencias, entre las cuales él reconoce las de Kayne West y Frank Ocean. Sus composiciones son autobiográficas, y en ellas la expresión sacarse las tripas adquiere su pleno sentido. Habla de historias familiares, de fiestas con drogas, de toqueteos con amigos en la clase de gimnasia, de encuentros casuales con sexo seguro o no. Todo eso lo expresa en unas letras directas, fuertes, que provocan y golpean. En algunas ocasiones son crudas, pero nunca vulgares, pues a su autor le gusta mezclar textos realistas con poesía. Eso hace que haya que escucharlas más de una vez para comprenderlas y asimilar su emoción y su fuerza.

De Pretto posee además personalidad escénica. Interpreta sus temas con una voz potente, rica en matices, así como con una articulación y una dicción perfectas. Como se apunta en un artículo sin firma aparecido en el webzine cultural Rocknfool, tiene una forma de cantar cada palabra que nada tiene que envidiar a los miembros de la Comedie Française. En sus conciertos solo se hace acompañar de sintetizadores, batería y su teléfono inteligente. Quiere ser directo y frontal y por eso opta por una propuesta deliberadamente minimalista. Es la idónea para establecer con el público la relación íntima que busca.

En Cure, se refiere explícitamente a su homosexualidad, un tema que en la música urbana es tabú. A fuerza de sentirse marginado por no encajar en la cultura machista imperante, decidió hablar sobre ello. En Normal, se enfrenta sin miedo a la homofobia y a los estereotipos sobre la identidad sexual. La canción es un himno a la tolerancia, así como un modo de expulsar sus demonios. En el video, de Pretto llega a un local transformado en sala de conciertos. Luego sube al escenario como si ingresara a un ring de boxeo, para interpretar los incisivos y contundentes versos, que resuenan como una invectiva contra el conformismo intolerante de la sociedad. Y frente al apelativo de antinatural, en el estribillo defiende su libertad y proclama: “Soy completamente normal / completamente banal”.

No solo habla de su sexualidad

Pero, aunque ha asumido su sexualidad y es abiertamente gay, de Pretto no tiene intención de convertirse en un icono para el movimiento LGTB. Canta, como él dice, “para cada friqui, para cada rarito y para cada bastardo”. Ha declarado en más de una ocasión que no es militante, ni quiere ser un abanderado. Agrega que Cure “no es un álbum reivindicativo, ni una salida pública del clóset. Simplemente en él cuento mis historias. Las cuento personalmente para que no me definieran los idiotas”. En sus canciones, solo pretende hablar de su vida, de su realidad. Trata de contar su historia personal “y normalizarla todo lo posible, sin poner el foco en que soy el primer artista queer que une rap y chanson”.

En sus temas, de Pretto no solo habla de su sexualidad, sino de todo lo que lo cuestiona. Como él mismo ha aclarado, “escribo desde mi punto de vista como hombre gay. Pero las canciones no son una defensa de ser gay. Quiero decir, sí, soy gay y estoy echando un vistazo a la sociedad”. “Dios mío, eres tan flaco/ que cuando te inspeccionamos nos preocupamos”. Así comienza Genre, en la cual habla de los cuerpos atléticos y las condiciones físicas que actúan como una presión social para ser aceptado en determinados medios. Algo que obliga a usar máscaras y tratar de ser como los demás.

En Beaulieu rinde homenaje al barrio donde creció. En ese tema rompe los mitos que existen sobre la banlieu, nombre con el cual se designa a los distritos que integran los suburbios de París. El título hace un juego con esa palabra, y al reemplazar la primera sílaba por beau la convierte en lugar hermoso. De Pretto va más allá de los tópicos usuales y la presenta como un lugar múltiple, animado y oscuro al mismo tiempo. “Eres bella, inmensa, diversa/ Colérica, ecléctica, tatuada de Nick/ Hablas fuerte, polémica y das pánico”, canta.

Al cantautor francés le gusta jugar con el doble sentido. Un ejemplo de ello es Jimmy, donde emplea la ambigüedad para hablar de manera estilizada del vínculo que tiene con su proveedor de drogas. Para él, se ha vuelto algo muy especial y en la canción lo describe como si se tratara de una relación amorosa. Las drogas le dan una sensación de euforia, alegría y bienestar similar a la que se experimenta al estar enamorado. Asimismo, se refiere a la dependencia emocional, pues algunas relaciones sentimentales conducen a una adicción similar a la que crean ciertas sustancias como las drogas. Quien escucha Jimmy acaba así por preguntarse si ese personaje es un amigo, un amante o la encarnación de la adicción.

Con Cure, de Pretto logró el reconocimiento unánime del público y la crítica. Se vendieron 300 mil copias y él estuvo dando conciertos ininterrumpidamente durante dos años. Tras aquel éxito rotundo, en marzo de este año salió al mercado su esperado segundo disco, A tout les bâtards (A todos los bastardos), que constituye un maduro y elegante relevo de Cure. Nuevamente hallamos los temas que al cantautor le son más queridos, pero ahora tratados de otra manera.

De la búsqueda de la identidad a la aceptación

Si antes llevó como una carga el ser diferente, hoy se siente orgulloso de ella. Ha dejado de fingir y asume la responsabilidad de aquello que lo marcó y le dio fuerza. De la búsqueda de la identidad ha pasado, pues, a la aceptación. Así, en Parfaitement canta: “Nunca habrá espacio para niños en mi agenda/ Nunca verás en mi coche un lugar para la vida familiar (...) Perfectamente, nunca seré como tú / Porque no hice nada como me dijiste / Pero ya ves yo también sonrío / Perfectamente, nunca sería suficiente / en relación a todos tus deseos / Pero ves que también es bonito”. Eso hace que en las canciones predomine un ambiente sonoro más cálido, más relajado, menos colérico. Por supuesto, de Pretto mantiene la hibridez de géneros y las letras, como es su marca registrada, se siguen nutriendo de sus vivencias autobiográficas.

Este último aspecto se pone de manifiesto en Bateaux-mouches, el tema que abre el disco. Allí el cantautor habla de sus inicios, de los tres años que pasó cantando para los turistas, mientras soñaba con ser famoso. Tres años que le sirvieron de formación, pues lo enseñaron a subirse a un escenario y cautivar al auditorio. “Yo era ese hombre que la gente no ve,/ que se desliza entre las mesas/ que interpreta a Rihanna con un mal acento/ que sonreía todo el tiempo para complacer a las damas/ Los caballeros no deben sentirse atraídos por mí”, canta.

Como el título del álbum adelanta, está dedicado a los raros, los marginados, los que sufren la estigmatización por no cumplir con los estándares de la sociedad. A ellos les dedica ese hermoso himno a la diferencia que es Freaks, tema en el cual se apropia de un término con connotaciones negativas para transformarlo en fuerza. Si en Cure habló explícitamente sobre su vivencia de la homosexualidad, ahora retoma la temática desde un ángulo más político y colectivo. “A todos los raros (oh) los extraños (oh) los bastardos/ A todos los monstruos,/ los que molestan, los que son dejados de lado/ A todos los parias (oh) los excluidos (oh) sin respeto”, expresa en el estribillo de Freaks.

Otro excelente ejemplo de la habilidad con la cual maneja el doble sentido es Desolé Caroline. Aunque está dirigida a una chica a quien el cantautor no puede amar porque le gustan los chicos, se refiere en realidad a la cocaína. Decide dejarla atrás porque se ha dado cuenta de que estará mejor sin ella: “Lo siento, Caroline/ pero creo que se acabó/ Entonces déjame ir, rápido/ por favor, mi querida/ Déjame solamente salir volando/ lejos de ti y de tus deseos/ Por ti confundí el amor con el amigo que fui/ sin nunca haber tenido que darte nada”.

En este segundo álbum, de Pretto incluye un nuevo homenaje a su barrio natal en Créteil Soleil. Evoca sus dulces recuerdos de infancia, sus sueños, sus miedos, sus esperanzas: “Volví al hermoso lugar de mis diez años/ Todo se congeló, incluso mi cuarto de niño/ Nada se ha movido, el polvo en el piso/ (…) Es bueno oler el olor de las sobras/ de esas noches para descubrir el fuego, la red, el sexo/ Desde esas ventanas donde vi todas las promesas/ de un chico que sueña hacer una gran hazaña/ Todavía escucho vibrar los llantos de la madre/ en la puerta, cerca de la cama y apilé condones secos”. Junto a esas canciones de corte más confesional e intimista, encontramos otras que muestran a un de Pretto comprometido con los problemas sociales. Entre los temas que aborda por primera vez, están así la violencia policial (Val de Larmes) y la depresión de los jóvenes que afrontan un futuro incierto (Neige en août).

A los veinticinco años, de Pretto presentó Cure en la mítica sala del teatro Olympia. Pero de igual modo suele cantar en espacios pequeños. Meses atrás, por ejemplo, dio un concierto en una iglesia de París, en el cual se acompañó solo con un piano. Recibió ataques virulentos en las redes sociales de algunos católicos, que vieron en ello una ofensa. Ayer jueves ofreció la última de las seis presentaciones programadas en la sala Bataclan, y tan pronto como empiece el 2022 emprenderá hasta marzo una gira que lo llevará a ciudades como Rennes, Floirac, Toulousse, Nancy, Lyon y París, así como a Suiza.

Sus dos discos han convertido a de Pretto en un fenómeno de la música popular francesa. Algunos no dudan en compararlo con artistas de la tala de Jacques Brel y Claude Nougaro. Y lo cierto es que comparte con ellos un talento musical incuestionable y un cierto amor por la lengua francesa. En sus canciones, pone melodía a unas letras incisivas, misteriosas, elaboradas e íntimas, que son poemas modernos y seducen porque dejan siempre un espacio a nuestra imaginación.