Exhiben documentales de Marina Goldovskaya en México

“Me interesa escarbar en el pasado para que no se cometan las mismas atrocidades que se perpetraron en la antigua Unión Soviética durante el estalinismo”, expone la cineasta rusa Marina Goldovskaya (Moscú, 1941), de visita en México para presentar una retrospectiva de su trabajo en la Cineteca Nacional del 24 de junio al 3 de julio.

Nueve documentales que son un viaje personal a través de la vida en Rusia. Goldovskaya, testigo privilegiado de la desaparecida Unión Soviética bajo el poderío de Stalin, y, asimismo, activa participante de los cambios generados por la Perestroika de Mijaíl Gorbachov a finales de los años 80.

“El tema central de mis documentales es la memoria. Pasado doloroso que expongo desde la visión y el recuerdo de los que sufrieron el atropello del socialismo totalitario durante 70 años en mi país”, explica esta mujer tímida de ojos tristes, y sonrisa franca al responder las preguntas del público interesado, que abarrotó la sala 4 de la Cineteca Nacional de la capital azteca en la inauguración del ciclo —el pasado viernes 24— con la proyección de El sabor amargo de la libertad (2011), documental que indaga el asesinato de la periodista Anna Politkovskaya durante el gobierno de Putin.

El público mexicano tendrá oportunidad de disfrutar de Soloki Power (1987), primera película soviética que aborda la temática de los gulags —campos de trabajo y castigo utilizados por el Estado Soviético para encarcelar a los disidentes, adversarios del sistema. Testimonio conmovedor de uno de los métodos más represivos y hostigadores de la historia política del siglo XX.

El cine de Marina Goldovskaya (más de 30 documentales y unos 100 programas para la televisión internacional): visión panorámica del derrumbe de la aterradora quimera bolchevique. El socialismo real y el fracaso de un gobierno arbitrario. “Hago cine para mostrar, mis personajes son reales y dicen frente a mi cámara todas mis inquietudes. Me interesa indagar en sus emociones”, expresa una de las documentalistas rusas más influyentes de los últimos 30 años.

En conferencia de prensa el jueves 23, este reportero, a nombre de Cubaencuentro, le preguntó: ¿Conoce usted la situación de los derechos civiles en Cuba? “Estoy al tanto de lo que acontece en Cuba en materia de derechos humanos y represión. Se parece mucho a lo que sucedió en mi país entre los años 50 y 80. Pienso que mi documental Soloki Power es aplicable perfectamente al caso cubano. Estoy enterada de las unidades de ayuda al trabajo —la artista rusa se refiere a las Unidades de Ayuda a la Producción (UMAP)— que el régimen cubano implantó para encarcelar a los homosexuales y disidentes: copia fiel de los gulags de mi país. Vi una excelente película sobre eso, Conducta impropia, hace algunos años en Los Ángeles, y me parece terrible lo que en ella expone el camarógrafo Néstor Almendros. Los cineastas cubanos tendrán la tarea de desempolvar archivos y dar a conocer al mundo los atropellos que sufren los cubanos desde hace más de 50 años. Estoy segura que lo harán, tienen el deber de hacerlo”, concluyó la cineasta rusa.

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