Los cuartetos y el trío de cuerda de Leo Brouwer

Llega a las tiendas de discos el trabajo musical de un imprescindible. Juan Leovigildo Brouwer (La Habana, 1939), compositor, guitarrista y director de orquesta, emprendió estudios de guitarra a los 13 años atraído por la sonoridad flamenca y piezas de Tárrega que ejecutaba su padre —médico y aficionado a la guitarra—. Sobrino nieto del pianista y compositor Ernesto Lecuona, Brouwer fue discípulo de Isaac Nicola, quien lo conmina a realizar su primer recital a los 17 años. Como becario destacado de la Universidad de Hartford, profundiza sus conocimientos de composición con Stefan Wolfe en la prestigiosa Julliard School. Crea sus primeras obras bajo marcada influencia de Bartók y Stravinski: Preludio (1956) y Fuga (1959). Interesado por Joplin, la música popular cubana, el jazz y Los Beatles, fundó el Grupo de Experimentación Sonora del Instituto Cinematográfico de Cuba. Se trataba de un taller musical en el que aprendieron composición y armonía los trovadores Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Sara González y Noel Nicola.

The String Quartets/String Trio (Zoho Classix Music, 2011), que recibió un Grammy Latino al Mejor Álbum Clásico en 2010, confirma a Brouwer como referencia obligada de la música cubana contemporánea.

Obras como Estudios Simples, Sonograma1, Tarantos, Canticum, Parábola, Elogio de ladanza y La espiral eterna, entre otras, lo convierten en un guitarrista y compositor insoslayable de la música iberoamericana actual. Ha incursionado en los modos seriales abiertos (Nono, Xenakis…) con singulares aportes. En los años ochenta y noventa abrió su visión a un cosmos minimalista, con trabajos de ciertos guiños sonoros neorrománticos (Decamerón Negro, Sonata, Paisaje cubano con campanas…), que recupera los índices de Un día de Noviembre (1968) —banda sonora de la película homónima de Humberto Solás—. Es esta una pieza de equilibrados matices, encabalgados por los rumbos de Tárrega.

Yamir Portuondo (primer violín), Eugenio Valdés (segundo violín), Jorge Hernández (viola) y Deborah Yamak (cello) son los miembros de The Havana String Quartet, que por instancia de Brouwer se organizó en 1980. Este prestigioso cuarteto de cuerdas —capaz de asumir estilos musicales variados— ha colaborado con el guitarrista Elliot Fisk, el contrabajista Orlando Cachaito López, el cantante Ibrahim Ferrer y el percusionista Angá Díaz, entre otros.

En su repertorio aparecen composiciones de Revueltas, Ginastera, Villa-Lobos, Manuel Enríquez, Garrido Lecca y Brouwer: tradición y vanguardia de la música latinoamericana de concierto. La agrupación fue ganadora en el Festival de Música de Cámara de La Habana (1987) y, asimismo, reconocida en la edición de 2010 de Cubadisco con el Premio al Mejor Álbum de Música de Cámara.

The Havana String Quartet asume, en esta placa, la ejecución de Los Cuartetos 1 (1961), 2 (1968), 3 (1991-97) y 4 (2007) del autor de Tres danzas concertantes, complementado con el String Trio, de 1959.

Quartet 1 (To Memory of Bela Bartók) —“Energico”, “Allegretto”, “Lento”, “Finale”— explota el recurso de la simetría rítmica/armónica en consonancia tímbrica del contrapunteo característico del autor de The 6 String Quartets. Disolvencia melódica y pizzicato incitador en “Lento”. Constancia temática en una suerte de lenitiva seguidilla melódica.

Quartet 2 —“Rem Tene Verba Sequentur”— juega con lo aleatorio (intermitencia textual): improvisación en azares fluctuantes de los violines, diálogo con tenues e incitantes tabaleos de percusión japonesa, introducción de acuciante cromatismo, citas (Paganini, Ramaninoff), y virtuosismo de los concertinos.

En Quartet 3 se aprecian figuraciones segmentadas de acentos litúrgicos afrocubanos, divididas en cuatro partes (“Ritual Voice for New Year’s Eve”, “Through the Body of the Wind”, “Impossible Dance” y “The Rhythm of the Night Changed”). También, destaca el virtuosismo ejecutante en el logro de una conceptualización sonora percutiva a partir de la reverberación de las cuerdas. Las concordancias de los movimientos tercero y cuarto alcanzan fragores neorrománticos de inusitada belleza en contrapunteo con gráciles y pujantes referencias afrocubanas.

Quartet 4 es un allegro rítmico que recrea pujantes dicciones de la música popular cubana con inflexiones clásicas. Hay improvisaciones invocatorias del segundo violín, rebosadas de franqueza (primera grabación mundial de esta composición). La presencia recurrente de basas de la música tradicional cubana —sumario de toda la obra de Brouwer— se patentiza en este gozoso y representativo cuarteto, modelo de su trabajo más reciente.

String Trio (“Introduction - Rhythmic and precise”, “Allegro”, “Moderato e Calmo”, “Interludio - Adagio Molto” y “Finale - Allegro Giocoso”) es una obra juvenil de finales de los cincuenta. Fue concebida por Brouwer cuando se preparaba en la Julliard School. Explotación de interrupciones melódicas y desarrollo de textualidades lineales en matices de locuaz colorido sonoro. La obra fue Segundo Premio en el Primer Concurso de Composición Musical Amadeo Roldan, en La Habana, en 1961.

El álbum está creado desde la invocación: hay en las cinco composiciones, una suerte de elogio a esos retumbos barrocos, clásicos y románticos que obsesionan desde siempre al autor de Suite Guitarra y orquesta (From Yesterday to Penny Lane). The Havana String Quartet confirma con esta obra sus cualidades de conjunto de cámara de indiscutible peculiaridad interpretativa.

The String Quartets/String Trio, testimonio indispensable de uno de los grandes músicos de la historia de la cultura latinoamericana. Cuartetos y Trío para puntear la dicha que merecemos los cubanos: Allegro evocativo en infinita Toccatapara sonar juntos por el mundo, en cualquier rincón donde se escuche el armonioso hálito del montuno. Los cánticos de este disco, origen y causa de muchos sueños que pronto compartiremos. Sólo resta darle las gracias al Maestro.

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