Actualizado: 28/03/2024 20:07
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Salsa, Música

Un libro con el título incompleto

Sobre “Mi salsa tiene sandunga… y otros ingredientes”, de Sergio Santana

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Efectivamente, este libro hace un análisis muy completo de todos los elementos musicales latinoamericanos que fueron incorporándose a esa nueva forma de hacer la música, que fue la salsa, con detalles precisos de grabaciones, artistas, lugares, sellos disqueros, etc. Ya con eso sería suficiente para considerarlo un libro importante, pero en realidad ofrece mucho más que eso. Y es que usando la salsa como punto de partida, Santana emprende un viaje en tiempo y espacio, que nos va a llevar en un recorrido que cubre antecedentes de la música latina antes de 1960, y que de ahí en adelante hace un acucioso estudio de lo que se crea, y sobre todo de lo que se graba, desde esa fecha en todos los países latinoamericanos, y lo que a su vez, tiene que ver con la música de otros países latinoamericanos; es como ir analizando un gigantesco tapiz, puntada por puntada, explicándonos de qué está hecho, y qué significa. O sea, que en realidad habla también de muchos géneros musicales y su trayectoria en diversos países.

Es sacar una cuenta gigantesca del debe y el haber musical entre casi todos los países: qué artistas mexicanos cantaron en México; que géneros musicales cubanos se conocieron en Colombia; qué artistas dominicanos triunfaron en Estados Unidos; qué canciones cubanas se grabaron en Venezuela; y así sucesivamente, van surgiendo interrogantes que Santana contesta en detalle, por épocas y sitios. Las menciones a grabaciones, son infinitas, y en cada una de ellas, se analizan, los ingredientes musicales de los distintos países que la forman.

Un trabajo de investigación de “Toda una vida” , como el bolero de Osvaldo Farrés, pues aquí está la experiencia adquirida por el autor y expresada en los varios libros sobre música que tiene ya escritos. Como si se tratara de un libro de cocina, el autor nos da la receta detallada de los distintos géneros y/o instrumentos musicales de diferentes países que pueden aparecer en un número determinado; o seguir influencias de un determinado país en otros.

Y es que no estamos conscientes de que la música ha sido en Latinoamérica, un medio de comunicación tan usado como la palabra; no hay aduana ni frontera que pueda evitar ese flujo y reflujo, ese uso indiscriminado de la música de otros países en el propio, ese hecho natural de convertir en ídolos y favoritos los hijos de otro país, que no sea el nuestro. Y todo eso nos lo va diciendo Santana.

Este libro por supuesto, será para que lo tenga en la mesa de noche todo artista latinoamericano de nuestro tiempo, para que sepa lo que está haciendo, de donde viene y a donde va; los compositores, músicos, productores de radio, televisión, investigadores. No se puede tener una mejor comprensión global de lo que fue, es y puede ser la música latinoamericana, considerada como un totum, que este libro.

Y tenía que ser un colombiano el que lo escribiera. Hace muchos años, cuando ya estaba yo inmerso en el estudio de la música latinoamericana, y sobre todo, de su prueba más fehaciente ,la grabación, me llamaron la atención una serie de LP’s que contenían regrabaciones de viejos discos de 78 rpm, de distintos países latinoamericanos, y editados por la RCA-Victor de Medellín, Colombia. Lo mejor es que tenían notas detalladas del contenido de cada una de las grabaciones, datos sobre el autor y el intérprete de cada canción, fechas, lugar, todo. Lo curioso es que las notas de todos los discos venían firmadas por “Hernán Restrepo Duque”. Como no conocía todavía ningún libro de este señor, pensé que no existía, que no podía haber nadie que supiera tanto de músicas y artistas tan disímiles como el tango de Argentina, los boleros de Cuba, los corridos de México, los porros colombianos, etc. Pero existía, y tuve el gusto de conocerlo en Medellín, poco tiempo después. Conversábamos, y me preguntó qué sabía del grupo musical cubano “La Gloria Matancera”: Con una sonrisa, le contesté: “No, usted querrá decir “La Sonora Matancera”. Restrepo me sacó del error, yo que creía saber de música cubana, no sabía que existía “La Gloria Matancera”. Nos hicimos muy amigos, y lo bauticé como “El gurú de la música latinoamericana”.

Quiero aprovechar esta reseña, para reconocer el mérito de investigadores y escritores colombianos de la música popular latinoamericana , que siguiendo el ejemplo de Restrepo, han investigado y escrito sobre la música popular cubana, en cantidad y calidad increíbles: Se han escrito siete libros sobre la Sonora Matancera, y cuatro de ellos , por colombianos: El primero fue escrito por Carlos Serna y Marcos T. Barros, otro por Umberto Valverde, le sigue José Portaccio, y finalmente, el mejor por el Dr. Héctor Ramírez Bedoya, autor además de una excelente biografía de Celia Cruz, y biógrafo de Bienvenido Granda y Celio González en sendos libros. Se han escrito dos libros sobre Arsenio Rodríguez, uno por el norteamericano David García, y el otro por el colombiano Pablo Delvalle Arroyo, también autor de “El son es universal”, donde por supuesto, está Cuba. Valverde escribió también un magnífico libro “Celia, Reina rumba”, con un elogioso prólogo de Guillermo Cabrera Infante; José Arteaga se acuerda de Cuba en “Música del Caribe” y en “Oye como va… El mundo del jazz latino”. Así lo hace también Fabio Betancur en “Sin clave y bongó no hay son” . Gary Domínguez en uno de los libros básicos sobre este tema, se acuerda cumplidamente de Cuba en “El cuaderno latino de la salsa” ; Héctor Ulloque hace la biografía de la orquesta Aragón; José Portaccio escribe “La música cubana en Colombia, la música colombiana en Cuba”; Adriana Orejuela publica “El son no se fue de Cuba” y “Cancionero de la música cubana”; Jaime Rico Salazar, en una obra en cierta manera precursora de ésta por su carácter continental, escribe “Cien años de bolero”; También hablan de Cuba Adlai Stevenson y Enrique Muñoz en su libro “Sextetos afrocolombianos”. Recientemente Erasmo Padilla ha lanzado “Tengo un filin” con interesantes entrevistas a cultivadores cubanos de este género musical. Y por supuesto, entre los varios libros ya escritos por Sergio Santana, ya había uno titulado “Benny Moré, hoy como ayer” y participó con otros autores también colombianos, en el libro “Benny Moré sin fronteras”. El caleño Alejandro Ulloa, en su libro sobre la salsa en Colombia, en los primeros capítulos habla extensamente de la música cubana.

El Doctor Jaime Camargo, escribió un interesante dedicado al famoso pregón “El manisero” de Moisés Simons, y quizás fue la chispa para que varios colombianos se dedicaran a coleccionar versiones del Manisero, siendo posiblemente el barranquillero Jesús Guzmán el más importante , ya que pasan cómodamente de un millar sus “maniseros; También Medellín tuvo su revista, “El sonero del barrio” dirigida por Juan Carlos Angel. Darío Jaramillo Agudelo, en su bellísimo libro sobre la Poesía en la canción popular latinoamericana, analiza muchas cubanas. Y en el afamado “Carnaval de las Artes” que tiene lugar en Barranquilla todos los años, su director, Heriberto Fiorillo, incluye siempre artistas y músicos cubanos, y lo mismo sucede con el cabaret “Salomé” del escritor César Pagano, parada obligada de cuanta orquesta o cantante cubano visita a Bogotá. Y aún desde lejos, funciona esa inclinación colombiana por Cuba; el sello disqueros Caimán, era una combinación del empresario colombiano Humberto Corredor, y el cantante cubano Roberto Torres. Enrique Romero, colombiano radicado en Barcelona, editó allí por mucho tiempo, la revista “El manisero” cuyo nombre lo dice todo, y escribió un libro sobre la salsa y su procedencia cubana. Fabio Rincón lanzó su libro sobre Gloria Stefan, y en Medellín Héctor Fabio García Ayala, publicó por mucho tiempo la revista “El sonero del barrio”

Y habría que agregar los frecuentes artículos que aparecen de estos y otros autores, en dos revistas dedicadas a la música latinoamericana y publicadas una en Barranquilla, “La lira” dirigida diligentemente por Diógenes Royet, y otra en Cali, “Melómanos” dirigida por el entusiasta Orlando Montenegro, en ambas es frecuente la inclusión de temas cubanos, y lo mismo sucede con el diario cibernético, “Herencia Latina”, regenteado por Israel Sánchez. Y por supuesto, otros diarios y revistas de Colombia aluden frecuentemente a la música cubana y sus protagonistas. Un coleccionista e investigador, Jaime Jaramillo, realiza una labor extraordinaria, investigando en los archivos de los Estados Unidos, las fechas de entrada, muertes, etc. de muchos artistas cubanos y de otros países, e igualmente rescata grabaciones olvidadas, a través de un análisis incesante de lo que aparece en YouTube… Es increíble. Es un homenaje de pueblo a pueblo, y que debemos en alguna forma agradecer y reciprocar.

Y volviendo al libro de Santana, es bueno señalar que no se trata de mencionar meramente discos o canciones: es el análisis minucioso de los géneros musicales usados, instrumentos, y una evaluación de cada una de ellos. Hay también fotos, y se extraña la falta de un índice de autores y ejecutantes, pero este sería casi del tamaño del libro, y lo mismo sucede si se incluyera en otro índice el nombre de todas las canciones reseñadas. Me hubiera gustado escribir un libro así, aunque estoy seguro no lo hubiera hecho tan bien como lo ha logrado Sergio Santana.


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