Actualizado: 27/03/2024 22:30
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Béisbol: Clásico Mundial

En tierra de nadie

Los peloteros que viven en el exilio sienten malestar por no poder defender los colores de su bandera en el torneo.

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A medida que se acerca la fecha del Clásico Mundial de Béisbol y aumenta el sentido patriótico que lo sustenta, los jugadores cubanos que se desempeñan en las Grandes Ligas se descubren en un escenario difícil: en tierra de nadie.

Considerados traidores por el gobierno de la Isla —aunque héroes por la fanaticada—, los peloteros que están en el exilio sienten malestar por no poder defender los colores de su bandera.

"Es algo extraño y doloroso", comentó Danys Báez, cerrador de los Devil Rays de Tampa Bay. "Los venezolanos, los dominicanos, todos los que jugarán para sus naciones, están orgullosos de hacerlo; nosotros, por el contrario, nos encontramos en un limbo".

Cuando las autoridades cubanas hicieron pública su negativa a asistir al Clásico, muchos jugadores como Báez tuvieron la idea de formar un equipo con peloteros residentes en el exilio.

Pero el cambio de planes de La Habana, con el beneplácito de la Oficina del Comisionado de las Grandes Ligas, echó por tierra esa posibilidad, que desde el principio era considerada remota.

"Creo que existe talento suficiente entre los jugadores cubanos exiliados para formar un equipo de nivel", manifestó Alex Sánchez, jardinero de los Gigantes de San Francisco. "Un equipo de cubanos que no tenga nada que ver con el gobierno de allá, hubiera sido una cosa magnífica".

Sin embargo, todo parece indicar que un cubano, Liván Hernández, podrá participar en el torneo con la escuadra de Puerto Rico. El lanzador de los Nacionales de Washington reúne todos los requisitos para integrar la selección boricua.

De cualquier manera, el gobierno de La Habana ha recalcado su negativa a que Hernández se enfrente al equipo de la Isla en la ronda clasificatoria, que tendrá como sede San Juan, donde Cuba y Puerto Rico sostendrán el encuentro inaugural.

"No se está violando nada, porque Liván tiene derecho a jugar con ellos; reside allí, tiene propiedades…", explicó el agente del pitcher, Juan Iglesias. "En cuanto a la negativa de Cuba... ya veremos. Pero reconozco que es duro para el resto quedarse en sus hogares cuando lo mejor de cada país defiende el uniforme nacional".

A pesar de lo complejo de la realidad, la mayoría de los jugadores exiliados coinciden en que pedirle a las autoridades cubanas permiso para jugar no se contempla como una solución.

Los "traidores'' han sufrido mucho el desprecio del gobierno para considerar ahora la idea de sumarse al equipo que pueda presentar la Isla en la cita cumbre del béisbol profesional.

"Tuvimos que irnos arriesgando nuestras vidas, temimos por nuestras familias, nos tildaron de traidores", apuntó el relevista Eddie Oropeza. "Uno tiene un compromiso con su país y su gente, no con el gobierno. Eso no va a cambiar ahora".

Por supuesto que no.

Al anunciar que Cuba tomaría parte en el clásico, Fidel Castro expresó que por cada "desertor" surgían 10 jugadores con mejor calidad, en franca alusión a Orlando El Duque Hernández y el pinareño José Ariel Contreras, recién coronados campeones de la Serie Mundial con los Medias Blancas de Chicago.

Desde que René Arocha reabriera para los cubanos la senda de las Grandes Ligas a principios de los años noventa, la fuga ha sido constante y molesta para los rectores de la política en la Isla.

"Les duele que uno triunfe", agregó Báez. "Pero nos ha costado mucho trabajo, mucho sudor, casi el doble que al resto. Yo veo a mis compañeros latinos que se marchan a sus países cuando acaba la temporada y me digo que algún día será así también para los cubanos. Quisiera jugar por Cuba en el Clásico, pero una Cuba diferente".