Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Esperando al presidente

Obama, McCain y Clinton: ¿Qué se proponen con respecto a La Habana?

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En el caso de Cuba, a pesar de los alegatos de soberanía e independencia absolutas por parte de su gobierno, la vinculación con la política externa, e incluso interna, de Estados Unidos es fundamental.

El régimen de La Habana sustenta la mayor parte de su visión y ejecutoria, en cuanto a restricciones de derechos humanos y libertades civiles, en la aducida agresividad de los sucesivos gobiernos estadounidenses para con la Isla. Los medios y las autoridades reciclan y refrescan constantemente ante la población anécdotas del aventurerismo de la CIA y organizaciones terroristas de exiliados, referentes a intentos de atentados a Fidel Castro y agresiones en hoteles y otras instalaciones, ocurridas varias décadas atrás. Pero el plato fuerte lo constituye el embargo al comercio, el cual se describe con exagerados detalles que pretenden presentar al país como una plaza sitiada por el imperialismo.

Lo verdaderamente asombroso es que esta propaganda surta efecto en grandes esferas del Tercer Mundo, Europa y en sectores "progresistas" de Estados Unidos, cuando lo cierto es que actualmente ese país es el tercer socio comercial del gobierno cubano en el continente, detrás de Venezuela y Canadá, y delante incluso del gigante brasileño.

De todo lo anterior se desprende el interés que reviste comparar las posiciones hacia La Habana del próximo presidente de Estados Unidos. John McCain, el nominado por los republicanos, aboga por continuar la política de Bush, es decir, el llamado embargo, hasta que haya elecciones libres, organizaciones de derechos humanos y medios de comunicación independientes.

McCain ha reconocido que descansará en los consejos de los tres representantes republicanos, Ileana Ros-Lehtinen y los hermanos Mario y Lincoln Díaz Balart para todo lo concerniente a las relaciones con La Habana. Considera a Raúl Castro como un sujeto inaceptable para considerar una actitud diferente respecto a Cuba.

Dos visiones demócratas

Del lado demócrata, el senador Barack Obama ha adelantado su intención de levantar las restricciones del gobierno de Estados Unidos en los viajes de cubanoamericanos y en el envío de remesas a la Isla. Dice estar dispuesto a establecer un diálogo con La Habana en su primer año de mandato.

Hillary Clinton ha definido claramente su enfoque sobre las relaciones de Estados Unidos con Cuba. "No es el momento para considerar mayores ventas o amplios cambios en nuestra política hacia Cuba", ha dicho la senadora. "Hasta que esté claro qué tipo de políticas podrían venir con un nuevo gobierno [cubano], no podemos hablar de cambios de las políticas estadounidenses hacia Cuba", puntualizó en una declaración.

Ya esto marca una diferencia con la rígida posición de la actual administración republicana, que impone toda una serie de precondiciones al régimen para implementar cambios en las relaciones. Una especie de ley del todo o nada que ha favorecido la inalterable postura inmovilista de Fidel Castro. La aspirante demócrata deja claro la voluntad de modificar su posición tan pronto se produzca un movimiento significativo en el gobierno de Cuba. Tampoco ha hecho exclusiones a priori acerca del nuevo gobierno.

No obstante oponerse a levantar el embargo gratuitamente, la senadora hace tiempo que ha apoyado sostenidamente los viajes humanitarios de familiares. Ella votó en 2003 y en 2005 a favor de enmiendas para aflojar las restricciones a los viajes de familiares impuestas por la administración Bush.

El senador demócrata por Nueva Jersey, Robert Menéndez, ha declarado que la posición abrumadoramente mayoritaria entre los votantes cubanos es consistente con el enfoque de Clinton. Es obvio que los tres representantes cubanoamericanos y consejeros de McCain opinan lo contrario.

De todos modos, cualesquiera que sean los candidatos y el ganador de las elecciones, la actitud de La Habana es la que podría dar pie a una evolución favorable, o no, en las relaciones con Washington. No caben dudas que dependerá de la experiencia y la política del nuevo inquilino de la Casa Blanca que una posible transición sea favorecida o entorpecida.


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