Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Nicaragua

Ortega y la pesadilla

Elecciones generales del domingo: ¿Hacia dónde va el país centroamericano?

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Nicaragua está en la cúspide de un reajuste político. Aun si el sandinista Daniel Ortega ganara las elecciones, es un hecho que los bloques de votantes de los pasados 16 años se han ido debilitando por las disensiones constantes de muchos de sus miembros.

Comenzando en 1990, cuando Violeta Chamorro derrotó limpiamente a Ortega, los liberales han mantenido la fidelidad del 60 por ciento del electorado y los sandinistas la de un 40 por ciento. Este cinco de noviembre, Ortega —quien está a la cabeza en las encuestas— pudiera atravesar la línea final con un 35 por ciento si llega a sobrepasar a su rival más cercano con sólo cinco puntos.

En un terreno multipartidista sin precedentes, que Ortega gane en la primera vuelta es completamente posible. Si hubiera una ronda de desempate, las esperanzas que tiene de recobrar la presidencia serían olvidadas para siempre.

Que Ortega asuma el mando nuevamente es una verdadera pesadilla. Es un admirador de Hugo Chávez y Fidel Castro sin tapujos. Su victoria le daría a ellos un fuerte empujón después de los consabidos retrocesos sufridos en Perú, Ecuador y, especialmente, en Naciones Unidas, donde Venezuela fracasó al tratar de ganar un asiento no permanente en el Consejo de Seguridad. A pesar de eso, aun cuando no haya cambiado su línea, Ortega no va a tener libertad de acción.

La casa de Ortega… y de Jaime Morales

Para comenzar, el candidato sandinista estaría sirviendo durante un término de cinco años en el que no habrá reelecciones. Sus partidarios —tanto antiguos como nuevos— pudieran constreñirlo en el frente económico.

Jaime Morales Carazo, quien en caso de ganar será su vicepresidente, vio sus propiedades confiscadas durante la década de 1980, incluyendo su casa, la misma en la que vive ahora Ortega. ¿Permitirán Morales y otros contras que son ahora danielistas un nuevo asalto a la economía? ¿Permanecerán los antiguos comandantes —muchos de los cuales están prosperando en el sector privado— con los brazos cruzados?

Sólo si la economía continua en la sólida ruta de la macroeconomía en que está hoy, Ortega sería capaz de cumplir con su partido. Más preocupantes son las estrategias políticas que podrá usar para alcanzar su posible victoria. ¿Sería capaz de recurrir al fraude para asegurar la victoria en la primera ronda electoral?


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