La nacionalización de sectores estratégicos de Venezuela, como la electricidad y las telecomunicaciones, y un profundo cambio en el gabinete ejecutivo han marcado el inicio de una nueva etapa para la denominada "revolución bolivariana", liderada por el presidente venezolano Hugo Chávez, que comenzó oficialmente tras su juramentación por tercer período consecutivo.

Todo apunta a un mayor control del Estado sobre las empresas privadas, la conformación de un partido único y una reforma constitucional que dará paso a la "República Socialista de Venezuela".

La Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela, privatizada en 1991, pasará a manos del gobierno, como lo anunciara el mandatario durante la envestidura de su nuevo tren ministerial, dos días antes de su toma de posesión. Se trata de una de las empresas más grandes del país, que cotiza en la Bolsa de Nueva York y cuyos accionistas incluyen a la norteamericana Verinzon.

"Todo aquello que fue privatizado, nacionalícese", anunció Chávez. "Recuperemos la propiedad social sobre los medios estratégicos de producción", añadió.

Los planes de esta nueva fase, que Chávez ha denominado "socialismo del siglo XXI", incluyen asumir la administración de empresas como Electricidad de Caracas, adquirida recientemente por la estadounidense AES.

El futuro de Venezuela

Los anuncios han provocado el desplome inmediato de las acciones de ambas compañías. Tanto, que sus cotizaciones fueron suspendidas en la Bolsa de Valores de Caracas, a espera de mayores explicaciones sobre el destino de estos sectores.

Analistas auguran para Venezuela un modelo autoritario en lo político y estatista en lo económico. Para el experto Carlos Romero, "los anuncios realizados por el mandatario venezolano, incluso antes de tomar posesión, prenden las alarmas en América Latina sobre el futuro del país".

En cuanto a la nacionalización de empresas eléctricas y de telecomunicaciones, el economista Francisco Vivancos avizora "grandes monopolios públicos enormemente ineficientes, tal y como ocurría en el pasado".

El líder de la oposición, Manuel Rosales, fue categórico ante las declaraciones de Chávez: "El gobierno marcha hacia un sistema marxista-comunista".

La mayor incógnita para los especialistas en materia económica, tiene que ver con el Banco Central de Venezuela y la nueva política monetaria.

Durante su intervención en el Teatro Teresa Carreño, ante su nuevo gabinete ejecutivo, Chávez cuestionó la autonomía del instituto emisor. Uno de los directores más reconocidos de la institución, Domingo Maza Zavala, ha aclarado que "no se puede concebir un Banco Central sin autonomía para cumplir su función de lograr la estabilidad de precios y preservar el valor de la moneda". Lo que establece la Carta Magna vigente, aprobada en 1999.

"Al pan, pan y al vino, vino. Eso es comunismo", aseveró Erik Eckvall, analista político de Caracas, al diario norteamericano The Wall Street Journal. "Está claramente diciendo que el Estado debe ser el dueño de los medios de producción", agregó.

Según el mismo periódico, Chávez terminó la intervención usando la despedida típica de Fidel Castro: "patria o muerte, triunfaremos!".

Caras nuevas… y radicales

Los anuncios realizados por el presidente venezolano sobre el rumbo que tomará el país a partir de esta nueva etapa, comprenden la llegada de 15 nuevas figuras de las filas de los partidos que apoyaron su candidatura y la salida de la vicepresidencia de José Vicente Rangel.

Distintos analistas en Venezuela coinciden en calificar a Rangel como el operador político por excelencia de la administración del mandatario venezolano.

Periodista y abogado, nacido en 1929, militó en el partido Movimiento al Socialismo, estuvo exiliado en Chile durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y fue candidato a la presidencia en distintas oportunidades.

Apoyó a Chávez cuando asumió la primera magistratura en 1999 y en su gobierno ha ocupado la Cancillería, el Ministerio de la Defensa y más tarde la vicepresidencia.

La promesa de profundizar el denominado "socialismo del siglo XXI", el cambio de la Constitución, la creación de un partido único y la nueva política comunicacional del gobierno venezolano, forman parte del paquete de reformas de la nueva etapa, que parece requerir de figuras incondicionales con la actual administración.

Rangel, conocido por su capacidad de mediar entre el gobierno y los factores que le son adversos, sale para dejar paso a militantes más jóvenes del partido Movimiento Quinta República y del Partido Comunista, que han expresado abiertamente su compromiso con el proyecto político de Chávez.

"No fue fácil para mí tomar la decisión de relevar a José Vicente Rangel, porque es uno de esos pitchers estrella y porque siento el afecto y el respeto de un hijo a un padre", dijo el mandatario al momento de anunciar su decisión. Comentó que podría decirse que hizo el cambio "obligado, quizás por las circunstancias".

Jorge Rodríguez, quién asumirá el cargo tras la salida de Rangel, formó parte de la directiva del Consejo Nacional Electoral que organizó el referéndum revocatorio de 2004, en el que resultó ratificado Chávez en la presidencia.

Sectores que tradicionalmente mantuvieron un canal de comunicación abierto con la vicepresidencia, como la Iglesia, los partidos políticos y los empresarios, han expresado preocupación por el debate que comienza a propósito de esta nueva legislatura.

El tema de los medios de comunicación privados y la construcción de una hegemonía comunicacional e informativa, tal y como lo ha reconocido el director de Telesur, Andrés Izarra, forman parte de la promoción del "nuevo socialismo". Una tendencia que deja por fuera a figuras como José Vicente Rangel, periodista, abogado y político que promovió el diálogo con distintos sectores de la oposición en el país.

Según destacan diarios de circulación nacional, por primera vez en sus 76 años, el Partido Comunista de Venezuela tendrá un representante en el gabinete. El diputado David Velásquez, quien deja la Asamblea Nacional para ocupar el Ministerio de Participación Popular y Desarrollo Social, aseguró que su despacho "estará alineado con el socialismo y con la revolución para que nada detenga las políticas que plantea este gobierno".

El futuro de Rangel todavía se desconoce, aunque distintos medios de comunicación se aventuran a pronosticar que asumirá la Embajada de Venezuela en Chile, país en el que conoció a su actual esposa y en el que permaneció exiliado durante la dictadura de Pérez Jiménez.

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