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Actualizado: 02/05/2024 23:14

Irlanda del Norte

Un nuevo capítulo hacia la paz

El Partido Democrático Unionista y el Sinn Fein se comprometen a gobernar conjuntamente el Ulster tras décadas de conflicto.

Después de más de tres décadas de conflicto y casi 4.000 muertos, el Partido Democrático Unionista (DUP), del reverendo Ian Paisley, y el Sinn Fein, de Gerry Adams, se han comprometido a gobernar conjuntamente Irlanda del Norte a partir del próximo 8 de mayo. Tras llegar a un histórico acuerdo el pasado 26 de marzo, unionistas y republicanos ponen fin al drama que se ha vivido en la también conocida como provincia del Ulster.

El acuerdo convertirá a Paisley en primer ministro principal del Ulster y su adjunto será Martin McGuinness, "número dos" republicano y ex comandante del Ejército Republicano Irlandés (IRA).

El 27 de marzo, un día después de la firma del acuerdo, el Parlamento británico aprobó con el apoyo de todos los partidos una ley introducida por el gobierno con carácter urgente, a fin de hacer efectivo el acuerdo alcanzado entre católicos y protestantes para compartir el poder en el Ulster.

En una apresurada jornada, la legislación pasó ese día todos los trámites, tanto en la Cámara de los Comunes como en la de los Lores, luego recibió la sanción real.

Al comienzo del debate en la Cámara de los Comunes, el ministro británico para Irlanda del Norte, Peter Hain, destacó que el pacto ha resonado en todo el mundo como "una manifestación gráfica del poder de la política sobre la intolerancia, el rencor y el horror".

"Estos adversarios implacables han dicho, individual y colectivamente, que ahora es el momento de que el Ulster avance hacia una nueva era", añadió.

Paisley, quien aseguraba hasta hace poco que "nunca, nunca, nunca" se sentaría en un gobierno de poder compartido con el Sinn Fein, brazo político del IRA, calificó la jornada como un "buen día" para el Parlamento, para el Reino Unido y para la gente de Irlanda, "del norte y del sur".

"Esto es sólo una estrella de esperanza y debemos recordarlo", advirtió no obstante, y destacó que aún quedan por hacer "algunos importantes sacrificios para que esta estrella no sea como muchas otras".

La nueva ley permite el traspaso de competencias a un gobierno de poder compartido en el Ulster el 8 de mayo, fecha fijada por unionistas y republicanos en su acuerdo. Además, anula las provisiones que dan amparo legal al acuerdo de Saint Andrews, presentado por Londres y Dublín el pasado octubre en Escocia y aceptado entonces por todos los partidos.

Éstas establecían que si para el 26 de marzo no se lograba un pacto de gobernabilidad, Londres suspendería indefinidamente la Asamblea norirlandesa y los salarios de sus miembros, al tiempo que pasaría a administrar la región en estrecha cooperación con Dublín.

El hombre que derrotó al IRA

Figura dominante y siempre controvertida, el reverendo Ian Paisley (80 años) pasará a la historia como el hombre que derrotó al IRA, según unos, o el traidor que aceptó formar gobierno con un "partido de terroristas", el Sinn Fein de Gerry Adams, en opinión de los unionistas más extremos.

"Llevaré a la tumba mis convicciones", afirmó no hace tanto el líder de DUP.

A primera vista, el octogenario dirigente protestante, apodado "Doc" (doctor) o "The Big Man", ha roto su palabra.

Después de que el IRA eliminase todas sus armas y el Sinn Fein aceptase finalmente la autoridad de la Policía y la Justicia norirlandesas, los partidarios de Paisley creen que el reverendo se ha ganado el derecho a gobernar con "terroristas arrepentidos", según sus propias palabras.

Sus detractores, por el contrario, recuerdan que sus intentos de "aplastar" a los republicanos han fracasado y que con éstos en el Ejecutivo del Ulster y el aliento de Dublín en la retaguardia, la puerta hacia la reunificación de la isla continúa peligrosamente abierta.

Paisley ha demostrado al final de su carrera una flexibilidad desconocida. A pesar de no haber cruzado jamás una sola palabra con su futuro adjunto en el Ejecutivo, Martin McGuinness, el pacto con el Sinn Fein podría poner punto final al conflicto en Irlanda del Norte. Si el proceso se consolida, entonces la historia lo absolverá.

De insurgente a negociador

De ex comandante del IRA a jefe negociador del Sinn Fein durante el proceso de paz, el republicano McGuinness, futuro viceministro principal del Ulster, encarna mejor que nadie el tortuoso viaje hacia la paz del nacionalismo radical irlandés.

"Estoy muy, muy orgulloso de ello", dijo McGuinness en 1973, al ser condenado por pertenencia al IRA. Algo que confirmó sin rubor 28 años después, cuando confesó que había sido el "número dos" de la banda el 30 de enero de 1972, año del denominado "Domingo Sangriento" en Derry.

Con la voz quebrada por la emoción, afirmó lo mismo hace dos meses en Dublín, durante una conferencia especial del Sinn Fein. Aunque en esa ocasión tiró de sus credenciales republicanas para pedir a sus correligionarios que aceptasen, por primera vez en su historia, la autoridad de la Policía y la Justicia norirlandesas.

Era el final del trayecto para una organización que ha causado casi 4.000 muertos en las más de tres décadas de conflicto armado en Irlanda y el Reino Unido.

No es extraño que al reverendo Paisley, próximo jefe del Ejecutivo norirlandés, le haya costado aceptar como adjunto a uno de los representantes del partido que juró "destruir" no hace tanto tiempo.

Detrás queda un proceso complejo y hasta con algunas anécdotas curiosas. En las rondas de conversaciones con los partidos organizadas a lo largo de los años por los gobiernos británico e irlandés, los responsables de protocolo se las veían negras para que los negociadores, encerrados en habitaciones diferentes, no coincidiesen ni en los servicios sanitarios, por ejemplo.

¿Retirada de Blair?

Analistas políticos británicos consideran que el primer ministro Tony Blair, podría aprovechar la euforia en torno a la formación de un gobierno de poder compartido en Irlanda del Norte, para anunciar la fecha de su retirada de la política.

Aunque fuentes de Downing Street se han negado a confirmar cuándo el líder laborista hará el anuncio político más esperado del año, en medios periodísticos se cree que la constitución de un gobierno entre el Sinn Fein y los unionistas en el Ulster podría ofrecerle esa oportunidad.

Perseguido por el desastre de la guerra en Irak y el aún mayor de la posguerra, que ha erosionado su popularidad y la de su partido, Blair podrá presentar la reconciliación de esos dos enemigos históricos como su gran legado político.

Aunque en la oficina del Primer Ministro insisten en que no tiene aún decidido cuándo comunicará al país su retirada, prometida para este año, es decir, a mitad de su tercer mandato, tendría sentido que lo hiciera ese día, como apuntó recientemente Financial Times.

En efecto, las elecciones autonómicas de Escocia y Gales, previstas para el 3 de mayo, podrían ser una nueva ducha de agua fría para Blair y los laboristas, ya que, según indican los sondeos, el Partido Nacional Escocés puede convertirse en mayoritario en el Parlamento de Edimburgo.

No es este último resultado el previsto precisamente por el líder laborista al promover la autonomía escocesa junto a las de otras partes del Reino Unido, pero la deriva nacionalista ha seguido su curso y ha provocado tensiones en el norte y sur de las Cheviot Hills, cadena montañosa que separa Escocia de Inglaterra.

El anuncio del día concreto de la retirada de Blair podría relegar a segundo plano la polémica que sin duda provocarán entre los laboristas los malos resultados de las elecciones autonómicas y las locales, que se celebran el mismo día y les serán también adversas, estiman los sondeos.

Al margen del provecho político que el Primer Ministro británico saque al tema, lo cierto es que estamos ante un acuerdo histórico, ejemplo de negociación para otros conflictos que todavía existen en Europa o América Latina.

El diario español El País resaltó en un editorial del pasado 27 de marzo, que "ver a dos enemigos obligados a cooperar y a buscar gobernar desde un obligado consenso es el gran éxito de todo este proceso. Ninguno ha renunciado a sus objetivos finales —el Sinn Fein, a una Irlanda unida; Paisley, a ser parte del Reino Unido—, sólo que, en el proceso, se van a ir diluyendo y perdiendo sentido".

El diario español también argumentó que las cuestiones concretas que afectan el bienestar toman precedencia sobre las de soberanía. Pese a las distancias conceptuales y de situación, son lecciones que pueden servir para el caso vasco, que siempre se ve en el espejo del Ulster. Todos han comprendido la inutilidad de la violencia sectaria y del terrorismo.

Ha sido una victoria del sentido común, facilitada por los ex terroristas que supieron abandonar las armas y un líder octogenario capaz de adaptarse a las nuevas realidades. Todo un ejemplo.

© cubaencuentro

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