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Actualizado: 16/05/2024 10:29

Ecuador

Victoria y Do de pecho

El poder del que ya se siente cacique: ¿Será Rafael Correa capaz de respetar el límite que separa el avance para su pueblo y la gloria para su persona?


La demoledora victoria del presidente ecuatoriano Rafael Correa no parece un hecho inédito, si ponemos oído a la historia continental. Hay como un eco, un rescoldo, una vibración en Re, que no es precisamente un acorde musical. Refundar, resignificar, revolución. Ya hemos escuchado su retintín, su Do de pecho y su efímero jolgorio.

No se puede ocultar que Correa arrasó, en pro de la nueva Constituyente, con una oposición corroída desde la entraña, no apta para la lidia que el economista le planteaba. Pero si algo ha de tener en cuenta la vigilancia democrática ecuatoriana es que Carondelet no impida que la actual u otra oposición renazca y cumpla al cabo su papel.

Recuérdese que no hace mucho el ex presidente Ricardo Lagos dijo que la oposición es parte de la gobernabilidad, y esto, en términos políticos, coloca un piso al progreso general y la paz pública.

La destrucción del antagonista ha distinguido la actividad política de Chávez, empeñado tenazmente en quitar del camino a la oposición. Ha sido asimismo el propósito invariable de Fidel Castro: quedar solo, con el trono y el cetro. Donde esto no ha sucedido, la democracia ha hallado sus asideros.

Entre la fiesta y la vigilia

La reiteración de la historia, sin embargo, quizá no tome por sorpresa a los ecuatorianos. A más de un observador en Chile le pareció curioso que en varias entrevistas anónimas a ecuatorianos que viven aquí en Santiago de Chile y que acudieron a la votación, se apoyara al oficialismo, pero "tenemos todos un poco de miedo de que Correa coja mucho poder y la democracia se pierda", dijo una señora.

Otro, que también se manifestó a favor del régimen, dijo que el proceso podría desviarse "por temas tipo Chávez" y con ello "coartar la opinión".

Al parecer, las amenazas que Correa ha lanzado, entre otros sectores, contra los empresarios y la prensa, generó una postura atenta no sólo en los centros de poder político opositor, sino entre muchos ciudadanos que, incluso con simpatías hacia el proceso, tratarán de que no se menoscaben sus derechos. Por estos lares se desplegará la lucha política en los tiempos venideros.

Persuadidos de lo anterior, un periodista que ya conoce la fuerza pero que todavía reta al poder, sugirió que cada medio envíe a los más calificados corresponsales a donde sesionará la Constituyente, para que cubran las posibles "maniobras, amarres y encerronas que caracteriza a esta clase de cuerpos legislativos".

Jorge Vivanco, subdirector de Expreso de Guayaquil, invitó también al presidente a individualizar sus ataques contra la prensa, los más recientes en el contexto electoral y dentro de "una oratoria" que calificó de "verborragia incontenible".

Eduardo Delgado, ex sacerdote salesiano, adscrito a la Teología de la Liberación y líder de Ecuador Decide, apoya a todo trance la política de Carondelet, pero sostiene: "vamos a hacer de veedores con la participación y movilización del pueblo".

Aunque al parecer no serán pocos los que se darán a la tarea de cuidar, ya en un plano u otro, que las promesas se cumplan, muchas veces ese mismo cuidado de sus intereses podría reprimir las ínfulas caudillescas que con bastante frecuencia envuelven las declaraciones de Correa.

Libertad de prensa, pero…

A poco de que se conocieran los primeros datos preliminares (con el 91,57% de actas nacionales revisadas, el Movimiento Alianza País podría hacerse con 80 escaños de los 130 curules), el mandatario reiteró: "no nos interesa controlar la prensa", pero casi de inmediato añadió que "el libertinaje" es pernicioso para la democracia.

Entre el "libertinaje" y "los medios que hacen tabla rasa" de la Constitución, Correa recordó que "no hay libertad sin responsabilidad". Cabría preguntarse, sin embargo, en qué consiste la responsabilidad y qué forma asume el libertinaje para el economista. Además, debió mencionar cuáles son los medios que hacen tabla rasa de las leyes.

Estos usuales vacíos en los dichos del mandatario fueron los que llevaron a Jorge Vivanco a pedirle aclaraciones.

Lo que sí es seguro es que su admirado Hugo Chávez le donó cinco millones de dólares para instalar un canal estatal, el cual comenzará sus transmisiones dentro de un mes, al mismo tiempo —nada casualmente— en que inicia sesiones la nueva asamblea. El jefe del gobierno aseguró que Chávez no tendrá influencia sobre el canal que pagó.

Si bien Correa niega vínculo entre el dinero de Venezuela y las ambiciones políticas de Chávez, sí lo hace con respecto a la oposición: "hay una relación nefasta entre medios de comunicación y poderes económicos y políticos".

Resulta ya una realidad a voces que Correa pretende regular "los canales vinculados al sector bancario" a través de la Constituyente. ¿Podría captarse aquí la influencia de Chávez, sumamente criticado en casi todo el planeta por el cierre de RCTV?

Entre contradicciones y engañifas, como decir que la televisión pública no responderá a intereses del gobierno, el Expreso de Guayaquil le enrostró la utilización de dineros públicos, con la anuencia de la contraloría, para realizar la vasta campaña que lo condujo a la favorable situación actual.

Una vez aprobada la Constituyente y disuelto el zarandeado Congreso, se convocará a elecciones anticipadas donde Correa gozará de todas las ventajas para añadir un nuevo período al que cuenta en el poder.

Otras contradicciones

En lucha infructuosa por poner velo sobre sus intenciones, un Correa descrito como conciliador y sereno, a pesar de la victoria, propuso, en un discurso leído, que dialogará con todos los sectores. Sin embargo, pronto advirtió que no hablará con quienes no vayan al diálogo "con sentido patriótico ni con quienes defiendan intereses privados ni corporativos".

No resulta empeño fácil descifrar a Correa. En la idea con todos, pero con excepciones, anuncia un retruécano en momentos en que la claridad de su postura constituye un requisito de orden prioritario. Para desentrañarlo, habría, en primer lugar, que saber qué entiende el mandatario por "sentido patriótico". ¿Serán los que lo siguen los únicos que encarnan tal sentido?

Además, la exclusión de los intereses privados y corporativos marcaría, acaso desde ahora, el signo de sus ganas, es decir, otro merodear por el quehacer de Chávez. Como si los exiliados del diálogo "con todos" no fueran suficientes, Correa echó de la mesa, todavía sin mantel, a los líderes opositores Lucio Gutiérrez y Álvaro Noboa.

Con poca paciencia

Los hombres con ancha vena de mando no suelen tener paciencia, y el economista ecuatoriano, de 44 años, no constituye excepción. Todavía no se apagaban los comentarios sobre su victoria cuando le lanzó no un dardo, sino una andanada, a las petroleras que trabajan en Ecuador. El Estado se apoderará del 99% de los ingresos extraordinarios que reporta el petróleo, frente al 50% de otrora. Así, las arcas estatales se beneficiarán con 800 millones de dólares.

Aunque levantó densa polvareda, la medida no significa mucho para las ganancias enormes de la industria del hidrocarburo. El punto reside en que, cuando el polvo no llegaba todavía al suelo, se anunciaron auditorías con el propósito de determinar cómo marchan los convenios contractuales que casi desde 1996, cuando se negociaron, gravitan en medio de la polémica sobre el oro negro.

Puesto el traje a la medida cortada por Chávez, Correa dijo que si las petroleras reclaman por la nueva distribución de excedentes, también les retirará el uno por ciento que les dejó como "concesión". Y es el traje de Chávez, porque cuando no se escuchaba una sola protesta, la amenaza ya estaba en el aire.

Pero la bravata viene con el poder del que se siente ya cacique. "Si empiezan a molestar, hago un nuevo decreto diciendo que el ciento por ciento de esas ganancias son para los dueños del petróleo, que son los ecuatorianos", manifestó.

¿No se escucha un retintín añejo, vacío de realidad y sin valor para quienes ponen oído a lo que trae el viento? ¿Será Correa capaz de contenerse, de respetar el límite que separa el avance para su pueblo y el poder para su persona? ¿Logrará esa ancha vena anhelante llegar solo hasta allí, hasta donde ordena el amor por los ecuatorianos? Muchas veces ha fracasado esta última pregunta, este legítimo deseo.

© cubaencuentro

2 Comentarios


2 by Alicia MAravillosa (Usuario no autenticado) 10/10/2007 22:50

Los gobernantes que se merecen o los que se les imponen por la fuerza y la traición a la democracia. Este falso demócrata liberará a ECuador de su persona cuando la rana críe pelo.

1 by Cada pueblo tiene los gobernantes que (Usuario no autenticado) 10/10/2007 10:30

se merece.

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