Correa logra la reelección en primera vuelta

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, logró el domingo una histórica reelección para un nuevo mandato de cuatro años, en los que enfrentará la embestida de la crisis económica mientras lidia con la amenaza de millonarias demandas de inversores extranjeros, informó Reuters.

Escrutado el 70,36% de los votos, el mandatario socialista tenía un 51,72% de sufragios, según el Consejo Nacional Electoral (CNE). Le seguían, en segundo lugar, Lucio Gutiérrez, con el 27,98% y, en tercer lugar, el empresario Álvaro Novoa, con un 11,61%, reportó EFE.

"Esta revolución está en marcha y nada ni nadie la detiene (...) hoy se gana en una sola vuelta, es algo inédito, un hecho histórico", dijo Correa y aseguró que sus aliados habrían ganado el 70% de las prefecturas regionales y una holgada mayoría en el legislativo.

"Jamás les fallaremos. ¡Hasta la victoria siempre!", exclamó tras recibir las felicitaciones de ministros y seguidores que cantaban "una sola vuelta, Ecuador".

La amplia diferencia entre Correa y su contendor más cercano evita una segunda medición por primera vez en 30 años de democracia ecuatoriana.

Gutiérrez, quien denunció irregularidades en el proceso de votación, se declaró oficialmente oposición pese a que inicialmente dijo que no reconocería la victoria de su contrincante hasta conocer los datos definitivos de la autoridad comicial.

"Estamos en la oposición, pero una oposición firme, una oposición digna", dijo el militar retirado, quien lideró en el 2000 un exitoso pero breve golpe de Estado.

Correa ha prometido abrir un nuevo ciclo político-económico en la volátil nación andina aplicando la nueva carta magna de corte socialista, que lo convirtió desde el año pasado en el gobernante más poderoso en la historia reciente de Ecuador.

Pero, el desplome de los precios del petróleo, la caída de las remesas y las golpeadas exportaciones agropecuarias comprometen los recursos para los proyectos sociales que han sostenido su popularidad en un país donde ningún presidente logró acabar su mandato en la última década.

"Correa está en la mira de todos los ecuatorianos y debe seguir con una inversión social adecuada, de lo contrario, su administración durará poco tiempo", dijo Karen Cabrera, una veterinaria de 32 años, en Guayaquil.

El partido de Correa, Acuerdo País, proyecta además obtener una mayoría en la nueva Asamblea Nacional que le permitiría sacar adelante reformas legales clave para dotar de más poder económico al gobierno y mayor control sobre instituciones como el Ejército, los medios de comunicación y las cortes.

Entre retos y críticas

Pese a que sus adversarios lo tildan de autócrata populista, la mayoría pobre aplaude su mano dura contra los inversores extranjeros, de los que ha obtenido más recursos con agresivas negociaciones de contratos que le han permitido financiar subidas de salarios, escuelas y hospitales.

Alineado con el ecléctico "socialismo del siglo XXI" que patrocina Caracas, el economista de 46 años se ha mostrado hasta la fecha menos radical que su aliado venezolano Hugo Chávez, quien ha nacionalizado amplios sectores de la economía, expropiado tierras y sacado del aire una televisión opositora.

"Se llama socialismo del siglo XXI porque nadie en su sano juicio en nuestros días puede pensar en estatizar los medios de producción", dijo Correa en una entrevista con un canal local.

Correa dejó de pagar el año pasado los tramos de la deuda externa que considera "ilegítimos" y ha asegurado que se mantendrá firme con las transnacionales y los "buitres de Wall Street", a los que acusa de haber saqueado el país por décadas forzando la emigración de millones de sus compatriotas.

No obstante, el forcejeo con los capitales internacionales ha levantado la amenaza de demandas por casi 13.000 millones de dólares, más que el presupuesto del 2009, a las que se podrían sumar las de acreedores externos que no acepten el fuerte descuento propuesto para recomprar los bonos en moratoria.

Su Gobierno ya ha tenido que gastar la mitad de las reservas en apenas seis meses, el desempleo sube y la inflación escala, mientras el crecimiento se ralentiza poniendo en jaque el gasto público e incluso la dolarización que es respaldada por la mayoría de ecuatorianos.

"A menos que rectifique, su política heterodoxa y centralista podría llevar a un creciente deterioro de la economía y poner bajo presión los pilares que sustentan la dolarización", dijo Alberto Ramos, analista de Goldman Sachs en una nota a clientes.

El presidente ecuatoriano asegura que lo peor de la crisis para el mayor exportador mundial de bananas ya ha pasado, reiteró que mantendrá el dólar como moneda oficial pese a la merma de los ingresos y se mostró un poco más suave en sus palabras hacia los sectores empresariales que lo critican.

"Nos necesitamos mutuamente, aunque no nos caigamos bien", dijo Correa, economista formado en Estados Unidos y Europa.

Pero si la depresión financiera global se prolonga, podría tener que tomar medidas drásticas para poder cumplir con sus promesas de construir escuelas, equipar hospitales y mejorar la vialidad en uno de los países más pobres de Sudamérica.

La oposición denuncia que Correa dilapidó los ingresos del país durante el auge petrolero para comprar votos, pero gran parte de la población siente que sus políticas socialistas les han beneficiado y tienen esperanza de que siga adelante.

"Es un triunfo histórico que necesitaba Ecuador. Ahora vamos a recibir más ayudas, creo que el país va a mejorar", dijo Marco García, un pequeño comerciante, mientras ondeaba una bandera oficialista verde limón con el rostro del mandatario en medio de los bulliciosos festejos en un suburbio de Guayaquil.

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