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De la Paz: Medio siglo de Lunes de Revolución (II y final)

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un reportaje de Luis de la Paz

Para los jóvenes escritores Lunes de Revolución significó un medio para estar al tanto de las corrientes artísticas más novedosas de la época. A los intelectuales con una obra publicada les sirvió de vía para poner en práctica nuevos proyectos, como las Ediciones R, creadas por Virgilio Piñera, donde se publicaron importantes libros como Memorias de una isla de Calvert Casey, El país de Ofelia, de Manuel Díaz Martínez, La ciudad muerta de Korad, de Oscar Hurtado y El regalo, de Nelson Rodríguez, escritor que posteriormente fue fusilado. Para el régimen el suplemento cultural se convirtió en un marco de libertad creadora y de opinión que se le estaba escapando de la mano. Por ello, intentaron frenarlo. El descontento oficial con el documental PM fue el detonante para arremeter contra los intelectuales.

Hubo varios intentos oficiales por mandar mensajes sobre el malestar que estaban provocando en el aparato cultural ciertos materiales que se publicaban en Lunes. Matías Montes Huidobro lo señala: “A mí nunca me censuraron nada, salvo mi reseña al montaje desastroso de La ramera respetuosa en el Teatro Nacional, pero no lo vi como algo de cariz político. Hubo en algún momento una vaga sugerencia de que me definiera más en mis ensayos teatrales, pero realmente poca cosa y nunca me censuraron ningún texto”. Sin embargo, existían rumores y temores. Montes Huidobro apunta: “En la reuniones de la Biblioteca Nacional Virgilio Piñera dijo algo así como: «por ahí se corre que va a haber un control de la cultura», o algo por el estilo, que reflejaba efectivamente la actitud de los que nos movíamos en torno al periódico Revolución o Lunes de Revolución. Más allá de esto, no sé lo que estaba pasando. Si uno repasa los números de Lunes y observa aquellos que en el sesenta y uno se dedicaron con mayor énfasis a la contribución cultural de los países socialistas (que a muy pocos en realidad le interesaba y fueron los peores números de semanario), la presión se vuelve obvia. Claro, el asunto PM desencadenó la crisis”, enfatiza.

La crisis con el documental y ciertas fricciones entre los dirigentes culturales y los escritores marcó poco tiempo después el fin de Lunes de Revolución y de la libertad de expresión en Cuba. El punto final a aquella polémica fueron los tristemente célebres encuentros en la Biblioteca Nacional, que han pasado a la historia como Palabras a los intelectuales, donde Fidel Castro sentenció la libertad creativa. En una parte de su alocución expresó: “El problema que aquí se ha estado discutiendo y vamos a abordar, es el problema de la libertad de los escritores y de los artistas para expresarse... El temor que aquí ha inquietado es si la Revolución va a ahogar esa libertad; es si la Revolución va a sofocar el espíritu creador de los escritores y de los artistas”. Y efectivamente esa era la intención del régimen. En el colofón de su discurso sentenció: “La Revolución tiene que comprender esa realidad y, por lo tanto, debe actuar de manera que todo ese sector de artistas y de intelectuales que no sean genuinamente revolucionarios, encuentre dentro de la Revolución un campo donde trabajar y crear y que su espíritu creador, aun cuando no sean escritores o artistas revolucionarios, tenga oportunidad y libertad para expresarse, dentro de la Revolución. Esto significa que dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución nada”.

Carlos Franqui apunta que “durante las discusiones de la Biblioteca fue donde se decide cerrar Lunes. Fueron debates tensos. En ese momento yo llegué al convencimiento absoluto de que Cuba entraba en un sistema de tipo soviético comunista, con el que yo estaba en total desacuerdo, por eso me había ido del Partido Comunista cuando era joven, de manera que tras las reuniones me fui de corresponsal de mi propio periódico, lo que me permitió tomar un poco de aire. Cabrera Infante también sale y algunos números de Lunes los hace Pablo Armando Fernández, que fueron a ensalzar a países comunistas”.

Franqui resalta la actitud de los intelectuales durante las reuniones que tuvieron lugar los días 16, 23 y 30 de junio de 1961 en la Biblioteca Nacional. “Muchos levantaron su voz contra aquella maniobra. Una mayoría se opuso, algunos de ellos habían hasta estado en la clandestinidad y otros eran milicianos, mientras que grupos católicos, con Cintio Vitier a la cabeza, apoyaron aquellas medidas”, afirma, para luego resaltar: “En la segunda reunión Alfredo Guevara hizo una tremenda acusación contra Lunes, diciendo que éramos revisionistas y partidarios de los polacos, que en aquella época eran la peste de los países comunistas. Yo le pedí a Fidel que se pronunciara sobre aquello y no lo hizo. En ese momento me di cuenta que era Fidel y no Guevara quien estaba detrás de toda aquella patraña”, concluye.

Con Palabras a los intelectuales quedó sellado el destino de la cultura cubana, que desde ese momento tendría que ser fiel al régimen, proletaria y encumbrar el realismo socialista. Muchos escritores se fueron al exilio, otros permanecieron en la isla, pero condenados al ostracismo. Un grupo se plegó al régimen, convirtiéndose en escritores oficiales y oficiosos. Una vez más, lo mejor de la literatura cubana volvió al exilio, como había ocurrido durante el siglo XIX.

Hay un consenso en cuanto al aporte que brindó Lunes de Revolución a la cultura nacional. José Lorenzo Fuentes, que publicó en Lunes su relato El lindero, con el que había ganado en 1952 el Premio Hernández Catá, estima que: “su gran aporte fue dar a conocer las creaciones de aquellos escritores que hasta poco antes carecían de la oportunidad de publicar sus textos”.

Otra opinión totalizadora es la de Montes Huidobro afirmando: “La importancia de Lunes fue extraordinaria. Nunca había ocurrido nada semejante en Cuba: que semanalmente se publicara un suplemento de carácter cultural, con ensayos de peso y una preocupación por la cultura nacional e internacional. Esto no había ocurrido nunca, triste es decirlo, durante la República. Y que además, se pagara por estas contribuciones. Los jóvenes teníamos la oportunidad de entrar en el movimiento de la cultura nacional, aunque sin saber, realmente, los futuros derroteros que la misma tomaría. En lo que a mí respecta, Cabrera Infante y Franqui me abrieron las puertas para que escribiera, y aunque Guillermo fuera un temperamental y tuviera su carácter, frecuentemente difícil, lo cierto es que la nómina de escritores que publicaron en Lunes fue extensa, demostrando su amplitud (a pesar de las polémicas generacionales contra Mañach, Lezama, la estética anquilosada, etcéra), y creo que fue un momento importante en la trayectoria literaria cubana, que dejaba de ser elitista, a pesar del nivel intelectual de la publicación y su proyección de vanguardia. De ahí su legado: un ejemplo de lo mucho que significa la libertad del escritor, y el cierre de Lunes es un vuelco que demuestra lo mucho que significa perderla”.

Héctor Santiago estima: “Lunes venía cargada de ideas, proyectos, mucho talento, y fue víctima de negarse a ser utilizada como un simple instrumento de difusión de las ideas del gobierno. Le dio voz a nombres injustamente olvidados, en ciernes, abrió sus páginas a un fructífero intercambio de ideas, nos reveló la plástica cubana e imprimió trabajos de nuevos pintores. Ese fue su gran aporte”.

A manera de conclusión, Carlos Franqui explica el porqué del cierre de la revista cultural: “Lunes tuvo una grandísima influencia entre los cubanos. Ahí se trataron todos los grandes temas intelectuales y artísticos contemporáneos, pero había un conflicto entre revolución y cultura, y como decía Martí, «la cultura es libertad» y en un sistema que iba acabar con todo, no podía permitirse un vehículo que hablara de libertad. Por eso había que liquidarlo, y lo liquidaron”.

Cortesía del Diario las Américas. Pulse aquí para leer entrevista relacionada.



Tres presentaciones

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Último número de la revista Herencia

La revista Herencia Cultural Cubana, que edita en Miami la asociación del mismo nombre, presentará el volumen 17 de la publicación, número uno de 2009, durante un acto en la sede del Cuba Ocho Art and Research Center, este miércoles 1ro. de abril a las 6:30 p.m.

Durante el acto se le entregará a la pintora Gina Pellón el Premio Herencia 2008, “por su contribución a fomentar los valores culturales e históricos de la Nación Cubana”. La obra de Gina Pellón ha sobresalido en Europa, sobre todo en Francia y los Países Escandinavos.

La recepción será entre las 6:30 – 7:00 p.m. (1475 S.W. Calle 8, Suite 106 y 107, Miami). Se servirán mojitos.

El evento está patrocinado por Herencia Cultural Cubana, en co-auspicio con Calle Ocho Art and Research Center y Ron Caldas.

Cuentos de Cueto, este viernes

La Editorial Silueta y el Centro Cultural Español de Miami presentarán este viernes, a las ocho de la noche, el libro Veintiún cuentos concisos, del escritor Juan Cueto-Roig.

La presentación estará a cargo de los escritores Daniel Fernández y Rodolfo Martínez Sotomayor, director de Silueta.

El Centro Cultural Español está ubicado en la 800 Douglas Road, Suite 170 de Coral Gables.

La entrada es gratis y para más información los interesados pueden llamar al 305-448-9677.

Manuel Sosa y su doctrina, este sábado

BlueBird Editions y Zu Galería (Fine Art) presentarán el próximo sábado 4 de abril a las 8:00p.m., en Miami, el poemario Una doctrina de la invisibilidad, del poeta Manuel Sosa.

La presentación estará a cargo del también poeta Heriberto Hernández.

La actividad tendrá lugar en la sede de Zu Galería (Fine Art) (2248 SW 8th. Street. Miami, FL 33135).

Apuntes Culturales



Salvador Blanco sobre La Tabla

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Dice Armando Álvarez Bravo sobre La Tabla, primera novela publicada de Armando de Armas, que es uno de esos libros que servirá para el futuro “de libertad, democracia y justicia que no acaba de llegar a Cuba, para (…) rescatar y redactar actualizada nuestra verdadera historia… para que fragüe la pendiente posibilidad cubana desde el dominio de nuestra identidad personal y nacional”. Salvador Blanco, por su parte, ofrece su visión de esta magnífica novela en este reportaje de TV Martí:



Vázquez Portal en Hialeah

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La editorial Nueva Prensa Cubana y el alcalde de Hialeah, Julio Robaina, invitan a la presentación este jueves 9 de julio, a las 6:30 p.m., de Velo de cristal, el último poemario del escritor y periodista Manuel Vázquez Portal (Morón, 1951).

La presentación tendrá lugar en la Biblioteca Pública Walker (800 West 29th Street., Hialeah, FL 33012).

El libro, cuya versión en inglés -Cristal Veil- también estará a la venta, será presentado por el historiador y periodista Alvaro Alva. La edición inglesa ha estado a cargo de la poetisa Rachel Simhon.

Vázquez Portal ha recibido el Premio Internacional de Libertad de Expresión del CPJ y el Premio Internacional de Libertad de Expresión Hellman Hammett, de Human Rights Watch. Ha publicado, entre otros, los libros A mano abierta, Del pecho como una gota, Fábrica de antojos, Amar a fondo, Celda número cero y Escrito sin permiso. En el verano de 1998 fundó el Grupo de Trabajo Decoro, de periodismo independiente, y en abril de 2003 fue condenado a 18 años de cárcel por el régimen castrista. Fue liberado en 2004 por razones de salud.

Para más detalles sobre la presentación, usted puede llamar al 305-883-6317. Los organizadores ofrecerán un tentempié.



Historias interminables

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De lo finito a lo infinito. De la genética al hombre cibernético (Benya Publishers, Miami, 2008), como el título indica, es la historia de muchas cosas. Una historia del cosmos y de los ciclos vitales. De la astrofísica y de la antropología. Del hombre y de las galaxias. Montado sobre un lenguaje urgente, pero minucioso, que trabaja el hueso de la información para extenderse en ramificaciones incesantes, este libro confirma a su autor, Juan Benemelis, como uno de los más importantes autores contemporáneos.

Cuatrocientas páginas de un libro vasto más allá de sus cuatrocientas páginas. Es raro constatar, en el ámbito cubano, la existencia de escritores como Benemelis, capaces de fundir en un solo molde, concretamente en volúmenes como éste, al científico, al filósofo, al periodista. Y todo ello mientras se conservan los timbres de una prosa precisa, que a ratos puede jugar, sin embargo, con recursos tan literarios como la metáfora o la enumeración caótica. “Esta específica tecno-cultura planetaria que nos ha conducido hasta los principios del siglo XXI se ha internado en un laberinto sin escapes”, nos advierte el autor. “La curva de la urbanización iniciada en el siglo XIX y la generalización de los electromotores del siglo XX han impreso su ritmo en los volúmenes energéticos consumidos”.

En este libro, Benemelis no se detiene ante nada. A través de catorce extensos capítulos, vertiginosos en su fecundidad, aborda El Catastrofismo, Un planeta en caos, La sociedad biogenética, El mundo paralelo, Un mundo más sabio, Gaia: El planeta agua, La civilización cibernética, El sistema solar, La vida extra-terrestre, La civilización solar, Súper civilizaciones, La astrofísica, El Big Bang y Lo infinito y el colapso. No se detiene siquiera ante el pesimismo objetivo que algunas páginas de De lo finito a lo infinito deslizan, y apuesta por la continuidad: “El dominio de la molécula del ADN nos llevará a influir en la composición y estructura de los organismos vivos, alcanzando la solución de las enfermedades y la ampliación de la inteligencia. Todo ello incrementará el nivel de vida y el consumo, liquidando el subdesarrollo, las enfermedades que atacan el sistema inmunológico y deteniendo el actual envejecimiento prematuro”.

Mientras recorre este libro, el lector tiene la impresión de sumergirse en una historia sin fin, que recrea a escala de vértigo la aventura de la creación y se proyecta hacia el futuro abriendo puertas, cerrando interrogantes. Verdad que corren días urgentes, nadie tiene tiempo de nada, leemos a contraluz –si es que leemos-, atisbando en la distancia, en los aviones, en las clínicas, mientras esperamos que llegue el oculista, pero este volumen posee la rara facultad de aunar en un mismo paquete suspenso y erudición, densidad y premura. Como toda obra de quilates, se puede leer en cualquier lugar y en cualquier momento.

Parafraseando a Michael Ende, Benemelis nos regala en De lo finito a lo infinito una proliferación de historias interminables, cocidas en el fuego de la imaginación, el dato científico y la curiosidad antropológica. Todo ello mientras nos deja claro que, para decirlo en buen cubano, “hay que ponerse las pilas”: Disponemos, como raza humana, de sólo cuatro mil millones de años para crear las condiciones objetivas que nos permitan escapar, a través del espacio, del definitivo cataclismo que extinguirá el planeta Tierra, y con él la vida tal y como la conocemos. No dejen de leer este libro.

Cortesía El Nuevo Herald

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Autor: Armando Añel

Armando Añel

Escritor, periodista y editor. Reside en Miami, Florida.
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