Actualizado: 25/04/2024 19:17
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La opinión de...

«Sólo el cambio puede traer estabilidad»

Juan Antonio Blanco, Jorge Ferrer y María Cristina Herrera. Analistas opinan sobre la situación actual en Cuba.

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Jorge Ferrer
Escritor y traductor

Los achaques desde hace tiempo bien visibles en el anciano Castro nos sitúan ante una curiosa posibilidad: la de que vuelva después de haberse marchado. Del Castro que iba a morir en su cama, abriendo inmediatamente, o casi, un imprescindible ámbito de negociación, hemos pasado a un Castro ausente que amenaza con su retorno, en una situación que evoca al temido "Castro eterno" de las peores pesadillas cubanas. Una retirada provisional que no pone nada en marcha, a la vez que alienta a que todos muestren sus cartas.

Por lo demás, poco ha cambiado: "Castro sucede a Castro", como titulaba un diario español. La situación en el país continúa siendo la misma que hace cinco o diez años: una inercia que cualquier empujón puede convertir en movimiento browniano. Aunque, ciertamente, ahora el empujón podrá ser mucho más leve. El quirófano ha cegado "provisionalmente" al responsable y símbolo del dique de contención.

Mucho se ha comentado que el régimen tomará esta situación como una suerte de ensayo general del ineludible final de Castro. Conviene también, y sobre todo, que la oposición, tanto la llamada "interna" como el exilio, aprovechen coyuntura tan suculenta de medir el verdadero alcance de sus fuerzas, influencias y proyectos.

Las oportunidades de puesta en marcha de una transición con un Castro en cama y otro ocupando el poder son harto escasas, sobre todo cuando la "Proclama" coartó ab ovo la capacidad del segundo para escoger sus compañeros de viaje entre los militares que le son más afines. Tan sólo una movilización masiva y espontánea podría impulsarla (como antes; como siempre).

Antes de avanzar cualquier movimiento, los tecnócratas y los militares estarán atentos a los partes médicos públicos y secretos. Saben que los epílogos, incluso en los "ensayos", convocan aplausos sólo cuando la obra acaba bien. Y saben que el pelotón de fusilamiento amenaza a todo aquel que muestre sus cartas antes de tiempo, como también que en toda carrera gana quien llega primero.

Esa tensión entre la cautela que muestren y las ansias de poder que los domine podría abrir una espita por la que se manifiesten los deseos de cambio genuinamente masivos y conviertan el cese de Castro en irreversible. No es un mal escenario para satisfacer rencores en clave de humor: el hombre se apresta a volver y descubre que ya nadie lo espera.

María Cristina Herrera
Fundadora del Instituto de Estudios Cubanos (IEC)

Nuestro colega Dagoberto Valdés Hernández escribió un ensayo titulado Algo se mueve en Cuba. Comparto con él la necesidad urgente de salir del inmovilismo. Esta "delegación temporal de poderes de Fidel Castro" es otro pasito hacia delante. Sabemos que, más allá de los criterios y sucesos en la Isla y su diáspora, lo importante es promover una dinámica de apertura, cooperación y eficiencia por ese mañana de todos los cubanos variopintos dentro del proceso nacional de los últimos 47 años.

Propongo que todos los que venimos laborando por Cuba y su mejor destino, sigamos abiertos a poner nuestro ladrillito en la obra nacional que se avecina: con eficacia, compromiso y consistencia; sin violencia ni exclusiones: ¡Cuba es de todos y para el bien de todos!


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