Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Red Avispa

El crepúsculo de los ídolos

Lo que dice la ley: El nuevo juicio de los cinco espías. ¿Sentimientos o razones?

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Ídolos del teatro

Según Bacon, la conjunción de dogmas y malas reglas de demostración engendra "mundos ficticios". Morcate atenuó el desempeño de los abogados defensores y vinculó el éxito de la apelación más bien al "tesón" del gobierno castrista, que "a través de terceros logró ofuscar y sacarles los prejuicios" a los magistrados federales. Castro no logró hacer esto con ellos, sino con Morcate. Su falacia genética concedió tanto alcance a la mano del castrismo, que parece como si abrigara la intención de estrecharla.

Por el contrario, los jueces invitan a cortársela de manera más inteligente. Tal propósito descuella en las páginas del fallo acerca de que los cinco transmitieron a Cuba información sobre varias instalaciones relacionadas con la seguridad de EE UU. Aquí el tribunal de apelación casi sugiere a la fiscalía depurar sus imputaciones y allanar el camino procesal para que los cinco puedan ser declarados culpables, al menos de conspiración para cometer espionaje. Ahora parece que los fiscales federales del Sur de la Florida quieren ganar tiempo con la solicitud de revisión en pleno.

Al aceptar dos peticiones de la defensa (cambiar la sede judicial y anular el primer juicio), los jueces sólo puntualizaron el principio constitucional del debido proceso de ley, donde no tienen cabida ni la ola de sentimiento anticastrista ni la extensa publicidad contra los acusados —antes y durante el juicio— ni el alarde acusatorio de que Castro y su gobierno eran los verdaderos enjuiciados por su notorio interés en destruir a EE UU.

No hay sobriedad analítica cuando se ataca el fallo de apelación con argumentos que sólo repiten las reacciones inmediatas de algunos líderes de organizaciones del exilio y agregan falacias en vez de dar precisión a los usos lingüísticos.

Ninoska Pérez (Consejo por la Libertad de Cuba) adelantó la tesis inconsistente de "una decisión racista". José Basulto (Hermanos al Rescate) trajo a colación la mano larga de Castro, que habría plantado la "imagen falsa del exilio temible". Alfredo Mesa (Fundación Nacional Cubano Americana) arguyó que si el juicio en Miami no fue imparcial, entonces no podría enjuiciarse a "los terroristas responsables de los atentados a las Torres Gemelas en Nueva York". Tampoco este silogismo tiene pies ni cabeza. Quienes organizaron Septiembre 11 deben juzgarse fuera de Nueva York, tal como se juzgó en Colorado al terrorista dinamitero de Oklahoma ( EE UU vs. McVeigh, 1996).

Coda

La tesitura de la Fiscalía de pedir revisión del fallo de apelación antes que celebrar nuevo juicio en otro lugar, remite a la opinión disidente del juez Wendell Holmes en Northern Securities Co. contra los EE UU (1913): "Los grandes casos se denominan así no por su real importancia en la configuración futura de la ley, sino por la razón accidental de que agudos intereses inmediatos apelan a los sentimientos y distorsionan el razonamiento. Esos intereses ejercen tanta presión que todo lo que era claro se torna dubitativo e incluso se resquebrajan principios legales bien asentados".

Bacon proponía que las observaciones se registraran en tablas de presencia, ausencia y grados. El fallo "racista" de tres jueces "ofuscados" tiene sobrada presencia en las páginas de opinión de El Nuevo Herald (Miami), donde otros puntos de vista brillan por su ausencia, pero sólo esparce diversos grados de penumbra sobre el caso por el efecto pernicioso de los ’dolos antemencionados.


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