Actualizado: 28/03/2024 20:07
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Cultura

Literatura, Cine, Eliseo Alberto

A tres años de la muerte de Eliseo Alberto, “Esther en alguna parte” y “esas almas perfectas”

Comentarios Enviar Imprimir

He leído la crónica de Carlos Olivares Baró, aparecida en esta misma publicación, el pasado martes, sobre el estreno en México de Esther en alguna parte, filme basado en la novela homónima del desaparecido escritor cubano Eliseo Alberto.

Sé muy poco de cine, casi nada en lo que respecta a realizar un análisis de todos lo componentes de un filme.

Ni siquiera he tenido nunca la suerte de leer un guión, si bien creo, guiándome por el sentido común y varias observaciones de conocidos cineastas, que Norman Mailer exageró al afirmar que “el guionista realiza una labor semejante a esos muchachos que se dedican a lavar los blúmeres en los prostíbulos” (traducción libre).

Como afirma Olivares en la crónica en cuestión, Esther en alguna parte está “cargada de nostalgia”. Y en mi opinión —recuerden, la de un neófito, la de un simple espectador— goza de una sobriedad encantadora; síntesis, quiero decir, mensajes tangenciales.

Como en la novela en que se basa, este filme nos da una gran muestra de sabiduría, más que de sapiencia, como toda la obra literaria de Eliseo Alberto, Lichi.

Como en la novela, el filme, al transitar por un asunto ya muy tratado (no un tema, que eso es otra cosa) expresa, sin embargo, novedad, y creo que esto se logra sobre todo, como suele ocurrir, por la forma; esa contención que en ningún momento va más allá de la sugerencia, entre otras consecuciones. Esta película, por momentos, hipnotiza, al menos a mí me ocurrió así; y se debe precisamente a que el argumento se universaliza considerablemente, de manera que creo que sería bienvenida en otras latitudes.

Y hay ternura y platonismo y todo eso, pero no cursilería.

Asimismo, vemos que la novela y la película, “muy cubanas” (o “muy habanera”, como dijo en la presentación el querido cabaiguanense Senel Paz), como suele decirse, no va, sin embargo, a dar a esa cubanía morronguera que muestran otras realizaciones, repletas de chistes, de sobreactuaciones de prototipos, de “cubanos encantadores” principalmente porque al parecer son lo mejor del mundo bromeando, bailando, birlando, mariconeando y coitando.

Si me dieran a escoger, cada una en su disciplina, cuál me parecería mejor, la novela o la película; decidiría por la segunda, sin desdorar la primera.

Como ya dije, soy lego en este asunto, pero todas las actuaciones me parecieron de suma decencia, y un poco más la de Miravalles y Molina. Pero bueno, lo más probable es que yo esté equivocado.

Por otra parte, discrepo del versátil y certero Olivares cuando afirma que Esther en alguna parte es uno de los mejores textos narrativos de Lichi.

Superiores me parecen Caracol beach, donde el thriller queda humanizado, un alcance difícil sin duda, y El retablo del conde Eros, ejemplo de armazón (también le dicen estructura) de suma novedad y, en la cual, sobre todo, desparecen por completo esos puntos de contactos con la obra de Gabriel García Márquez que, con justeza, cita Olivares en su crónica, mientras la intensidad (que no la tensión) va en crescendo hasta el final.

Creo, por otra parte, que Eliseo Alberto, como todo novelista, fue disparejo. Todos lo son (si alguien quiere comprobarlo que lea la más reciente novela del Nobel Mario Vargas Llosa).

Más bien, me parece que la “disparejidad” a que se refiere Olivares es, precisamente, a esos puntos de contactos de Lichi con García Márquez, sobre todo en lo que se refiere a la hipérbole, a cierta ampulosidad en algunas frases y esos modos sentenciosos. Lo cual, como decía antes, se halla ausente en El retablo del conde Eros.

No obstante, creo que nadie podría negar que alcanzó un estilo muy singular —como debe ser—: con solo leer una de sus líneas, firmada por anónimo, se podría asegurar que era de él.

Un estilo. Algo que escasea cada vez más en la novelística latinoamericana actual.

A tres años de su muerte, es muy bueno que se recuerde de una u otra manera a uno de los novelistas cubanos más sobresalientes de las últimas décadas; ser dadivoso, solidario, justo, lejano de la maledicencia, quien en cierto momento debió resistir el embate de esas “almas perfectas”, cuando, seriamente enfermo, decidió trasladarse a la Habana en busca de alguna curación.

Entonces, esas almas perfectas, tanto en comentarios en los foros de ciertos artículos, como en otros esquineros, amén de en algún artículo propiamente, criticaron con saña esta decisión del escritor, quien, abacorado por la muerte, nomás fue en busca de alguna ayuda médica a la tierra que le pertenecía, adonde había vivido y había contribuido, como cualquier ciudadano, al desarrollo social que hubiere en aquella. Es decir, no fue a pedir una limosna, sino a recibir lo que por ley le pertenecía. No fue a aplaudir a Fidel Castro y su séquito, sino a reclamar un derecho. Si bien, algunas de esas almas perfectas hicieran una algarabía proclamando lo que no era. Y aun, armaron un chismorreo lo suficientemente tenebroso para enfrentar al escritor enfermo con amigos y conocidos que lo querían y admiraban. Claro, ninguna de esas almas perfectas estaba amenazada por la muerte.

Ninguna de ellas tenía conocimiento de lo que es llevar en su cuerpo una enfermedad mortal.

Así es la vida.

El propio Lichi se refirió en alguna de sus obras a cuánto escasea la piedad.


Los comentarios son responsabilidad de quienes los envían. Con el fin de garantizar la calidad de los debates, Cubaencuentro se reserva el derecho a rechazar o eliminar la publicación de comentarios:

  • Que contengan llamados a la violencia.
  • Difamatorios, irrespetuosos, insultantes u obscenos.
  • Referentes a la vida privada de las personas.
  • Discriminatorios hacia cualquier creencia religiosa, raza u orientación sexual.
  • Excesivamente largos.
  • Ajenos al tema de discusión.
  • Que impliquen un intento de suplantación de identidad.
  • Que contengan material escrito por terceros sin el consentimiento de éstos.
  • Que contengan publicidad.

Cubaencuentro no puede mantener correspondencia sobre comentarios rechazados o eliminados debido a lo limitado de su personal.

Los comentarios de usuarios que validen su cuenta de Disqus o que usen una cuenta de Facebook, Twitter o Google para autenticarse, no serán pre-moderados.

Aquí (https://help.disqus.com/customer/portal/articles/960202-verifying-your-disqus-account) puede ver instrucciones para validar su cuenta de Disqus y aquí (https://disqus.com/forgot/) puede recuperar su cuenta de un registro anterior.