Actualizado: 22/04/2024 20:20
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Teatro

Alas convertidas en alambres abiertos

Estreno mundial en Miami de la obra 'Josefina la viajera', del dramaturgo y escritor Abilio Estévez.

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Como parte de la temporada teatral en repertorio que se está presentando en la ciudad de Miami, por el Hispanic Theater Guild, el 19 de octubre fue estrenada mundialmente la obra Josefina la viajera, unipersonal del dramaturgo y escritor cubano Abilio Estévez, dirigida por Rolando Moreno y con Marcos Casanova como productor ejecutivo.

Josefina es una actriz trotamundos de 120 años que se enfrenta al espejo de su azaroso pasado. El personaje es desempeñado magistralmente por la actriz Grettel Trujillo.

Al abrirse el telón, unas luces rojas iluminan la notable escenografía de Moreno. Con economía de recursos, ha diseñado un ambiente de fantasía, donde sobresale una carreta que ha sido elaborada con dos ruedas y una enorme tela agrietada, como destruida por el tiempo del viaje. Una golondrina disecada se posa en un extremo, donde también descansa un farol. El óptimo diseño de iluminación de Pedro Ramírez nos acompaña durante toda la puesta.

Josefina aparece ante el público, como viniendo de muy lejos. Apreciamos en ella el buen trabajo de vestuario del propio Moreno. Un ropaje raído sobre un vestido antiguo la cubre. Lleva un sombrero con plumas y un velo que le oculta el rostro.

La realidad del espejo

Josefina la viajera es una metáfora poética de ese peregrinar incesante de un pueblo disperso. Ella dirá que "el mundo es un enjambre de cubanos fugitivos que lo han dejado todo". Cuelga sobre una tendedera un espejo y se mira en él. Descubre que el paso del tiempo ha ajado su rostro. Cuestiona constantemente a su imagen como a otra persona. Ella hablará de las ausencias, de exilios, de emigraciones. Nos cuenta la historia de su vida, comenzando por la huida de sus antepasados franceses de Haití.

Recordará una frase de su tío Brumario: "es preferible morir de hambre en libertad que vivir en opulento cautiverio". Ella pensará mientras saca de sus bultos una bandera, que por patriota le han sucedido todas las desgracias.

A veces nos hace pensar que lo que cuenta es una ilusión y la realidad es la que habita en el espejo. Josefina se define también como exilio cuando dice: "me fui de Cuba porque no podía respirar". Dirá que la crueldad crece como la verdolaga, sobre todo en Cuba. Josefina hará un recorrido por la historia desde el siglo XIX. Comenzará a hablarnos de su saga desde la guerra de independencia, lo cual servirá de pretexto para que Grettel Trujillo haga un derroche de su capacidad interpretativa y vocal, entonando clásicos del cancionero cubano, como El mambí, de Luis Casas Romero, y La bayamesa, de Sindo Garay, entre otras, con el acompañamiento musical de Lázaro Horta.

Josefina es también una desmitificadora del pasado. Se burla de esa pasión por edulcorar la cruda realidad que habita en las canciones y en la nostalgia.

Con una electrizante gestualidad, Trujillo establece una certera química con el público, al que llega a magnetizar. Josefina emite juicios sobre la infelicidad de ese viaje que concierne al exilio. Señalando a un espectador imaginario, dirá: "Por más chalet que tú tengas en Coral Gables, la incertidumbre del camino no hay quien te la quite de los ojos".

En la pieza, el humor tiene esa dosis de amargura que, aunque arranca carcajadas de los asistentes, no está exenta de un análisis profundo. Josefina se definirá a sí misma como cubana, pero fina y elegante, que habla francés, aludiendo a una época en que aún era posible la paradoja.

Josefina la viajera lanza un último reto a su imagen en el espejo. Gretel Trujillo se desplaza con total dominio de la escena en ese discurso final de gran lirismo. Toma el ave entre sus manos y nos dice: "¿Por qué las alas convertidas en alambres abiertos?". Sus brazos se transforman en alas y su cuerpo ha encontrado en la muerte la única libertad posible.

Un estreno mundial de una obra en Miami, siempre es un acontecimiento cultural esperado. A veces se corre el peligro de que esa espera sea preludio de la decepción. En este caso, el montaje de Josefina la viajera ha dejado el grato sabor de un buen estreno y el placer de agradecer una actuación inolvidable.


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