Artistas cubanos en el medio oeste de EEUU

A principios de junio tuve el honor de haber sido invitado a ser el primer “investigador visitante de verano Julián Samora” en la biblioteca archivo del Instituto de Estudios Latinos de la Universidad de Notre Dame en South Bend, Indiana. Me invitaron a utilizar sus archivos de artistas visuales cubanos que trabajan y viven en el medio oeste del país, a continuar escribiendo mi libro sobre Luis Cruz Azaceta y dar una charla sobre su obra. El medioambiente acogedor de esta universidad —quizás la mas liberal de todas las universidades católicas de Estados Unidos— tuvo un efecto muy positivo en mí y pasé un tiempo muy prolífero.

Encontré los papeles personales del pintor Paul Sierra (1944 - ), el escultor Eladio González (1937 - ) y un archivo visual de los collages y ensamblajes del difunto José Bernal (1925-2010). Estos tres artistas han construido sus vidas y obras en la ciudad más importante del medio oeste de Estados Unidos, Chicago. Sierra vino al exilio con su familia en 1961, se radicaron en Chicago, donde él realizo estudios en el Art Institute de Chicago y la American Academy of Art a finales de los sesenta. Por varias décadas se ganó la vida como director de arte en una compañía de publicidad. A partir de mediados de los ochenta su pintura “tomó vuelo” y desde entonces se gana la vida con el pincel. En los archivos de la biblioteca Samora se encuentra mucha de su correspondencia, libretas de apuntes, textos suyos, etc. Durante mi visita a su taller, me dijo que vivir y trabajar en Chicago le daba gran libertad, garantizaba su independencia estética y política y, en sus propias palabras: “puedo ser como Emily Dickinson en Amherst, hago lo que hago en libertad absoluta y no me importa lo que piense la gente”. Su pintura es figurativa y de un colorido de gran intensidad. En sus lienzos, se nota una gran tensión entre el ser humano y la naturaleza, los hombres y las mujeres, un vacío metafísico y la soledad de la humanidad. Estilísticamente sus óleos deben algo al posimpresionismo de tendencia expresionista, mas el simbolismo es una constante en su producción. Por ejemplo, los pájaros parecen tener un gran peso simbólico dentro de su iconografía. En la actualidad trabaja en una serie de retratos de intelectuales que han muerto gracias a las balas del poder, sea este de izquierda o de derecha.

Eladio González es nativo de la provincia de Matanzas. Hijo de padre chino y madre mulata, su obra escultórica y gráfica refleja su herencia étnica. González estudió en la escuela de artes plásticas de Matanzas, donde fue discípulo del maestro Rafael Soriano y el escultor Manuel Rodulfo Tardo. Aunque ha trabajado la pintura, su fuerte es la escultura. González partió al exilio en 1967, después de haber trabajado como escenógrafo en el grupo teatral Guernica, bajo la dirección de Dumé. Se radicó en Chicago en 1968, después de haber salido por España. Aunque ya lleva una década de jubilado, se ganó la vida como diseñador gráfico y maestro. Su archivos en la biblioteca Samora consisten en fotografías y artículos de su vida y obra, apuntes de dibujos y correspondencia. Cuando lo entrevisté en una tarde de junio, me dijo que ya él había terminado su obra y que no creía que tenía nada que añadir. Sus esculturas y dibujos parten de la tradición afro-cubana y orgánica establecida por la pintura de Lam por un lado y las esculturas de Agustín Cárdenas por el otro.

José Bernal era un caso aparte. Maestro normalista y de arte en su nativa Santa Clara, partió al exilio con su mujer e hijos a principios de los sesenta y se establecieron en Chicago, donde trabajó como diseñador de vidrieras de una importante tienda por departamentos. Más tarde se ganó la vida como maestro de arte de escuelas secundarias. Su pintura es ecléctica y no contribuye nada nuevo a la tradición, pero son sus collages y ensamblajes los que construyen un universo poético, complejo y rico, que se burla del conformismo de la sociedad y plantea agudas críticas políticas. Independiente ideológicamente, sus collages plantean ataques sutiles y humorísticos sobre el castrismo, sin caer jamás en la propaganda vulgar. Aunque existen lazos con el surrealismo, Duchamp y Joseph Cornell en sus trabajos, su visión es propia, extraña y original.

Estos tres artistas visuales prueban la amplitud geográfica de nuestro exilio desde el principio de la Diáspora a comienzos de los sesenta. Su variedad estética también prueba que el arte de los artistas exilados de Cuba es prueba de una diversidad anti dogmática.

© cubaencuentro.com