Actualizado: 15/04/2024 23:17
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Cine, Spielberg, Arte 7

Autorretrato del artista adolescente

Quizá porque el argumento resulta tan cercano a su propia vida, Spielberg no se atreve a ahondar en situaciones oscuras y se nota demasiado contenido en esta película

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Tras haber dirigido 37 largometrajes, así como decenas de cortos, fragmentos para obras colectivas, películas de televisión además haber recorrido prácticamente todos los géneros del cine (y haber creado algunos), Steven Spielberg, a los 76 años, ha decidido hacer un filme sobre su vida, el cual llama “mi obra más personal”.

El filme comienza en 1952, cuando a Sammy Fabelman (el alter ego de Spielberg) es llevado por sus padres a ver The Greatest Show on Earth, de Cecil B. DeMille. Por el camino, los padres tratan de darle un anticipo entusiasta de lo que va a ver, pero una vez ya frente a la cinta, Sammy queda traumatizado por un choque de trenes que sucede. Sin embargo, a pesar del terror y las pesadillas que la secuencia le causa, el joven Sammy se obsesiona con reproducirla con sus trenes de juguete, que sus padres complacientes le compran, y con una pequeña cámara los filma. La madre ve en él a una persona como ella, una artista y trata de estimularlo.

En la casa de New Jersey (Spielberg nació en Cincinnati, pero esa etapa solamente se menciona de paso), vive Sammy, con su padre, que es un ingeniero eléctrico a cargo de desarrollar computadoras, la madre, una pianista destacada, quien abandonó su carrera profesional para dedicarse a criar a los hijos, sus tres hermanas y varios parientes que entran y salen, así como el “tío” Benny, quien siempre aparece a la hora de cenar y que es otro ingeniero y el mejor amigo del padre de Sammy.

Al padre lo promueven y se lleva a la familia y al tío Benny para Arizona, donde transcurre la mayor parte de la película y donde se hace obvio que la relación entre los padres carece de emoción y el interés del tío Benny se centra más bien en la madre de Sammy, sosteniendo un romance que cada vez se hace más obvio y que Sammy descubre mientras filma una salida de la familia a un picnic campestre.

Las relaciones entre Sammy y su madre se vuelven tensas, a éste le toma tiempo decirle o enseñarle lo que ha visto y una vez que se lo enseña, todo explota. En esta sección vemos a Sammy interesarse cada vez más por el cine y se nos muestra como usa a sus amigos boy scouts para filmar películas, sobre todo oestes a la manera de The Man Who Shot Liberty Valance, el penúltimo oeste de John Ford en el cual cambió su visión anterior del género.

Luego se mudan a California, también por razones de trabajo del padre, Sammy sufre ataques de antisemitismo por parte de sus compañeros y el matrimonio Fabelman se destruye. La madre regresa a Arizona con las niñas y se reune con Benny y el padre se queda con Sammy, quien asiste por un tiempo a la universidad, pero la deja en el segundo año para dedicarse al cine.

Spielberg es un director de grandes espacios, grandes temas y grandes presupuestos. En este filme se aleja de todo eso, aunque mantiene el estilo comercial y trata de no ofender a nadie. Es un filme demasiado “limpio”, con pocas tensiones emocionales. Incluso, en el amor de Sammy por el cine, a pesar de que la madre lo llama siempre un artista, más bien vemos el desarrollo de un tecnólogo. El interés de Sammy se centra más en la recreación de imágenes reales frente a la cámara y en cómo conseguir ese propósito, que en su aspecto artístico.

La individualidad de los personajes se pierde un poco. Las hermanas cumplen solamente una función coral, la madre es descrita con aspectos estereotípicos de una personalidad bipolar, el padre es un hombre seco, de muy pocas emociones y mayormente interesado en su trabajo, y el tío Benny no sale lo suficiente como para definirlo, sino que resulta el precipitado de la ruptura de la familia.

Quizá por estar tan pegado a su propia vida (y personajes y trama coinciden con la vida de Spielberg casi como un documental), éste no se atreve a ahondar en situaciones oscuras y se nota demasiado contenido. Por otra parte, se va volviendo cada vez más predecible. Hay muy poca anticipación en este filme.

Paul Dano, como el padre de Sammy, hace muy bien de… Paul Dano. En realidad expresa la misma personalidad que ofrece en todos los filmes en los cuales participa, aunque esta vez hace como un individuo bastante “normal”. Michelle Williams, una actriz excelente, aquí sobreactúa en exceso, quizá respondiendo a las exigencias del personaje, que a pesar de su protagonismo, no queda bien definida. Seth Rogen como el “tío” Benny, un buen comediante que tiende a la exageración, aquí está sorprendentemente bien y contenido. Gabriel LaBelle, como Sammy adolescente, se echa la película encima y se desenvuelve de forma espectacular en su rol. Pero ninguno de los personajes me resultó interesante.

Judd Hirsch aparece brevemente como un tío abuelo de Sammy, que ha trabajado en el circo y en Hollywood, y da algunos consejos sobre la responsabilidad ante el arte. Su parte es muy biuena, pero excesivamente breve y pudo bien no haber aparecido.

El guion es de Spielberg y de Tony Kushner. Es una trama muy lineal y con poco interés, pero que a pesar de sus dos horas y media, nunca aburre. La fotografía de Janusz Kaminski, es, como siempre, magistral. La música de John Williams no es muy inspirada, aunque está bien pisada.

Para mí, la mejor secuencia ocurre al final de la película, en un encuentro entre Sammy y John Ford, que sucedió en realidad y que Spielberg ha contado varias veces. Spielberg es un gran narrador y un gran director. Tiene muchos admiradores y muchos detractores, pero no se le puede negar el lugar central que ocupa en el cine americano. Sin embargo, parece que la introspección y el cine íntimo, no son lo suyo.

The Fabelmans (EEUU, 2022) Dirección: Steven Spielberg. Guion: Steven Spielberg y Tony Kushner. Director de fotografía: Janusz Kaminski. Con: Gabriel LaBelle, Michelle Williams, Paul Dano y Seth Rogen. De estreno amplio en todo Estados Unidos.


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