Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Boleros como el buen vino

A veinte años de la muerte de Osvaldo Farrés, su musa inspiradora le recuerda.

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"Una vez, en Judea, rumbo a Belén —Fina muestra fotos de aquel viaje—, a donde habíamos ido a conocer los lugares sagrados del cristianismo (Farrés era muy creyente), un chofer de barba negra y espesa puso en su grabadora Quizás, quizás, quizás, cantada en hebreo".

"Quedé atónita, después que cerré la boca, no me contuve, y tuve que confesarle: '¡Mi esposo es el autor!'. Y qué emoción, ese hombre bajaba y subía la cabeza, como rezando, en señal de respeto, y allí mismo, en medio del desierto, detuvo el auto frente a un pastor de ovejas, intercambiaron palabras y a dúo comenzaron a cantar en hebreo: 'Yo siempre me pregunto que cuándo, cómo y dónde/ tú siempre me respondes quizás, quizás, quizás'".

"Pero fue en el famoso Lido de París, cuando tocaron Acércate más y Tres Palabras, que lo empujé a saludar al director de la orquesta. Y hubo que ver lo colora'o que Osvaldo se puso cuando tocaron la fanfarria de trompetas, encendieron las luces, y el animador anunció en francés, inglés, alemán y español que se encontraba presente el famoso compositor cubano Osvaldo Farrés, y el enorme cabaret se vino abajo en aplausos".

La comunión perfecta

Farrés no lo querría, pero era una celebridad. Las populares orquestas de la BBC de Londres, de Mantovanni, de Henry Manzini (por citar unas pocas), grababan su música. Sus temas se cantaban en veinte idiomas. Cantinflas enamoraba con sus boleros en el cine mexicano, Esther William en Hollywood, Charles Aznavour en Francia, Elio Pinza en Italia, y hasta pajarillos caricaturizados silbaban la melodía de Tres Palabras en la película Música Maestro, de Walt Disney.

El mismo Farrés no se explicaba tanta fama. Quizá se deba a que en la canción, la poesía se logra de la comunión entre letra y música, y en los boleros de Farrés esta comunión es perfecta. Tal vez porque nunca le cantó al amor fatal, fracasado, imposible, como tantos boleros cubanos y mexicanos de la época.

En algunos coqueteó con la tristeza, pero sin disfrutarla, como en sus bolerones de vitrola Para que sufras, No me vayas a engañar y Estás equivocada, tan populares en las voces guaposas de Celeste Mendoza y Rolando Laserie. Los textos del autor de Acércate más son en su gran mayoría alegres, optimistas, para que los enamorados se quieran más.

¿La política? Cuando Prío se postuló a la presidencia (1948), le pidió a Farrés el tema de campaña, y él le compuso la conga: 'Ahí viene la aplanadora con Prío adelante y el pueblo atrás'. El ex líder estudiantil ganó abrumadoramente y, poderoso agradecido, le dijo: 'pide por esa boca' (costumbre de la época), pero Farrés le respondió: 'se la escribí al amigo, no al presidente'.

"El golpe de Estado de Batista fue un golpe bajo, al que sobrevivimos —Fina vuelve a empuñar sus recuerdos—. Pero cuando Fidel llegó a la Habana, Farrés me advirtió: 'Tenemos que irnos, esto será un desastre'. ¿Cómo escapamos de Cuba? Por un contrato en España, para escribir una zarzuela. Pero no regresamos. Y saquearon nuestra casa de la Avenida Calzada. Toda la música, las fotos con los más grandes artistas del mundo, los discos atesorados por décadas, los quemaron en medio de la calle. El compositor premiado por la Orden Carlos Manuel de Céspedes, la más alta que otorgaba Cuba, se convirtió en traidor por el único delito de querer vivir en libertad".

Osvaldo Farrés vivió hasta su muerte en West New York añorando volver a su patria. En 1980, escribió para Selecciones de Reader Digest: "La música, al igual que los perfumes, es portadora de elementos intangibles que, unidos a una mirada, o al roce de una manos, hacen posible el nacimiento de un romance que, extendiéndose más allá de ese momento, puede prolongarse toda una vida".

Entiendo por qué Fina del Peso, la musa inspiradora de Toda una vida, una de las más hermosas canciones que se hayan escrito, nunca se volvió a casar, y nos invite a una misa en memoria del compositor, amante esposo, consejero y amigo, en la Ermita de la Caridad, templo del exilio cubano, el jueves 22 de diciembre, a las ocho de la noche.


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