Actualizado: 18/04/2024 23:36
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Cultura

Como en los sesenta…

El Primer Festival de Cine Latinoamericano de São Paulo mostró sólo una parte de la cinematografía cubana: la de la estética revolucionaria.

Enviar Imprimir

Embajada cubana en el horizonte

Recortar el programa sobre el cine cubano, mostrando sólo una parte de tantas en que nuestra cinematografía ha captado las cosas vividas por el tramado histórico nacional, en que todos alguna vez hemos tenido que interpretar algún personaje (el vendedor de churros, la costurera, el hacedor de coquitos o el hombre con su bicicleta), hace evidente la idea de vincular la movida sesentista con el presente. Como receta de éxito y como propuesta de definición del cine cubano bajo la custodia estética de la revolución, para el consumo de un séptimo arte bien orientado por los curadores de contenido visual, a veces aparentemente comprometido, para manejar cautelosamente los sensores de responsabilidad con la conciencia colectiva.

Por eso tal vez este primer festival esté poco "actualizado" —en el caso de Cuba—, no tratándose específicamente de una muestra retrospectiva. Se presentaron muchos filmes de los años sesenta: Las aventuras de Juan Quin Quin, Lucía, Memorias del subdesarrollo, La muerte de un burócrata, entre otros filmes y documentales. Clásicos por méritos propios y amplio reconocimiento de crítica y público, hacen un paréntesis detenido, excluyendo filmes claves de los otros treinta años de nuestra reducida industria del celuloide.

Repercusión de un festival

Lo que hasta hoy para un cubano se tornó un evento público como pocos —el Festival Internacional de Cine Latinoamericano de La Habana—, para un brasileño continúa siendo casi un lujo, por el tipo de público que tiene acceso a las salas de exhibición y por la pobreza de la muestra conseguida en esta primera edición. Ahora, una noticia buena: la entrada fue gratuita, y además de las tres salas disponibles en el propio Memorial, otros importantes cines de la ciudad se integraron al evento.

El segmento de mesas redondas y debates asociados incluyó los mismos temas que vienen siendo tratados desde los años ochenta, cuando se fundó la escuela de San Antonio. Más sobre la misma cláusula de rescatar los valores de un cine propio, de valores autóctonos y preocupaciones cada día más nuestras, por ende, cada día más separadas de un "resto".

Entre la estética del hambre y la estética del sueño (dos valores contrapuestos en las intervenciones teórico-críticas del evento), esta pelea, en la arena de producir buen cine, continúa matando la espontaneidad del medio cinematográfico regional. Como si los creadores tuvieran que hacer una y otra vez el mismísimo Le voyage dans la lune, de Georges Méliès, con criaturas endémicas tropicales. Con los guiones realistas, los maestros del realismo socialista estarían de hurras, al percibir las apropiaciones, y cómo se multiplica la dinámica de la barbarie en el Cono Sur.


« Anterior12Siguiente »