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Antonio Maceo, Historia, José Martí

Duaba: la bolsa y la vida

Una serie que presenta la televisión cubana pasa de puntillas por el tejado de zinc caliente de las tensiones Crombet-Maceo: el dinero

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La televisión cubana en la Isla está pasando la serie Duaba: la odisea del honor, inspirada en el libro La expedición del Honor (1999), del coronel del MININT Hugo Crombet, nieto del brigadier Flor Crombet (1851-95), quien con el mayor general Antonio Maceo y 21 expedicionarios más salieron de Fortune Island (Bamahas) en la goleta Honor y naufragaron por Duaba el 1 de abril de 1895.

La vida

El libro inspirador incluye una carta inédita, donada por el embajador del Reino Unido en Cuba, en la cual José Martí solicita al cónsul británico interrogar a expedicionarios “prisioneros de guerra del gobierno español en Guantánamo” para esclarecer que el súbdito inglés Salomon McKinney, capitán de la goleta, había muerto “de un tiro escapado,” como anotó Martí en su diario de campaña. En la carta transcribió la declaración de José Maceo:

“La goleta encalló en la costa, y el capitán y sus dos marineros desembarcaron con nosotros. Poco tiempo después de esto, un grupo cercano estaba observando la inspección de los fusiles. Uno de ellos se disparó y el marinero cayó muerto instantáneamente de una herida en la frente.”

El docudrama intercala los testimonios, filmados en 1934, de dos expedicionarios: Francisco J. (Frank) Agramonte y Manuel J. (Manolo) de Granda. Este último había dado cuenta ya, en su Memoria revolucionaria (1926), que el mecánico Patricio Corona arreglaba un Winchester, por haberle entrado “alguna arena, [pero] no se dio cuenta que el rifle estaba cargado, (…) saliéndosele un tiro que mató instantáneamente al marinero que hacía de capitán de la goleta” (página 62).

Ante la cámara De Granda enfatizó que McKinney estaba alterado, “protestando [y] manoteando” por la pérdida de la goleta. Así dio pie a que un comentarista invitado a la serie, Eusebio Leal, soltara que “alguien tuvo que matarlo.” Leal se apoyó en las confidencias del finado historiador José Luciano Franco para sentar que “un disparo escapado es una metáfora.”

Los archivos británicos (Foreign Office 72, Spain 1895-98) atesoran el “Relato de los marineros del Honor” (Tomo 2102), John A. McKenzie y Robert F. Ramsley, que el historiador Jorge R. Ibarra consultó ya para su trabajo “Bahamas-Cuba: Expediciones entre imperios” (Cubaliteraria, 2013). El planteo franco y leal del asesinato de McKinney presupone que la metáfora se urdió hasta con puesta en escena, porque los marineros atestiguaron al regresar a Bahamas:

  • Robert F. Ramsley: “El capitán y yo estábamos hablando cerca de una empalizada cuando un disparo zumbó por mi oreja y él cayó como una piedra muerto de un tiro. Hubo una gran confusión de voces y muchas expresiones de lamentación, pude apreciar que todos los presentes nos trataban de explicar que aquello fue un accidente.”
  • McKenzie: “Yo vi a McKinney caer y escuché la noticia de que había sido muerto de un disparo (…) Fui donde el capitán estaba tendido [y] escuché a Flor Crombet decir: ‘Pobre hombre yo lo traje a morir, nunca lo olvidaré.’ Lo vi a él llorar y todos dijeron que había sido un accidente”.

La bolsa

Tras desfogarse en que un asesinato se encubrió con falso testimonio para propiciar el ejercicio martiano de la diplomacia, el docudrama pasa de puntillas por el tejado de zinc caliente de las tensiones Crombet-Maceo: el dinero. Aquellas llegaron al extremo de concertarse un duelo, pero se despachan en la serie como divergencias por pasiones y estrategias. El comentarista invitado Eduardo Torres-Cuevas remachó con que, por encima de ellas, Crombet organizó y condujo la expedición que trajo al general Antonio Maceo a Cuba.

El cuento “La patria ante todo” es siempre más largo. En su discurso de ingreso a la Academia de la Historia de Cuba (2011), Ibrahim Hidalgo abordó cómo se había financiado la expedición de Costa Rica y demostró que J. L. Franco no había dado en el clavo historiográfico al afirmar que familias cubanas bien posicionadas en Costa Rica “proveyeron al general Maceo de cuantos auxilios económicos hubo de necesitar para la revolución.”

Tras el fiasco de Fernandina, Maceo sobreestimó la solvencia del Partido Revolucionario Cubano (PRC) e insistió, por carta y por cable, en $5.000 para embarcar a Cuba. Una sola vez, el 22 de febrero de 1895, deslizó “que pueda hacerlo con $3.500” (Destinatario José Martí, 2005, página 447).

Crombet venía colaborando con Maceo, pero se desmarcó el 31 de enero de 1895 en carta a Martí: “Si no quisiera en esa forma la persona que Vd. sabe, yo con únicamente cinco rifleros iría [a Cuba] a la hora que Vd. mande.” (Ibidem, página 433). Volvería a escribirle: “Me parece mucha la suma que Maceo le pide” (Ibidem, 436) e incluso tacharía a Maceo: “Si se hubiesen manejado con talento tendríamos hoy suficientes recursos para llevar nuestro contingente” (Ibidem, 437). Crombet prometió a Martí que, “si no se hace mal uso,” desembarcaría en Cuba a la semana de recibir las armas y $1.600. Y agregó que saldría tan sólo con $600 “por si no sale el otro” (Ibidem, 439).

Como el PRC había invertido casi todo en el Plan de Fernandina, Martí se plantó en “los $2.000 que estimo posible” para la expedición de Costa Rica (Epistolario, 1993, V: 54). Y puntualizó a Maceo “que Vd. y yo dejemos a Flor Crombet la responsabilidad de atender ahí la expedición; [luego] pondrá a las órdenes de Vd. la labor que Vd. me reitera que no puede hacer en su San José, sino por suma hoy imposible” (Ibidem, V: 78 s).

Hidalgo calzó su investigación con el diario inédito de Frank Agramonte (Archivo Nacional de Cuba, Donativos y Remisiones, Legajo 269, No. 5), quien anotó haber sido comisionado por el PRC para organizar la expedición con Crombet y llevarle los $2.000. Al dárselos, Crombet le dijo que Maceo había recibido $12.000 de los cubanos en Costa Rica y era falso que se emplearan en asuntos patrióticos, aunque no “había prueba ninguna de su robo,” porque fueron entregados sin recibo.

Hidalgo revisó también el Libro de Actas del Club General Maceo en Costa Rica (Archivo Nacional de Cuba, Fondo Delegación del PRC, Legajo 43, No. A.1.). El asiento del 1ro de abril de 1895 acredita “que cuando estuvo en esta el Delegado Sr. Martí, puso a disposición del Gral Maceo los fondos de este Club, así mismo dio cuenta de haberse recolectado en los diez meses de existencia del Club [fundado el 10 de junio de 1894], la suma de doce mil pesos ($12.000), los cuales según se recolectaban se ponían a la disposición de dicho Gral Maceo, para ser usados en pro de la causa”.

Coda

Frank Agramonte anotó en su diario que hubo hasta una reunión en Puerto Limón “para decidir si se llevaría al General Antonio Maceo a Cuba.” Algunos opinaron en contra, pero Flor Crombet estuvo a favor. Maceo y su gente arribaron sin previo aviso la víspera de la partida. En la reunión de La Mejorana, el 5 de mayo de 1895, Martí vio a Maceo todavía herido “por su reducción a Flor en el encargo de la expedición y gasto de sus dineros.”


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