Actualizado: 28/03/2024 20:07
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Cultura

Ballet

El colmo de la depauperación

Goteras, agujeros, una orquesta catastrófica…: La ruina que es hoy el Gran Teatro de La Habana sirve de sede al célebre Ballet Nacional de Cuba.

Enviar Imprimir

Pero el incidente más vergonzoso con la orquesta se produjo en el ensayo general de la función de apertura de la temporada, cuando a las seis y cuarenta y cinco minutos de la tarde varios músicos dejaron de tocar en medio del adagio, guardaron sus instrumentos y se marcharon. Los bailarines terminaron la pose con algunos violines, y ante los reclamos del director de orquesta, sus subordinados insubordinados respondieron que el horario de trabajo había concluido.

Para mayor falta —cual si fueran los mejores músicos del universo—, dejaron con la palabra en la boca a la maître Aurora Bosch, excelente bailarina en el pasado y una de las denominadas cuatro joyas del ballet de Cuba. Ni siquiera cuando la maestra les suplicó 15 minutos más de trabajo le prestaron atención. Aquel ensayo semejaba una caricatura. Para concluirlo, la bravísima Aurora solicitó una grabación de Giselle y continuó hasta el fin.

Desde que entraron al foso, los músicos se quejaron de falta de aire y exceso de humedad en el sitio, pero quién podría sentirse cómodo en aquel ambiente, con los extraños olores y el calor tropical. Nada justifica la vergonzosa actitud, una falta de respeto inadmisible. A los pobres bailarines también les faltaba el aire y llevaban todo el día en clases y prácticas, sin embargo, se entregaron de corazón. La disciplina de la danza clásica es rígida y ellos, que sí han conquistado un prestigio en el extranjero, asumen con seriedad la profesión.

Agujeros por doquier

Al concluir el día, además de las goteras, los baches y el calor en el escenario, no había agua potable en todo el teatro para que los artistas pudieran quitarse el sudor o al menos saciar la sed, natural tras una extensa jornada laboral. No se brindó una merienda, ni se prestó un mínimo de atención a los reclamos de algunos por las cordilleras del linóleo. A los bailarines no les importa ensayar el tiempo que sea necesario porque saben que la práctica hace al bailarín, pero atenderlos desde el punto de vista humano es su derecho, y un deber que la compañía olvida desde hace décadas.

Para "mejor" colofón de aquel ensayo, la tumba, es decir, el elevador de Giselle, presentó un fallo inesperado y faltó poco para que aquel sótano terrible se convirtiera en la tumba de Viengsay (Giselle). Por suerte, se consiguió detener la caída abrupta de la plataforma, y entonces se desistió de continuar. Ya en ese momento las bailarinas no tenían que simular ser espíritus, pues la mayoría tenía expresión de difunta. Hace "milenios" que deben estudiar muy bien los planos del suelo para tratar de bailar en los valles y no tropezar con las montañas, así que es normal que se agoten el doble.

Los agujeros aparecen por todo el teatro: paredes, techos, pisos, butacas, cortinas; incluso las viejas cortinas (otrora preciosas), que no cierran completamente si no es que una persona, cuyos pies se asoman por debajo de la tela cuando se desplaza, las arrastra y las une. Y por si fuera poco, el linóleo que utiliza la principal compañía artística del país es excesivamente pegajoso. Según comentan los artistas, este efecto les impide girar y ejecutar gran cantidad de pasos a plenitud. Incluso saltar exige más sacrificio de la cuenta: ya varios se han quedado pegados al suelo en algún paso de transición, así que terminar los grandes se convierte en un sacrificio. El público habanero "disfrutó" una temporada de Giselle con efectos especiales muy reales.

A pesar de las graves condiciones de infraestructura —apreciables a simple vista— que enturbian la elegancia del Gran Teatro, han sido anunciadas múltiples temporadas de diversas compañías nacionales para este verano. Mientras, un equipo de constructores maquilla la fachada para que en octubre, si aún se encuentra en pie el edificio, Alicia Alonso inaugure allí el XX Festival Internacional de Ballet de La Habana, cuyo cartel, una vez más, la tiene como protagonista.


« Anterior12Siguiente »