Actualizado: 18/04/2024 23:36
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CON OJOS DE LECTOR

El envés de la revolución cubana

Acaba de aparecer en Estados Unidos la traducción al inglés de 'Las iniciales de la tierra', un título emblemático de la narrativa cubana contemporánea.

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La autenticidad, uno de sus principales valores

Jameson considera que la traducción de Las iniciales de la tierra representa por eso un hecho excepcional, aparte de proporcionar una rara oportunidad de conocer de primera mano la narrativa cubana producida en la revolución. Diferencia ésta del realismo socialista, "un modo de escribir que en Cuba devino uno entre muchos". Dentro de ese panorama, considera que la novela de Jesús Díaz tiene mucho que decirnos sobre ese eterno debate acerca de qué es y qué debe ser la literatura política. Señala asimismo que, al igual que en las novelas políticas tradicionales, en Las iniciales de la tierra las relaciones del protagonista con los grandes hechos de la Historia adquieren una gran importancia. De ahí que como toda obra genuinamente nacional, demanda un tácito bagaje de conocimientos y referencias locales, lo cual a menudo hace que el lector medio norteamericano pueda sentirse incómodo. En eso tiene que ver el hecho de estar condicionado por ese tipo de literatura "para ser traducida", que hoy tanto abunda, y que en aras de ser más asimilable por un público universal prescinde de localismos y regionalismos, así como de las singularidades de su contexto.

Mucho más extenso es el trabajo de Ambrosio Fornet, quien a lo largo de veintidós páginas hace un análisis exhaustivo y a fondo de Las iniciales de la tierra. Ya desde el primer párrafo de su ensayo pone de manifiesto su alta valoración del libro de Jesús Díaz: lo cataloga como una novela emblemática de la revolución cubana, y como la más significativa de todas las que se ambientan en los años sesenta. Anota que no está seguro de en qué medida los lectores extranjeros podrán compartir su opinión, puesto que no poseen elementos para establecer comparaciones, ni tampoco la experiencia que les permitiría evaluar los méritos referenciales del texto. Sin embargo, no duda en expresar a tales lectores que pocas obras cubanas han logrado captar con tanta imaginación la compleja dinámica interna de ese periodo desde la perspectiva de un joven participante del proceso revolucionario. Y agrega que la autenticidad es, de hecho, uno de los principales valores de la novela.

Fornet pasa luego a referirse al itinerario ideológico de su autor, a quien estuvo unido por una amistad de muchos años. Con esas páginas, que a menudo se apoyan en testimonios autobiográficos y vivencias de primera mano, trata de ayudar al lector a comprender la que califica como difícil y contradictoria personalidad de un hombre que primero fue uno de los que más apasionadamente apoyó la revolución, para más tarde convertirse, durante los últimos diez años de su vida, en uno de sus críticos más duros. Reconoce el derecho que asiste a cualquier persona a revisar sus opiniones, y señala que Jesús Díaz no fue el primer intelectual que se distanció del proyecto de la revolución. Muchos lo hicieron antes que él y otros lo harían después. Mas su caso, expresa Fornet, era a la vez más simple y más complicado: para él Jesús Díaz no era cualquiera, sino Jesús Díaz, una evidencia palpable de la existencia de la revolución. Y su trayectoria política, sus libros, sus películas, estaban ahí para probarlo.

Tras esas páginas, Fornet vuelve a la novela, a cuyo análisis consagra la mayor parte del espacio. Recuerda que durante varios años su original estuvo condenado al limbo de una tácita censura, que no se atrevía a decir su nombre. Destaca después su singularidad como bildungsroman o novela de aprendizaje, al hacer coincidir el proceso formativo del joven protagonista con un proceso colectivo, desatado por la lucha de clases y las grandes transformaciones revolucionarias. Se refiere asimismo al recurso del cuestionario ("el cuentametuvida") a partir del cual se desarrolla el repaso de la vida de Carlos Pérez Cifredo, que hace que lo que comienza como un problema epistemológico (¿es posible conocer la realidad a través de detalles y hechos sacados de su contexto?), termine presentándose como un problema ético (¿es posible, basándose en esos detalles y hechos, juzgar el grado de responsabilidad social o integridad moral de una persona?). Se detiene, finalmente, en varios de los aciertos formales y técnicos de la novela, y menciona además aciertos como su fuerza imaginativa, su dramatismo, el empleo del humor y la ironía y la escrupulosa intensidad con que el autor recrea los personajes.

En abril de 1987, el respetado crítico español Rafael Conte publicó en el diario El País una reseña de la novela de Jesús Díaz, a la que dio el título que yo he tomado en préstamo para encabezar estas páginas. Con esa frase quiso resumir el talento con que el autor supo recrear esa primera etapa del proceso revolucionario cubano que llega hasta la fracasada Zafra de los 10 Millones. Como bien señala Conte, Jesús Díaz logra hacerlo en un libro que no es indiscriminadamente optimista ni apologético, "sino que describe minuciosamente toda suerte de errores y torpezas". Eso responde a que no está escrito desde el odio o el resentimiento. Díaz traza un itinerario, el que sigue la vida del protagonista de su novela, que va de la ilusión y el entusiasmo iniciales al desencanto y el dolor de quien asiste a la disolución de una hermosa esperanza. Su gran acierto como obra literaria es materializar ese tema en un texto —y cito una vez más a Rafael Conte— "sorprendente, sólido, apasionante, que se lee con una mezcla de fascinación y vértigo". La reciente publicación de The Initials of the Earth permitirá a los lectores de habla inglesa comprobarlo.


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