Actualizado: 28/03/2024 20:07
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El gran manipulador

Una nueva biografía muestra la historia siniestra de Mao Zedong.

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Mao Zedong fue responsable de la muerte de más de 70 millones de personas en tiempos de paz, más que ningún otro líder del siglo XX. Esta es la primera frase de la última biografía sobre el ex dictador chino, Mao: la historia desconocida (Jung Chang y Jon Halliday, 2005), que acaba de ser publicada en Portugal.

¿Cómo ha logrado el hombre cuya última biografía dice que provocó más muertes que Hitler (22 millones entre 1933 y 1945), Stalin (21,5 millones entre 1929 y 1953) o Pol Pot (de uno a dos millones entre 1975 y 1979), sobrevivir a su propia historia hasta convertirse en un ídolo?

¿Por qué el pueblo chino, el que más sufrió su megalomanía y ambición desmedida, lo sigue venerando como a un héroe?

La escritora china Jung Chang y su marido, el historiador británico Jon Halliday, emprendieron hace una década una investigación encaminada a desmontar, una a una, "las fábulas" que han hecho grande al dictador chino. El resultado, las 900 páginas de Mao: la historia desconocida, es un demoledor trabajo que acaba de ser publicado ahora en Lisboa, después de aparecer primero en el mercado anglosajón y que, como era de esperar, no podrá ser leído en China.

Jung, que estuvo en la capital portuguesa para el lanzamiento del libro, explicó que "es cierto que la China de hoy, desde algunos puntos de vista, no es un régimen comunista, pero continúa siendo una dictadura. Es por eso que Mao sigue siendo venerado, porque así el régimen justifica su monopolio del poder, invocando su nombre. Su herencia le da legitimidad a los nuevos dirigentes".

Mao intocable

En una conversación con periodistas, la autora explicó que eso sucede a pesar de que algunos de los hombres que dirigieron el país, después de la muerte del Gran Timonel, "fueron también víctimas de las purgas durante la Revolución Cultural".

Según ella, Deng Xiaoping, el gran reformador del sistema comunista chino, "falló en el momento decisivo. Cuando regresó al poder, después de la muerte de Mao, existía una voluntad enorme de rechazar su legado, de modificar el régimen, pero Deng prefirió no hacerlo, optó por mantener el poder en las manos del Partido Comunista. Pensó que si se rechazaba el legado de Mao, tendría que rechazar el legado del partido y, hacer eso, significaba acabar con el monopolio del poder. Como Deng no denunció a Mao en esa ocasión, todo se hizo más complicado y los chinos continúan siendo sometidos a sucesivos lavados de cerebro. Se les inculca que Mao era grandioso, y sus errores, apenas detalles al lado de sus realizaciones".

La autora del libro matizó que aunque "no sea invocada la doctrina de Mao, los nuevos dirigentes chinos sí justifican el monopolio del poder por parte del Partido Comunista, y eso no permite prever grandes cambios en el sistema político a corto plazo, porque es muy difícil descifrar los mecanismos para la adopción de decisiones, o la selección de los nuevos líderes chinos".

Jung Chang reconoció que han surgido nuevos ricos en China y ha crecido mucho la clase media, pero "como ahora tienen una vida confortable no se plantean alterar el actual estado de las cosas. Aunque estoy convencida de que más temprano que tarde alguien tendrá que proclamar que se necesitan reformas políticas", señaló.


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