Actualizado: 29/04/2024 2:09
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El gran manipulador

Una nueva biografía muestra la historia siniestra de Mao Zedong.

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La obra se lee como una novela. Uno de los capítulos más interesantes es el período denominado como el "Gran Salto Adelante", una serie de medidas económicas, sociales y políticas implantadas en la República Popular China a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta. Estas tenían la intención de utilizar la totalidad de la mano de obra para industrializar el país. Su fracaso, unido a una serie de catástrofes naturales, produjo una hambruna que provocó la muerte de más de 30 millones de personas.

"La imagen que tenía del dictador era más bien benévola, porque pensé que esta política, que provocó millones de muertes, había sido resultado de errores de Mao en la política económica. Pero nuestras investigaciones demuestran que fue un acto deliberado. El presidente Mao sabía perfectamente que millares de personas morían de hambre cada día, pero mandaba a incautar las cosechas para exportar cereales, con el objetivo de obtener recursos para convertir a China en una potencia nuclear", dijo Jung Chang.

El autor de este artículo se encontraba en Pekín, trabajando como profesor de español, cuando en octubre de 1964 los dirigentes chinos anunciaron que habían realizado su primer experimento nuclear en el desierto de Gobi y se produjeron enormes manifestaciones de júbilo, dirigidas "contra los imperialistas norteamericanos y los revisionistas soviéticos".

Emboscadas y venganzas

En su libro, Jung Chang revela los detalles de una reunión del Buró Político del Partido Comunista de China, promovida por el "número dos" del régimen, el entonces presidente de la República, Liu Chao Chi.

"Liu preparó una emboscada a Mao Zedong y le obligó a abandonar la política del Gran Salto Adelante. Mao se dio cuenta de que podía perder el apoyo del Partido y da marcha atrás, aparenta que rectifica, pero comenzó a preparar la venganza, que se produjo durante la Revolución Cultural", dijo Jung Chang en Lisboa.

Mao utilizó a partir del verano de 1966 a los denominados "Guardias Rojos" para defenestrar a los más altos dirigentes del Partido. Uno de los primeros que cayó en desgracia fue Liu Chao Chi.

Según Jung Chang, una de las cosas que le sorprendió "fue comprobar la forma obstinada como Mao se empeñó, desde 1949, en transformar a China en una superpotencia militar. Él quería dominar el mundo y todas sus políticas; desde la guerra de Corea hasta la Revolución Cultural, sólo pueden ser comprendidas si las analizamos a la luz de ese objetivo".

La obra también destruye el mito de "las hazañas" de la Larga Marcha. Jung Chang y su esposo descubrieron que el entonces dictador de China, el Generalísimo Chiang Kaichek, tenía un hijo estudiando en Moscú y éste era rehén de Stalin.

Las fuerzas armadas de Chiang Kaichek tuvieron posibilidad de aniquilar al Ejército Rojo de Mao durante la Larga Marcha, pero el embajador soviético en Pekín se encargó de advertir al Generalísimo que no debía hacerlo.

Según la autora de esta interesante biografía, "Mao no tenía ideología, pero se dio cuenta rápidamente de que la doctrina comunista era el instrumento ideal para su proyecto personal. Porque de acuerdo con los marxistas, lo que cuenta es la voluntad de la vanguardia, constituida por un número reducido de personas. Mao era un especialista en la manipulación de los pequeños grupos, así ejercía el poder combinando la tradición imperial china y el estalinismo".

Jung Chang confesó al presentar el libro: "Descubrí un Mao todavía más cruel de lo que podía imaginar".


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