Actualizado: 23/04/2024 20:43
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Cultura

Schlondorff, Cine, Arte 7

El poder de la belleza

Este filme se mantiene ambiguo en cuanto a las razones, pero el argumento del poder disuasivo de la belleza queda flotando como una gran posibilidad

Comentarios Enviar Imprimir

Diplomacy es la narración, basada en hechos reales, de una historia que probablemente nunca sucedió, pero que pudo ser. Es el relato ficticio de una realidad cuestionable, de un evento cuyas motivaciones, a pesar de años de investigación, no se conocen aún.

El filme se centra en un encuentro nocturno entre el diplomático sueco Raoul Nordling y el general alemán Dietrich von Choltitz, durante el cual el primero trata de convencer al segundo de que no lleve a cabo la orden dictada por Hitler de destrozar París si las fuerzas aliadas se aprestaban a tomar la ciudad. El tenso intercambio ocurre a altas horas de la madrugada del 25 de agosto de 1944, mientras se escuchan los ecos, cada vez más cercanos de los cañones aliados.

En junio de 1940 Hitler visitó París por primera y última vez, acompañado de su arquitecto favorito, Albert Speer, y de su escultor predilecto, Arno Breker. Su fascinación por la ciudad precedía su visita, había estudiado los planos del edificio de la Opera Francesa y fue la primera obra arquitectónica que visitó con extremo interés, con una atención al detalle que Speer describió como “tediosa”.

Hitler encargó a Speer, a quien además luego nombró como ministro de producción de armamentos, diseñar Berlín con amplios bulevares y espectaculares edificios que empequeñecieran la arquitectura parisina. Declaró que mientras Berlín se reconstruía y lograba el diseño planeado, París debía mantenerse intocable. La consideraba de su propiedad. Concluyó también que no debía regresar jamás a manos de los franceses y que si una derrota se perfilaba, debiera ser destruida.

La orden fue cierta. Los principales edificios parisinos, entre ellos la Torre Eiffel, el Museo del Louvre, la estación de Orsay, la Opera y muchos otros fueron rodeados de dinamita hasta sus cimientos. Von Choltitz, aristócrata y militar de carrera, como recién nombrado gobernador de París, estaba dispuesto a cumplir la orden. Nordling, a su vez, se había reunido varias veces con von Choltitz para negociar la liberación de prisioneros franceses y persuadirlo de darle trato humanitario a los restantes. Consiguió muchos de sus objetivos.

Pero al director y coguionista del filme, Volker Schlondorff, la historia le interesa solamente como entorno y para eliminar la tensión narrativa en base al final de la historia. Todos sabemos que París finalmente no explotó. La tensión se encuentra precisamente en la relación entre estos dos personajes.

A Schlondorff le interesa concentrarse en la ética de las relaciones de clase. Nordling es también un aristócrata, al igual que von Choltitz, un individuo que se rige por un estricto código ético, que lo lleva a alzarse por encima de las diferencias ideológicas y de las respectivas trincheras. Para acentuar esto, la narración ocurre en una habitación del Hotel Meurice, sede del estado mayor alemán y uno de los hoteles más aristocráticos de la ciudad. Hay ecos de La gran ilusión aquí, la gran obra maestra de Jean Renoir, en la cual se establece una relación de cierta fraternidad clasista, durante la I Guerra Mundial, entre dos aristócratas de bandos opuestos, un capitán alemán y su cautivo capitán francés.

Mediante el diálogo se establecen los antecedentes y las preferencias de cada personaje. Von Choltitz declara que está dispuesto a llevar su orden a cabo como anteriormente lo hizo en Sebastopol, donde arrasó con la población judía de la ciudad. Es un veterano de crímenes y combates. Un hombre que dice ejecutar sus acciones militares sobre la base de que las órdenes se cumplen y no se discuten.

Nordling, sabedor de ello, trata de persuadir a von Choltitz echando mano del argumento de la belleza de la ciudad. Argumenta que Paris no es una ciudad cualquiera, sino la ciudad más bella del mundo, llena de tesoros culturales, un patrimonio estético de la humanidad sin la cual el futuro de Europa no sería el mismo y von Choltitz quedaría no solamente como un criminal general nazi, sino como un hombre sin respeto por la cultura y por los valores occidentales.

La película toma después un giro más íntimo y ante su aparente fracaso, Nordling le toca el lado personal a von Choltitz, que a la larga confiesa que Hitler le pareció delirante la última vez que lo vio, y le promete salvar a su familia, ya que si von Choltitz no vuela París, por una ley reciente dictada por el Führer, su familia sería ejecutada.

El filme se mantiene ambiguo en cuanto a las razones, pero el argumento del poder disuasivo de la belleza queda flotando como una gran posibilidad. No se conoce aun lo que motivó a von Choltitz a no proceder con la orden. Lo cierto es que meses después nada pudo evitar que Varsovia fuera volada en pedazos por los nazis.

No debe confundirse este filme como una secuela o una redición de Is Paris Burning? (¿Arde París?). Un filme de René Clément, estrenado en 1969, que toca también el tema. Aquella era una de esas coproducciones fastuosas que se pusieron de moda en los años sesenta, con un elenco de superestrellas que en este caso estaba constituido por Jean-Paul Belmondo, Alain Delon, Orson Welles (que hizo el papel de Nordling), Glenn Ford, Claude Rich, Kirk Douglas, Yves Montand y Simone Signoret entre otras personalidades.

Aquella cinta, más centrada en la aventura y en el avance aliado para tratar de evitar la voladura de la ciudad, estuvo basada en un libro de Larry Collins y Dominique Lapierre, y el guión fue escrito por Gore Vidal y Francis Ford Coppola. Diplomacy se basa en la obra teatral homónima escrita por Cyril Gely, también coguionista con Schlondorff.

André Dussolier, actor favorito de Alain Resnais, resulta un Nordling creible. Lo asume como un refinado amante de la cultura y la historia, un hombre de gustos exquisitos que pone por encima de todo. Alguien capaz de seducir con su discurso mientras conspira contra quienes discute. Es una actuación sin fallas. Igualmente preciso y convincente, como von Choltitz, está Niels Arestrup (A Prophet, Sarah’s Key), un excelente actor que ha hecho sus mejores papeles a una edad tardía.

Schlondorff (Wiesbaden, Alemania, 1933), es un director que aunque no cumplió la promesa de sus inicios (El honor perdido de Katharina Blum, El tambor de hojalata), ha producido una cinematografía muy respetable, centrando muchos de sus filmes en el asunto nazi, y sus películas son siempre interesantes, en el peor de los casos. Aquí disfruta su rejuego con la Historia y aunque un poco cargada de teatralidad, la cinta fluye y le ayuda su brevedad de solamente 85 minutos. Sin embargo, es capaz de reunir y proponer provocativamente muchos temas de interés. No debe olvidarse que fue asistente de dirección de Louis Malle y de Jean-Pierre Melville, lo que lo hace manejar el suspense de una manera muy peculiar.

A pesar de su largo historial nazi y de los crímenes cometidos durante la guerra, von Choltitz pasó un tiempo en Trent Park, una cárcel para altos oficiales nazis y luego un tiempo en Camp Clinton, Mississipi, otra prisión que albergó varios generales nazis, fue liberado en 1947 y vivió tranquilamente hasta 1966. Nordling por su parte, continuó participando de la alta sociedad parisina de la posguerra y fue un mediador instrumental en que se le diera tratamiento benévolo al escritor Louis-Ferdinand Céline, que se encontraba encarcelado en Dinamarca por su colaboracionismo con los nazis y el régimen de Vichy y por su ferviente antisemitismo. Céline fue amnistiado y regresó a Francia en 1951.

Parece ser que el poder de la belleza artística, en muchos casos se sobrepone a un historial crímenes y traiciones. Schlondorff nos deja con esa cuestión en mente.

Diplomacy (Francia/Alemania, 2014). Dirección: Volker Schlondorff. Guión: Volker Schlodorff y Cyril Gely basado en la pieza teatral homónima de Gely. Director de fotografía: Michel Amathieu. Con: André Dussolier y Niels Arestrup. De estreno limitado en casi todas las ciudades americanas.


Los comentarios son responsabilidad de quienes los envían. Con el fin de garantizar la calidad de los debates, Cubaencuentro se reserva el derecho a rechazar o eliminar la publicación de comentarios:

  • Que contengan llamados a la violencia.
  • Difamatorios, irrespetuosos, insultantes u obscenos.
  • Referentes a la vida privada de las personas.
  • Discriminatorios hacia cualquier creencia religiosa, raza u orientación sexual.
  • Excesivamente largos.
  • Ajenos al tema de discusión.
  • Que impliquen un intento de suplantación de identidad.
  • Que contengan material escrito por terceros sin el consentimiento de éstos.
  • Que contengan publicidad.

Cubaencuentro no puede mantener correspondencia sobre comentarios rechazados o eliminados debido a lo limitado de su personal.

Los comentarios de usuarios que validen su cuenta de Disqus o que usen una cuenta de Facebook, Twitter o Google para autenticarse, no serán pre-moderados.

Aquí (https://help.disqus.com/customer/portal/articles/960202-verifying-your-disqus-account) puede ver instrucciones para validar su cuenta de Disqus y aquí (https://disqus.com/forgot/) puede recuperar su cuenta de un registro anterior.