Actualizado: 25/04/2024 19:17
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CON OJOS DE LECTOR

El poeta brillante y seductor que llegó a Guatemala (I)

Francisco Goldman recrea en 'The Divine Husband' el episodio de la vida de José Martí que éste poetizó en 'La niña de Guatemala'.

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El hombre tras la cortina de leyendas y mitos

¿Y fue ese poema el que te dio uno de los impulsos para escribir la novela?

Sí. Quise buscar entonces cuál era la verdad de este poema sobre esa niña que, según se dice allí, murió de amor. Yo sabía en ese momento muy poco sobre Martí, así que empecé a investigar. Me pasé un mes completo yendo diariamente a la biblioteca de Guatemala, sólo para revisar periódicos de la época cuando Martí estuvo allí. Esa biblioteca era un lugar increíble, que no tenía ni luz eléctrica. Si tú querías leer, te tenías que sentar al lado de una ventana. Quién sabe cómo archivaban las cosas. Había un viejito que venía y te ayudaba. Durante todas esas semanas llovió sin parar por veintiocho días y yo estuve allí estuve el polvo de aquellos periódicos tan antiguos. Debido a esa combinación de humedad y polvo, por primera vez en mi vida tuve asma, que por suerte desapareció cuando me mudé para México.

Para mí aquellas semanas fueron como perderme en el pasado. Lo que más estupendo me pareció, lo que más me impactó, fue que aquel pasado era muy extraño. Me pareció un mundo de fantasía que no tenía nada que ver con la realidad contemporánea. Qué raros eran entonces, qué rara era Guatemala en 1877, qué cosas tan extrañas publicaban los periódicos. Yo llené cuadernos y cuadernos con anotaciones. Recuerdo un día en que descubrí una noticia maravillosa: "El joven maestro cubano José Martí, recién llegado a nuestro país, anuncia que va a ofrecer en la Academia de Niñas de Centroamérica un curso de composición literaria, arte que tanto eleva el valor de la mujer". ¡Wow!, me dije. Obviamente éste es el mismo curso que tomó la famosa niña de Guatemala, así que si algún día escribo una novela ambientada en esos años alguno de los personajes va a tomar ese curso.

Era un tema fascinante para escribir una novela, pero luego pensé: Martí, con los veintitantos tomos de sus obras completas, un hombre que es todo un mito, oculto tras una cortina de secretos y leyendas. Era demasiado lo que tenía que aprender e investigar, de modo que eché el proyecto a un lado y me puse a escribir mi segunda novela. Sin embargo, nunca dejé de interesarme por la figura de Martí, y la tarea de tratar de entender quién fue se convirtió para mí en un hobby extraño y obsesivo.

¿Cómo diste con la clave para poder empezar a escribir la novela?

En 1997 terminé The Ordinary Seaman y entonces decidí por fin que quería retomar aquel proyecto. Quizás lo que hizo posible que pudiera empezar a escribir The Divine Husband fue que todos aquellos cuadernos que había ido llenando con detalles, sólo con detalles, como ya habían pasado casi cinco años se habían sedimentado, como sucede con la arena en una vasija con agua. Eran como una memoria con vida propia. Al releerlos, yo tuve la sensación de que había estado en Guatemala en esa época y recordaba ese lugar que, por supuesto, era completamente inventado, era una fantasía. Al tener ya ese sentido del lugar, mi imaginación, si tú quieres llamarlo así, pudo pisar tierra firme y avanzar. Pude pues comenzar a partir de algo, que fue esta idea de cómo era entonces la ciudad de Guatemala.

Sé que además de la biblioteca de Guatemala, investigaste en otros sitios.

Sí. Estuve becado en la Biblioteca Pública de Nueva York. Fui también al Centro de Estudios Martianos, en La Habana. En esos años yo tenía una compañera que es mitad inglesa y mitad cubana. Como cada navidad íbamos a Londres, aproveché para trabajar en el archivo donde guardan la correspondencia de los diplomáticos ingleses que estuvieron asignados en Sudamérica. También investigué en bibliotecas de México. La verdad es que cuando ahora pienso en todos los años —siete en total— que me llevó esta novela, no consigo explicarme qué me agarró. Qué me pasaba. Cómo lo hice. Cómo es que me pasé dos años leyendo sólo sobre monjas y conventos. Qué enfermedad mental contraje. (Se ríe) En cierto sentido, era mi manera de prepararme para escribir The Divine Husband. Pero no sé cómo me di el lujo de tomarme tanto tiempo. Espero no tener que volver a escribir un libro sobre una figura como la de Martí.

¿No sentiste un poco de temor al llevar a una obra de ficción a un personaje histórico de la relevancia de Martí?

Si yo fuera cubano, no creo que me hubiera atrevido a escribir esta novela. Me hubiera sentido muy intimidado. ¿Qué me llevó a meterme en este proyecto? Pues más que todo el hecho de que yo compartí ciudades con Martí. ¿Cuáles son las dos ciudades más importantes en mi vida: Nueva York y Guatemala. Por pura coincidencia, él vivió y trabajó en Nueva York por varios años. Pasó además dieciséis meses que para él fueron clave en Guatemala, dieciséis meses que lo impactaron y lo influyeron para siempre.


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