Actualizado: 23/04/2024 20:43
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Cine, Arte 7

El puente, los espías y el negociador

Todos los peores y más previsibles tics de Spielberg están presentes en esta película, pero entretiene

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El 10 de febrero de 1962 se realizó, en el puente Glienicke, que conecta Potsdam (entonces parte de la República Democrática Alemana), con Wansee (entonces en la zona ocupada por las fuerzas americanas en Berlín Occidental), el intercambio del espía soviético Rudolf Abel por el piloto americano Francis Gary Powers. Minutos antes del intercambio, se había confirmado la liberación en Checkpoint Charlie, de Frederick Pryor, un aspirante a doctor en economía que cursaba estudios en la Alemania del este y que había sido apresado y acusado de espionaje. El principal arquitecto de las negociaciones fue el abogado neoyorquino James Donovan.

En los eventos que llevaron a este episodio de la Guerra Fría y en el libro escrito por el propio Donovan, Strangers on a Bridge, The Case of Colonel Abel, se basa el más reciente filme de Steven Spielberg, Bridge of Spies.

Abel, cuyo verdadero nombre era William August Fisher, había sido apresado por agentes del FBI el 21 de junio de 1957. Nacido en 1903, en Londres, era hijo de rusos de origen alemán que habían emigrado a Inglaterra tras haber trabajado con Lenin y agitado en contra del zar. Educado en Londres, regresó con la familia a Moscú en 1921 y desde 1926 se puso a trabajar para la GPU, la agencia que precedió a la KGB, para la cual comenzó a trabajar acabada la II Guerra Mundial. Fue plantado como espía en Estados Unidos desde 1948.

Powers, antiguo capitán de la Fuerza Aérea Americana y luego miembro de la CIA, fue derribado en la Unión Soviética el 1ro. de mayo de 1960, cuando piloteaba un avión espía U-2 sobre el área de Sverdlosk.

Donovan era un socio mayor en una firma de abogados de seguros cuando primero, se le pidió defender a Abel en el juicio por espionaje. Años después se le encargaría gestionar el intercambio. Había sido, en 1942, consejero general asociado de la Oficina de Desarrollo e Investigaciones Científicas de Estados Unidos, encargado de supervisar la creación de la bomba atómica. En 1943 sirvió de consejero general de la Oficina de Asuntos Estratégicos, encargada de actividades de sabotaje, espionaje y operaciones encubiertas. De esto no hay mención en el filme. Fue fiscal asociado en los juicios de Nuremberg, por cuya labor se ganó la Medalla de la Legión de Mérito y su retiro como Comandante de la Marina. Esto se menciona de pasada al principio del filme.

Como nota curiosa, que se refleja en unos títulos al final del filme, Donovan fue nombrado por Kennedy para negociar el intercambio de los prisioneros de la Brigada 2506 que desembarcara en Playa Girón, por millones de dólares en productos alimenticios. Cuentan que la CIA le dio un traje de submarinismo envenenado para que se lo entregara a Fidel Castro y que al salir ambos juntos a pescar, Castro muriera envenenado, pero Donovan, fiel a sus principios, rehusó formar parte del proyecto de magnicidio.

Spielberg no deja que la complejidad de los personajes interfiera con el paso de su narración, por lo tanto, en aras de la agilidad, simplifica el perfil caracterológico de sus personajes. Donovan se presenta como un abogado listo, hombre de principios por los cuales lo arriesga todo, con una familia impecable y limpia, un adulto con espíritu de boy scout quien además está abierto a tender puentes por encima de las diferencias ideológicas. Puede ser que mucho de esto sea cierto, pero en el contexto del filme se presenta simplón y esquemático. Abel resulta un hombre honesto, que trabaja para su patria y para defender sus principios. Un tipo mordaz y lacónico que a la larga, resulta el personaje más interesante y atractivo de la película y que acepta su destino con la firmeza de un mártir. En la contraposición de estos personajes se apoya Spielberg para mostrar su vulgar versión de la igualdad moral de los imperios.

El ritmo narrativo es frenético y fluido. La acción se presenta de forma lineal, con las mínimas pero inevitables elipsis. Si bien hace algunos cambios a la historia real y añade hechos ficticios para lograr efectos dramáticos (por ejemplo, la casa de Donovan nunca fue tiroteada) y conseguir la identificación del público con sus personajes, así como algunas inexactitudes históricas (el Muro de Berlín no se estaba construyendo en los momentos en que Donovan negociaba el canje y él nunca vio a gente siendo asesinada mientras intentaban brincarlo), el espíritu de la época se refleja con fidelidad, si bien no la letra.

Spielberg nunca se ha caracterizado por la sutileza en sus argumentos y a cada rato nos machaca con sus puntos de vista, repitiéndolos en diálogos con fines pedagógicos, como si no fuera suficiente con lo que deja entender la narración. Esto es obvio cuando Donovan enfrenta a un agente de la CIA y le señala su origen étnico alemán, ya que su nombre es Hoffman, y le espeta con grandilocuencia en medio de un café: “Tu eres de origen alemán, yo soy de origen irlandés por ambas partes. ¿Qué nos hace americanos a los dos? El respeto a la ley”. Por otra parte, como en todas sus películas (ET, Minority Report, Jaws y la excelente The Sugarland Express) los representantes de la autoridad son mostrados como individuos corruptos o tan cerrados en hacer cumplir la ley que son capaces de violarla para ello. Todos los peores y más previsibles tics de Spielberg están presentes en esta película, pero entretiene. Es, además, capaz de mantener la tensión argumental a pesar de que casi todos conocemos de antemano el desenlace.

Las actuaciones son muy buenas si se les mira desde el punto de vista más convencional del cine comercial, ya que los personajes carecen de matices. Son esquemas estereotipados prefabricados por el guión y la riqueza histriónica es mínima, solamente se mantiene un tono de altivez a lo largo de la cinta. Tom Hanks, está eficiente, como de costumbre, cumpliendo con lo que le exige su rol como Donovan. Pero a pesar de ser una presencia más breve en la pantalla, es el actor inglés Mark Rylance (Angels and Insects, The Other Boleyn Girl) quien se roba el show en su papel de Abel. El resto del elenco está muy bien y cumple su cometido sin destacar mucho, ya que sus personajes giran alrededor de Hanks y Rylance y existen solamente en función de la narrativa.

Se dice que el guión, libremente basado en el libro de Donovan, le fue encargado a Matt Charman (Suite Francaise y la serie televisiva Our Zoo), pero que Spielberg no estuvo contento con el producto final y contrató a los hermanos Coen (Fargo, No Country for Old Men) para que lo retocaran. Pero no se ve mucho la sutil ironía de los Coen (solamente quizás en su presentación de la masa popular como un monolito de opiniones manipuladas por los órganos de prensa y propaganda que cambian según sople el viento mediático), a la larga, Spielberg se apoyó en ellos para filmar su punto de vista y sellar su estilo.

Por supuesto, la recreación de época, el vestuario y la fotografía del maestro polaco Janusz Kaminski, veterano de los filmes de Spielberg (Schindler’s List, Amistad, The Lost World: Jurassic Park, Munich y Saving Private Ryan entre muchas otras), están todos impecables y brindan el apoyo necesario a la contextualización de la trama.

El estreno del filme no puede ser más oportuno, lo que haría pensar que Spielberg es un oportunista. Encaja perfectamente con el clima político actual. El llamado moralista al respeto a las diferencias ideológicas, el clamor por no establecer fronteras insalvables. Spielberg critica un muro y un sistema ya inexistentes para protestar contra un muro posible y un fanatismo político de extremos que pudieran llevar a elementos fascistoides al poder. Todo aparentemente muy bien intencionado. Pero Bridge of Spies no pasa de ser un entretenimiento bien hecho, una banalización de un hecho histórico de grandes resonancias para consumo de masas. Con pretensiones salomónicas y patrioteras. En la función a la cual asistí, al final el público estalló en aplausos.

Bridge of Spies (EEUU, 2015). Dirección: Steven Spielberg. Guión: Matt Charman, Joel Coen y Ethan Coen. Director de fotografía: Janusz Kamisnki. Con: Tom Hanks, Mark Rylance, Amy Ryan, Alan Alda, Austin Stowell, Peter McRobbie y Sebastian Koch. De estreno amplio en todo Estados Unidos.


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