Actualizado: 15/04/2024 23:17
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Fuerte alegato antibélico

Al director de esta película, que también es coguionista de ella, le interesa mostrar el contraste entre quienes deciden los destinos de la guerra y el destino de quienes la tienen que pelear

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El novelista alemán Erich Maria Remarque (1898-1970), escribió All Quiet on the Western Front (conocida en español como Sin novedad en el frente) basándose en sus experiencias de la Primera Guerra Mundial, cuando sirvió en el Ejército Imperial Alemán. Publicada en 1928, en el período entre guerras, durante la República de Weimar, proclamada tras la abdicación del Kaiser Guillermo al final de la guerra, fue un documento de gran importancia y profundo efecto, al reflejar la manipulación de la juventud para llevarlos a la guerra y los daños psicológicos que esta había causado a toda una generación de alemanes.

En 1930 el director moldavo-americano Lewis Milestone (Chisinau, 1895-Los Angeles, 1980), llevó la obra al cine. Fue un filme de gran fuerza dramática y poética, bastante fiel al espíritu de la novela. Dada la época en que se estrenó, tuvo un gran impacto en las audiencias y le valió el Oscar a la mejor película y al mejor director.

En 1933 ya con los nazis en el poder, Joseph Goebbels, el ministro de Propaganda de Hitler, acusó a Remarque de “judío traidor” (Remarque no era judío, Milestone sí lo era), y este tuvo que salir huyendo hacia Suiza y luego a Estados Unidos, donde se convirtió en ciudadano americano y continuó su carrera de escritor.

Dada la importancia de la película y del libro, tanto artística como política que, además, fueron precursoras de todo un género, nadie se atrevió a hacer otro filme basado en la novela hasta 1979, cuando Delbert Mann realizó un remake bastante chato, aunque con buenas actuaciones de Ernest Borgnine y Richard Thomas.

Casi un siglo después de la aparición de la novela y del primer filme, sale a la luz la versión alemana, producida y distribuida por Netflix. Es una visión bastante fiel al espíritu de la novela y con acento en algunos elementos que no usaron los filmes anteriores y que quizá no formaban parte de la idea original de Remarque.

Las primeras secuencias tienen lugar en el campo de batalla, donde casi todos los soldados alemanes son aniquilados por tropas francesas. De ahí nos lleva a ver como en la retaguardia, las mujeres se dedican a zurcir y arreglar los uniformes de los soldados muertos para que sean utilizados por los nuevos reclutas.

Luego encontramos a Paul, el personaje central y alter ego de Remarque. Un joven con aspiraciones artísticas que es reclutado, junto con sus compañeros de clase, para formar parte del ejército imperial, animados con discursos de grandilocuencia patriótica de sus profesores. Son adolescentes que aún no han terminado sus estudios secundarios, pero lo dejan todo para luchas por la patria, tal y como se les convida.

La narrativa sigue a Paul en el campo de batalla, quien poco a poco va perdiendo a todos sus compañeros y va quedando anonadado con los horrores de la guerra. Todas las escenas de combate están muy bien realizadas, con cruda violencia bien explícita, para hacernos sentir la degradación psicológica de Paul. Los combates son cruentos, sobre todo los que involucran peleas de cuerpo a cuerpo, nos hace llegar esa inmediatez de la violencia contra un enemigo que ya tiene rostro y puede ser nuestra imagen especular.

Como en la novela y en los filmes anteriores, se acentúa la manipulación de la información para convencer a las masas de que la victoria está cerca, cuando en realidad, ya se está planeando la firma del armisticio y la rendición del ejército alemán. Pero a diferencia de sus antecesores, al director Edward Berger, que también es coguionista de este filme, le interesa mostrar el contraste entre quienes deciden los destinos de la guerra, y el destino de quienes la tienen que pelear. De quienes ven la lucha frente a un enemigo genérico, disfrazado de ideas y tradiciones opuestas, y de quienes ven al ser humano que tienen que matar antes de que este los mate a ellos.

Este acento quizá tiene mucho que ver con la influencia de un filme como La gran ilusión, la obra maestra de Jean Renoir de 1937 (también criticada por Goebbels), y en la cual no solamente se critican los horrores de la guerra, sino que se exponen las alianzas clasistas que van por encima de los intereses políticos. Un filme de gran ironía. Algunas secuencias de este filme están fotografiadas de una forma que recuerdan mucho a la obra de Renoir.

Berger asimila bien esta influencia. Esta All Quiet on the Western Front, es una película muy bien hecha, que no pretende ninguna innovación artística, pero que utiliza muy bien los nuevos recursos tecnológicos para lograr un efecto dramático impactante dentro de los cánones del cine convencional. El filme se toma su tiempo, por lo que no lo hace de mucho atractivo comercial. Es sombrío y sobrio, el humor y la ironía son mínimos.

La actuación del austríaco Felix Kammerer como Paul, en su debut cinematográfico, es excelente. Increíblemente, a pesar de sus 27 años parece más cerca de la edad de Paul (18) que Lew Ayres en la versión original, quien tenía a la sazón 22 años. El veterano actor alemán Albrecht Schuch, como Katcinsky, desarrolla una actuación muy eficiente. El siempre confiable actor español, Daniel Bruhl, protagoniza muy bien y con sobriedad, su rol como Matthias Erzberger, el ministro alemán encargado de negociar y firmar el armisticio con los franceses.

La fotografía de James Friend, en su primer trabajo en un largometraje, es excelente. Utiliza los contrastes y matices necesarios para cada secuencia, convirtiendo la pantalla en una continua expresión de emociones visuales. El uso de la música en la banda sonora resulta también de gran impacto dramático.

Si bien prefiero la versión de 1930, este es un filme con un mensaje antibelicista que se agradece, ya que durante los 92 años que han transcurrido entre la publicación de la novela y la realización de este remake, el Occidente no ha dejado de estar involucrado en guerras fratricidas, que desde que existe la televisión, y ahora con los medios digitales, se están convirtiendo en un visitante demasiado frecuente en nuestros hogares que por saturación, nos está haciendo inmunes e indiferentes a sus horrores.

All Quiet on the Western Front (Alemania/Estados Unidos/Reino Unido, 2022). Dirección: Edward Berger. Guion: Edward Berger, Lesley Paterson, Ian Stokell, basado en la novela homónima de Erich Maria Remarque. Director de fotografía: James Friend. Con: Felix Kammerer, Albrecht Schuch y Daniel Bruhl. Disponible en la plataforma Netflix.


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