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Golda, Cine, Arte 7

Fumando espero

Esta película usa elementos del thriller, del melodrama y del documental, pero nada cuaja y todo queda a nivel epidérmico

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(…) Tras la batalla
en que el amor estalla,
un cigarrillo
es siempre un descansillo
y aunque parece
que el cuerpo languidece,
tras el cigarro crece
su fuerza, su vigor. (…)

Estos versos de la canción que da título a esta reseña (que tras haber sido cantados por Imperio Argentina y Libertad Lamarque, fue censurado en la versión de Sarita Montiel que interpreta en el filme El último cuplé), pueden resumir el argumento central del filme Golda, del director israelí Guy Nattiv (Tel Aviv, 1973), quien desde hace un tiempo reside en Los Angeles. Lo que más resalta del filme es que Golda Meir, la primer ministro de Israel entre 1969 y 1974, era una fumadora empedernida, a pesar de tener diagnosticado cáncer, ya que se dice que se fumaba hasta 70 cigarrillos al día. Nattiv hace excesivo hincapié en ese detalle y parece olvidarse de todo lo demás.

La trama medular gira alrededor de la comparecencia de Golda Meir ante la Comisión Agranat, creada para investigar los fallos detectados en la prevención y respuesta israelí durante la Guerra de Yom Kippur ocurrida entre el 6 y el 25 de octubre de 1973, cuando Meir ocupaba el cargo de primer ministro, y que llevó a conversaciones posteriores entre Egipto e Israel, con la conclusión el 10 de octubre de 1975 de un acuerdo entre ambos países (Convenio en Ginebra). Una guerra sobre la cual aún se discute lo adecuado o no de la respuesta de las fuerzas de seguridad y las fuerzas armadas de Israel en los primeros momentos del ataque de las fuerzas combinadas de Egipto y Siria.

A través de largos saltos elípticos, la narración se centra mayormente en las discusiones y toma de decisiones que ocurren a puertas cerrada entre Meir y sus ministros y generales, entre los que aparecen Moshe Dayan, David Elazar, Ariel Sharon y Haim Bar-Lev entre otros. Contada a la manera de thriller, pero también llena de lugares comunes como el de muchos otros filmes similares.

La película no es un biopic, como muchos insisten, nos muestra a Meir en plenas funciones y tomando responsabilidades por sus decisiones. A ratos salta a recuerdos de ella cuando su niñez en Wisconsin, sus estudios de piano y otros recuerdos presentados de forma onírica, pero son momentos breves. Lo principal es sus enfrentamientos con sus ministros y sus encuentros con Henry Kissinger para solicitar ayuda en medio de la crisis petrolera del momento.

Pero el filme siempre vuelve al cigarrillo. Insiste en mostrar como Meir enciende uno con el cabo del que está acabando, el leitmotif de su camino hacia el salón donde recibirá radiación para tratar su cáncer, para llegar al cual tiene que pasar por una morgue, mientras fuma indiferente.

Supongo que para los que no conocen los hechos de aquella guerra, el filme resultará informativo, ya que se ajusta bien a los hechos, Nattiv ha sido muy cuidadoso, pero para quienes conocen los hechos, puede resultar aburrido.

En cuanto al lado humano de Meir, el filme no ofrece mucho más que clichés y solamente la vemos en relación a su asistente personal y a una secretaria que tiene a su hijo en el frente de combate. Cuando se asume la tarea de presentar a una figura de la estatura de Meir, el realizador debe exponer algo que no sea conocido, darle un giro personal o inusual a la narración, aunque sea propio de su imaginación. La adherencia factual a los hechos tiene importancia, pero no basta para dar una buena dimensión del personaje. Si todo va a quedar ahí, pues es mejor hacer un documental. La obra de ficción tiene que jugar con la mentira y la especulación.

Nattiv, usa elementos del thriller, del melodrama y del documental, pero nada cuaja, todo queda a nivel epidérmico. Tiene momentos felices, como el encuentro entre Meir y Kissinger, y si hubiera seguido por esa línea narrativa, el filme hubiera sido mejor. Pero nunca se decide, no le da pulso al débil guion de Nicholas Martin.

Golda Meir nació en Kiev, en 1898, cuando Ucrania formaba parte del Imperio ruso. A los ocho años emigró con su familia a Estados Unidos. Vivió en Milwaukee, donde se graduó de maestra y allí se casó y junto a su esposo se involucró en el movimiento laborista sionista y en 1921 se mudaron al Mandato Palestino, donde se erigió en representante de kibutzes y más adelante continuó su extraordinaria carrera política como firmante de la Declaración de Independencia de Israel en 1948, para luego ocupar diversos cargos ministeriales hasta llegar al de Primer Ministro. Helen Mirren, oculta tras prótesis y maquillaje, da muy bien la impresión de Meir que tenemos a partir de documentales, fotos y testimonios, pero, y no es culpa de ella, sino del guion, nunca del lado humano del personaje. Pero lo que hace lo hace de manera impecable.

Liv Schreiber como Kissinger, está muy bien, con poca participación, pero sacando el máximo. El resto del elenco, que incluye a Lior Ashkenazi como David Elazar, Rami Heuberger como Moshe Dayan y Camille Cottin como Lou Kaddar, la asistenta de Meir, logran darles una humanidad a sus personajes que el personaje de Meir no consigue,

La fotografía de Jasper Wolf (Monos), se mueve muy bien entre el cromatismo documental y los momentos oníricos del filme, su posicionamiento de la cámara ayuda un poco en la efectividad del guion.

Como cubano, solamente quiero añadir algo que el filme no toca (no tiene por qué, pues se sale de su marco), la participación de más de 4.000 tropas cubanas y pilotos de Mig 21, enviados por Fidel Castro a apoyar la invasión del lado de los sirios.

Golda es un filme que desperdicia un buen tema y en el cual nada cuaja en la narrativa, a veces parece desarticulado. No pasa de ser un filme mediocre. Hubiera podido tener menos cigarrillos y más imaginación.

Golda (Reino Unido/Estados Unidos, 2023). Dirección: Guy Nattiv. Guion: Nicholas Martin, Dirección de fotografía: Jasper Wolf. Con: Helen Mirren, Lior Ashkenazi, Rami Heuberger y Camille Cottin. De estreno amplio en todo Estados Unidos.


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