Actualizado: 28/03/2024 20:07
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CON OJOS DE LECTOR

La Negra no sólo tiene tumbao

Xiomara Laugart retoma su carrera como solista, en un compacto en el que interpreta temas de compositores como Juan Formell, Marta Valdés, Luis Marquetti y Meme Solís.

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Fusión hecha con talento y creatividad

Por otro lado, ha sido esa faceta de Laugart la que permitió que haya logrado el respeto y la aceptación de la comunidad del jazz latino de Nueva York. En tal sentido y pese a que las comparaciones siempre resultan odiosas, es significativo que algunos críticos norteamericanos han señalado en ella reminiscencias de Sarah Vaughan y Nina Simona. No debe extrañar por ello que su más reciente trabajo discográfico aparezca bajo el sello Chesky Records, en cuyo catálogo el jazz cuenta con una importante presencia. El nombre de Xiomara Laugart aparece así al lado de artistas tan famosos como Peggy Lee, Mongo Santamaría, Paquito D'Rivera, Check Mangioni, Ana Caram.

En estas canciones hallamos, en efecto, elementos jazzísticos, que se traslucen sobre todo en los arreglos. Hay, por supuesto, una influencia importante de la música cubana, algo aportado por la intérprete. E incluso se advierte un chinchín de funk. Pero todos esos ingredientes han sido fusionados con talento y creatividad, y el resultado es de una coherencia y una calidad fuera de toda duda. Xiomara posee atractivos suficientes para no defraudar al público más neófito, pero quienes de veras lo disfrutarán y apreciarán en su justo valor serán aquellos que piden algo más que unas melodías resultonas y unas letras pegadizas. Me atrevo a afirmar que en ese equilibrio ha tenido mucho que ver Andrés Levine, un músico y productor que sabe combinar la elaboración y el alcance popular, sin hacer concesiones al comercialismo más obvio y burdo.

Por lo menos cinco de los temas incluidos en el compacto eran ya conocidos a través de otros artistas. En la voz de Xiomara Laugart, sin embargo, adquieren aires nuevos y un sello muy personal. Por ejemplo, en la primera parte inyecta a De mis recuerdos un aire suavemente sonero, para luego pasar en la segunda. En la otra composición de Juan Formell, La Habana joven, el acompañamiento se reduce —como también en Lazos traicioneros y No creo— a guitarra acústica, a lo cual Laugart adiciona el chasquido de los dedos. A ello se agrega un tratamiento mucho más suave e intimista que el que originalmente le dieron Los Van Van. Una excelente versión acústica, en suma, que nos redescubre esa pieza.

Otra interpretación sorprendente es la de Moliendo café, a la que además corresponde el arreglo más audaz de todo el compacto. Se inicia con un tratamiento de la percusión que remite a los ritmos afrocubanos que se impusieron en Nueva York en la década de los treinta y los cuarenta. El protagonismo pasa luego a una guitarra eléctrica ejecutada a la manera de Carlos Santana, que nos devuelve a sonidos más contemporáneos. Es, no obstante, el único momento en el cual el ritmo se intensifica, pues la nota dominante en Xiomara, lo dije antes, es reposada y romántica. Precisamente, los dos temas que siguen a Moliendo café, son las versiones acústicas de La Habana joven y No creo, broche de oro para cerrar un magnífico compacto. Mas el brillante trabajo de los instrumentistas, al igual que el buen nivel de los arreglos, está siempre —como debe ser en un trabajo como éste— al servicio de Laugart, cuya maravillosa voz es la que da personalidad, solidez y consistencia a Xiomara.

En Cuba, a Xiomara Laugart se le llamaba cariñosamente "La Negra", un término que sería inaceptable en este país tan obsesionado con lo políticamente correcto. Con su último trabajo discográfico, La Negra viene a recordar que es una cantante de amplios registros y que no sólo tiene tumbao.


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