Ladra mucho, muerde poco
Esta es una mala película de una buena directora
The Power of the Dog es un filme que insiste demasiado en crear tensión entre los personajes y en dirigir la atención del espectador hacia diferentes posibles escenarios, pero al final la mayoría de las pistas que ofrece, resultan un vano ejercicio de distracción. Y este es solamente uno de los muchos problemas narrativos de los que adolece esta obra.
Basado en la novela homónima de Thomas Savage, publicada en 1967, el filme nos sitúa en Montana, en 1925, en el rancho de los Burbank, en un lugar situado en medio de la pradera y entre inmensas montañas, donde la mansión que habitan, lujosamente amueblada, contrasta con los alrededores, así como contrastan las personalidades de los hermanos George y Phil, cuya fortuna deriva de la cría de ganado vacuno y equino
George, el que aparenta ser menos inteligente, siempre viste traje, incluso cuando monta a caballo y prefiere andar en automóvil. Quiere dar una imagen de refinamiento, a pesar de ser un ignorante que no pudo ir a la universidad y está interesado en obtener un status social a la medida de su fortuna. Phil siempre viste de vaquero, se pasa el día sucio (“Apesto y me gusta”), con el ganado y entre otros vaqueros, alardeando de exceso de testosterona mientras cuenta anécdotas sobre un tal Bronco Henry, quien, según él, le enseñó todo lo que sabe de animales, de la pradera y de montar a caballo. Bronco Henry murió veintiún años atrás. Pero detrás de toda esa fachada, está un hombre que estudió literatura clásica en Yale. Ya aquí se le empiezan a ver las costuras al argumento.
Durante una movida de ganado, se detienen a pasar la noche en el hostal de Rose, una viuda que lo administra y a quien ayuda su hijo Peter. Es un viaje que obviamente han hecho con anterioridad. Durante la cena, Phil se burla, con agresividad, del afeminamiento de Peter, quien además de ser muy delgado y pálido, se dedica a hacer flores de papel. La burla no solamente hiere a Peter, sino también a Rose, quien llora desconsoladamente. George la ve y regresa a verla al día siguiente. Acto seguido, nos enteramos que se casaron y que Rose vendió el hostal. Peter va a estudiar medicina.
Una vez que Rose se instala en la mansión, Phil la confronta y la acusa de oportunista e interesada, que solamente está detrás del dinero de la familia. Se establece entre ellos una relación pasivo-agresiva con cierta carga erótica que parece no terminará bien.
Durante un receso en sus estudios, Peter regresa al rancho y Phil primero lo acosa y se mofa de él, mientras lo alecciona sobre como montar a caballo y como lidiar con las vacas y los toros. Pero en un momento determinado, decide acogerlo bajo su padrinazgo para de verdad mostrarle como ser un buen vaquero. Uno de los puntos que causa el giro es el hecho de que Peter puede ver, en la montaña cercana, la figura de un perro que crean las sombras, algo que, según Phil, solamente Bronco Henry podía ver. Peter acepta la mentoría de Phil, a pesar de que está muy molesto por la forma en que éste trata a su madre.
Esta es la parte de la trama mejor hilvanada y que definitivamente se va a convertir en la razón de ser el filme, en su conflicto central que dará lugar al desenlace que, aunque previsible, está resuelto con imaginación. En un momento dado Phil confiesa que tuvo una relación homosexual con Bronco Henry, un hombre tan mayor que él, como lo es Phil de Peter en este momento. Es una historia que pudiera repetirse con un giro macabro.
Sucede que este filme tiene demasiados problemas narrativos. En primer lugar, la relación entre los hermanos no resulta creíble en la pantalla. Se ve forzada por un guion que a cada paso quiere decir que nada es lo que aparenta ser, pero este contrapunto tan obvio resulta risible en el mejor de los casos. En segundo lugar, la relación entre George y Rose está muy mal establecida. Nunca se saben los verdaderos intereses de Rosa, pero no es por una ambigüedad intencional, sino por defectos de narración.
Luego está la relación entre Rose y Phil, que se entiende bien dado el desarrollo final de la trama, pero que juega con el espectador augurando un desenlace fatal entre ambos personajes, con un crescendo emocional que solo resulta una pista falsa y tramposa. Y así también diluye otros temas que en un momento dado apunta como significativo, pero que luego desaparecen de la trama, como la relación de los Burbank con sus padres.
Claro, esta es una mala película de una buena directora, por lo que siempre hay algo meritorio en ella. Jane Campion (Wellington, Nueva Zelanda, 1954), alcanzó fama mundial en 1993 con su filme El piano, con el cual ganó el Oscar por el mejor guion y que la valió también óscares a Anne Paquin y a Holly Hunter por sus actuaciones, secundaria y estelar respectivamente. También ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes y el César a la mejor película extranjera, entre muchos otros premios. Campion había realizado en 1990 la que para mi es su mejor obra, An Angel at My Table basada en la autobiografía de la novelista Janet Frame.
Después de El piano, sus siguientes filmes (Holy Smoke, The Portrait of a Lady, In the Cut) no rebasaban la mediocridad. En 2009 filmó Bright Star, una película bastante buena, pero sin mucha garra cinematográfica y luego se pasó 12 años sin dirigir largometrajes hasta ahora con The Power of the Dog. Quizá tenía demasiadas ideas en su mente y las quería lanzar todas a la vez, con lo cual abarcó mucho y apretó poco.
Campion, quien es la autora del guion, impone demasiada gravedad a los temas del bullying y el homosexualismo reprimido en un ambiente predominantemente machista y los va desarrollando a través de símbolos y contrastes que son a veces demasiado evidentes y en pocas ocasiones son inteligentes. Toma un poco del argumento del filme Al este del paraíso, el filme, muy superior, que dirigió Elia Kazan en 1955 y que le valió el premio al mejor filme dramático, en Cannes, se desarrollan en épocas parecidas, la relación entre los hermanos es similar y al final termina con la lectura de un salmo (el 32 en el caso del filme de Kazan, el 22 en el de Campion).
En general, la película no funciona bien como unidad. Además, si hubiera sido hecha quizá diez años atrás, por su tema, hubiera sido innovadora y controversial, pero hoy en día solamente se suma a temas que han encontrado su altar y su protección en lo políticamente correcto, son temas favoritos de la seudointelectualidad hollywoodense.
Benedict Cumberbatch, a pesar de ser uno de los mejores actores del cine de hoy, parece incómodo en su personaje y lo interpreta lleno de clichés y de poses hechas. Los roles de Jesse Plemons como George y Kirsten Dunst como Rose, están escritos tan unidimensionalmente que los actores no pueden hacer mucho con ello. El australiano Kodi Smit-McPhee sí saca provecho de su físico y de sus capacidades histriónicas para convertir, gradualmente, al personaje de Peter en el más interesante del filme.
La música está muy bien utilizada en el filme. Incluso en un momento dado hay un duelo entre Phil en el banjo y Rose en el piano, que parece el O.K. Corral entre notas. La fotografía de Ari Wegner (Zola), es excelente y utiliza un cromatismo de poco brillo que ayuda a comprender visualmente los contrastes entre la mansión y sus alrededores con todas sus connotaciones emocionales.
La película ha recibido elogios de todo tipo y ya aparece en las listas de los críticos más reputados como una de las diez mejores del año. Yo solo puedo entender eso por la tendencia al contenidismo en la crítica actual. Para mí, este es un filme que se pierde en su ambición y que se diluye demasiado, a pesar de que llega al final con fuerza.
The Power of the Dog (Reino Unido/Australia/Nueva Zelanda/Estados Unidos, 2021). Dirección: Jane Campion. Guion: Jane Campion basado en la novela homónima de Thomas Savage. Director de fotografía: Ari Wegner. Con: Benedict Cumberbatch, Kodi Smit-McPhee, Kirsten Dunst y Jesse Plemons. Disponible en la plataforma digital de Netflix.
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