Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Las páginas (ocultas) del 'Diario de Mauricio'

El nuevo filme de Manuel Pérez obvia sucesos de la historia cubana como el fusilamiento del general Ochoa o el hundimiento del trasbordador 13 de Marzo.

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Páginas ausentes

Sobre el trabajo de Pérez pesan los años que estuvo sin realizar un largometraje de ficción. El último fue La segunda hora de Esteban Zayas, en el año 1984. No obstante, la mayoría de los actores logra convencer en sus personajes —muy sobrio Rolando Brito en su Mauricio, consistente Enrique Molina, con sutiles matices Blanca Rosa Blanco—; la trama por momentos se arrastra en situaciones repetidas que la alargan gratuitamente. Y en el cine, las palabras no deben sustituir a las imágenes.

De nuevo, el cine cubano queda en las expectativas. Porque es curioso que un personaje como Mauricio, inquieto y analítico, sólo indague en los recuerdos de ciertas páginas de su diario: faltan sucesos tan importantes en esos doce años de balance vital e ideológico como el fusilamiento del general Arnaldo Ochoa, el llamamiento al Cuarto Congreso del Partido Comunista de Cuba o el hundimiento del trasbordador 13 de Marzo, por sólo mencionar algunos que conmocionaron la vida de los cubanos.

Incluso, la visión que se da sobre los sucesos del 5 de agosto no supera la envergadura de una reyerta callejera. Una vez más, las palabras pretenden explicar lo que debieron mostrar las imágenes. Entonces, la verdad se muestra a medias.

No podía ser de otro modo. Si Manuel Pérez, que también escribió el guión de Páginas… hubiera incluido estos sucesos en la historia se hubiera visto obligado a modificarla o a guardarla en la profundidad de una gaveta.

Por eso no es una casualidad que el compañero Mauricio, obstinado y contento de permanecer en Cuba a pesar de los vientos contrarios, disfrute tanto los eventos deportivos en que Cuba mantiene una cierta superioridad. En ellos es frecuente que nuestra bandera ondee en el sitio más alto y todos se deshagan en elogios sobre el sistema deportivo cubano.

En Cuba el deporte es un derecho del pueblo. No importa que el costo de extraordinarios resultados implique más rigores sobre el cubano de a pie. Los eventos deportivos sirven para cultivar el nacionalismo más acendrado y la fidelidad a la revolución. Y también porque bajo el ritmo trepidante de un buen partido de pelota o de voleibol se olvidan mejor ciertas páginas de diarios que, como ocurre con el de Mauricio, es mejor no releer.


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