Actualizado: 28/03/2024 20:07
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Cine, Arte 7

Los felices sesenta

El director de esta película desaprovecha las oportunidades que la trama le ofrece y todo queda en un vacío que no satisface

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Ese es el título de una película española de 1963, interesante pero fallida, dirigida por Jaime Camino, quien después de eso no hizo nada más que valiera la pena. Lo mismo pudiera decirse de Guy Ritchie, un prometedor director inglés, quien debutó con la excelente Lock, Stock and Two Smoking Barrels (1998), a la cual siguió la también muy buena Snatch (2000), pero que después que se casó con Madonna, esta lo convenció para que la dirigiera en Swept Away (2002), un desastroso remake de la joyita original de Lina Wertmüller, de la cual quedo solo la participación de Giancarlo Giannini, y a partir de ahí, Madonna lo dejó y luego dirigió unas cuantas películas de poco valor crítico o comercial.

A Ritchie le han dado la oportunidad de encargarse de lo que pudiera ser una franquicia basada en la serie televisiva de 1964, titulada The Man from U.N.C.L.E, un thriller de espionaje fuertemente arraigado en la Guerra Fría. La serie duró, con mucho éxito, hasta 1968. Las siglas de U.N.C.L.E. quieren decir United Network Command for Law Enforcement (o Comando de la red unida para el establecimiento de la ley), una organización que utilizaba antiguos malhechores para combatir el mal en todo el mundo y adelantarse a las maniobras del comunismo.

Al igual que en la serie, en el filme los viejos rivales Napoleon Solo, un antiguo militar americano que se distinguió en la II Guerra Mundial pero que luego se dedicó a lucrar con arte robado de las arcas nazis y a otras fechorías que lo hicieron terminar en la cárcel, a quien dadas sus cualidades como espía, hombre de acción y de gran refinamiento, la CIA lo recluta para incorporarlo a U.N.C.L.E, y su contrapartida soviética, Ilyia Kuriakin, un genio ruso, fanático extremista, de extraordinarias habilidades físicas y gran talento intelectual, pero cuyo padre terminó en los Gulags estalinistas tras la guerra y que parece tener una gran reverencia por su figura paterna, lo cual la KGB manipula y lo sitúa para que trabaje en coordinación con U.N.C.L.E, tienen que trabajar juntos para combatir un mal mayor. Es la détente antes de la détente.

En este caso, tienen que darse a la tarea de encontrar a un científico nazi que se encuentra escondido bajo el manto de un grupo de fascistas italianos, quien está a punto de desarrollar una tecnología para fabricar bombas atómicas pequeñas y fáciles de vender al mejor postor. Para ello deben establecer contacto con la hija del nazi, quien trabaja como mecánico en Berlín Oriental.

El filme comienza con una cacería por las calles de Berlín Oriental, cuando Solo trata de extraer a Gaby (la hija del nazi), y es perseguido por Kuriakin. Las escenas están filmadas con baja tecnología, lo que las hace más interesantes. Solo trata de enfrentar con su sutil intelecto las extremas habilidades físicas y la inteligencia para la acción de Kuriakin. La acción es intensa, jamás un Travant se ha visto tan rápido y tan eficiente como en esta correría. Más tarde se sabe que todo fue coreografiado por los superiores de la CIA y de la KGB.

A partir de aquí, la trama se centra en las aventuras y desventuras de los dos héroes en la persecución de su objetivo de penetrar a la organización fascista con Gaby a cuestas. Comienza entonces una cadena de trampas y jugarretas en las cuales todas las partes se esmeran en ser más ingeniosos que sus rivales. Seguir contando estropearía el placer de algunas sorpresas de la trama, pero el filme va en lenta pero segura caída argumental. Se mueve entre la acción y los diálogos irónicos y no se decide por ninguno de los dos. Queda timorata artística y comercialmente. Entretiene, pero no tanto. Es aguda y cool, pero no tanto. La salva que nunca se toma en serio.

1963 fue un buen año para el cine. Se rodaron o se estrenaron 8 y medio, Le Mépris, Los pájaros, Fuego fatuo, El sirviente, Tom Jones, Il Gatopardo, Hud y Billy Liar entre otras. Losey, Lindsay Anderson y Tony Richardson reinaban en el cine británico. Ritchie decide homenajear a Richardson y a Richard Lester, a la vez que a William Klein. Estos son los sesenta de Polly Magoo y la moda geométrica, de El quid y A Hard’s Day Night y hay muchas secuencias de tributo que lo prueban. Es un período anterior a los sucesos del 68 en Paris y en Praga. Anterior al movimiento hippie. Con la Guerra Fría recién desencadenada y a todo vapor. El muro de Berlín con el cemento aún fresco. Nikita Jruschov y Kennedy intercambiando jabs verbales. El presidente americano un poco más maduro tras la Crisis de Octubre.

Pero Ritchie opta por estilo por encima de substancia. Visualmente la época está muy bien reflejada y las referencias son sutiles, permitiendo enmarcar el período adecuadamente sin ser demasiado obvio y repetitivo. Desaprovecha las oportunidades que la trama le ofrece y todo queda en un vacío que no satisface.

Henry Cavill, el Clark Kent de Man of Steel, un excelente actor inglés también recordado por su participación en Red Riding Hood, interpreta a Solo al estilo de un James Bond que combina mucho de Roger Moore y algo de Sean Connery. Lo hace muy bien pero el personaje no despega. Cualquier similitud de Solo con Bond no es coincidencia. Ian Fleming, el creador de Bond, fue el primer asesor de la serie original. Armie Hammer (The Social Network, Entourage y varias series de televisión) interpreta perfectamente el rol de Kuriakin.

La sueca Alicia Vikander (Ex Machina, A Royal Affair) resulta eficiente en su papel de Gaby, a quien se presenta como un fetiche de la idealización soviética de la sociedad occidental. La actriz franco-australiana Elizabeth Debicki (The Great Gatsby), desempeña sin esfuerzo su papel de la malvada fascista. Un rol bastante esquemático.

La fotografía de John Mathieson, veterano de Brighton Rock, Gladiator y Kingdom of Heaven, entre otras, retrata a la perfección la excelente reproducción de época. Ni se le nota el esfuerzo. La banda sonora mezcla canciones del período junto a composiciones de corte contemporáneo y la combinación resulta eficiente, reflejando nostalgia y actualidad.

Ritchie no supo aprovechar la oportunidad. Dirigió el filme con indecisión y esa tibieza es lo que percibe el espectador.

The Man from U.N.C.L.E. (EEUU, 2015). Dirección: Guy Ritchie. Guión: Guy Ritchie, Lionel Wigram, Jeff Kleeman y David C. Wilson. Fotografía; John Mathieson. Con: Henry Cavill, Armie Hammer, Alicia Vikander. Elizabeth Debicki y Hugh Grant. De estreno amplio en todas las ciudades americanas.


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