Los verdugos, la banalidad del mal y el exilio

El cine iraní sigue sorprendiendo con filmes originales y de gran fuerza expresiva, realizados bajo censura y con escasos recursos, demostrando que la imaginación lo puede casi todo, por eso es tan temida por los totalitarismos y las autocracias.

There Is No Evil, la obra más reciente de Mohammad Rasoulof, toca un tema muy poco explorado tanto en el cine como en la literatura. El dilema existencial del verdugo. Pero va mucho más allá de ello. También explora las actitudes del hombre cuando se enfrenta a una situación extrema, ante la cual debe tomar decisiones que tienen consecuencias vitales no solo para sí mismo, sino, además, para sus familiares y allegados. Analiza las actitudes, conductas y racionalizaciones que ocurren cuando se asume el peso de la responsabilidad individual.

El filme consta de cuatro episodios. En el primero un empleado de una prisión sale de su trabajo y luego lo seguimos en su rutina diaria. Ayuda a unos vecinos a rescatar a un gato, luego va con su esposa al banco a recoger su salario y luego a la hija en la escuela, van todos al supermercado y de ahí a la casa de su madre, que está enferma, se la limpian, le cocinan y aseguran que tome sus medicinas. Luego comen en una pizzería. Más adelante lo vemos regresar a su trabajo, en un momento determinado se queda parado por un rato ante un semáforo en verde, tenso y confundido por un momento. Luego llega a su trabajo y cuela un té y espera una orden y en ese instante, cuando nos damos cuenta que es el encargado de apretar el botón que habilita los ahorcamientos, sucede una de las escenas más crudas y violentas que he visto, sin que se vea ni sangre, ni tiros, ni nada grotesco.

El hombre encarna, de manera aún más obvia, lo que Hannah Arendt vio en Eichmann durante su juicio. Ese vecino anodino, que cumple con sus deberes cotidianos, cumple a su vez con la tarea más horrible porque es solamente un avatar de la vida diaria, un empleo, una orden a cumplir.

El segundo episodio se centra en un joven que está prestando servicio militar (en Irán es obligatorio cumplir 21 meses antes de poder trabajar, continuar estudiando o ser reconocido como ciudadano legal) y le toca ser parte de un grupo destinado a ahorcar condenados a muerte. Enfrentado a su primera misión siente que no puede hacerlo y trata de que otros lo hagan por él. Los diálogos entre él y sus colegas de grupo son muy importantes en este episodio y de manera desenfadada tocan temas trascendentes, como la culpa, el cumplimiento de la ley, la imposibilidad de alterar la realidad existente. Algunos justifican sus acciones porque son legales y no tienen más remedio que cumplirlas o exiliarse. Otros le disputan que al tratar de hacer que lo haga otro sigue siendo un inmoral, porque solamente quiere evadir su responsabilidad como individuo. El episodio gana en intensidad dramática y se convierte en una especie de thriller. Pero lo importante está en la dinámica que establecen los personajes.

En el tercer episodio otro joven que cumple el servicio militar accede a realizar una ejecución para poder tener un fin de semana libre y estar en el cumpleaños de su novia. Está convencido, o se quiere convencer, de que algo malo hizo el prisionero para quedar condenado a muerte. Luego se entera que era un disidente y más tarde de su relación con la familia de su novia. Es de nuevo una excelente representación de la banalización del mal, del cumplimiento del deber como excusa de un acto tenebroso

En el cuarto y último episodio una joven llega a Irán para conocer y residir por un tiempo con sus tíos, quienes viven en una zona remota. Viene de Europa, donde vive con su padre, que es médico y parecen tener una buena situación económica. Está estudiando medicina, pero no sabe si quiere seguir y lo hace solamente por complacer a su padre. Se sorprende que el tío también es médico y que viva en medio de tanta pobreza. Resulta que le tienen la sorpresa de que el tío es en realidad el padre, y que una vez se negó a cumplir con su deber de verdugo, por lo cual tuvo que sacarla a ella del país y fue convertido en una no-persona.

Este es un filme excelente y que se enfrenta a temas que normalmente esquivamos o no queremos entender. Para quienes venimos de un sistema totalitario muchas situaciones son familiares y muchos debiéramos replantearnos algunos de los temas que se tocan. ¿Justifica la legalidad de un acto su inaceptabilidad moral? ¿Es el instinto de supervivencia suficiente para racionalizar cualquier acción? Estas y muchas preguntas se van planteando a lo largo de la película. Rasoulof trata de no dar respuesta y dejar que cada cual responda, aunque es obvio donde están sus preferencias.

La cinta está censurada en Irán y fue filmada y sacada clandestinamente. Rasoulof se encuentra apelando una sentencia de un año de cárcel y prohibición de filmar. Aunque reside parte del tiempo en Hamburgo, siempre regresa a Irán.

Nacido en 1972, Rasoulof es un veterano de la controversia. En 2010 fue arrestado mientras filmaba Goodbye, acusado de filmar sin permiso. Sus filmes Manuscripts Don’t Burn (2013) y A Man of Integrity (2014) ganaron el premio de la Fipresci y el de Un Certain Regard, ambos en Cannes respectivamente. En 2019 un Consejo Revolucionario lo condenó a doce meses de prisión porque su película A Man of Integrity “atentaba contra la seguridad nacional y era propaganda contra el sistema”. En su camino a apelar la decisión, se le sumaron varios cineastas iraníes, entre ellos Asghar Farhadi y Jafar Panahi. En marzo de 2020 fue nuevamente sentenciado a doce meses de privación de libertad porque tres de sus filmes “son propaganda contra el sistema”. Nuevamente ha apelado.

There Is No Evil obtuvo el Oso de Oro del festival de Berlín de 2020. No solo es un filme importante por el tema que discute, sino que está muy bien dirigido, aunque los estilos de los episodios difieren entre sí, utilizando los encuadres como testigos mudos de la narración. Las actuaciones son excelentes, todas enmarcadas dentro de ese estilo minimalista al que nos tiene acostumbrado el cine iraní. Rasoulof trabaja con su propio guion, que está muy bien construido. La fotografía del veterano Ashkan Ashkani, quien ya trabajó con Rasoulof en A Man of Integrity

se ajusta perfectamente a las necesidades de la trama y por tanto es muy diferente en cada uno de los episodios.

Este es un filme que no debiera pasar desapercibido, sin embargo, hasta hace muy poco, solamente había recaudado menos de diez mil dólares en los Estados Unidos y unos $33.000 el todo el mundo.

There Is No Evil (Alemania/Irán/Chequia, 2020). Guion y dirección: Mohammad Rasoulof. Director de fotografía: Ashkan Ashkani. Con: Mohammad Seddighimehr, Baran Rasoulof y Zhila Shahi.De estreno limitado. Disponible a través de la plataforma Kino Now.

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