Actualizado: 28/03/2024 20:07
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Mucho Paquito

El músico y compositor recibió en el Carnegie Hall el homenaje de los suyos, con un público que aplaudió hasta el cansancio.

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A teatro lleno, en la sala Weill del prestigioso Carnegie Hall, y con decenas sin poder entrar, el Centro Cultural Cubano de Nueva York entregó su más alto reconocimiento, la Medalla Ignacio Cervantes, a los dos Paquito D'Rivera: el intérprete, el compositor.

Podría añadir un tercer Paquito: ¡el cubano!, porque sin éste no existen los otros dos. Pero no el cubano encerrado en guayabera y dogma, sino el abierto al mundo, libre, universal, del tango al vals, del danzón a la rumba, con el humor caribe y la libertad del jazz.

¿Cómo comenzó la fiesta en el Carnegie? Paquito asomó la cabeza por una puerta que da al escenario (es una sala de conciertos con lámparas enormes), miró al respetable, se escondió y apareció con sonrisa cómplice ante su público, globalizado como su música.

Una vez más, Nueva York rió con las ocurrencias pentagrámicas de este inusual compositor: Contradanza y vals venezolano, Danzoncito, Samba para Carmen, juguetes musicales donde el contrapunto, el diálogo entre sonoridades (piano, flauta, clarinete y saxo) de ritmos y aires cubanos, argentinos, andinos y brasileños, se integran a las armonías clásicas y del jazz, con humor de niño travieso.

No es Francisco, no es Paco, sigue siendo Paquito, el niño de bombachos, que con sólo seis años tocó con la Sinfónica de La Habana, dirigida por Gonzalo Roig; el pícaro que arrojaba cartuchos de fango por las ventanas de las casas de sus maestros y que tenía a Maura, su madre, volviéndose loca.

Pero esta noche, Maura está en el Carnegie Hall, orgullosa, preguntándose: ¿dónde comienza, en su hijo, el artista y terminan sus travesuras? Está sentada entre un público sorprendido que acaso se interroga: ¿dónde termina el intérprete y comienza el compositor?

Sube el termómetro

Como Dizzy Guillespie a la trompeta, Paquito, el compositor, está ligado al saxo y al clarinete, al virtuosismo de cada nueva interpretación, por sí misma una irrepetible composición. Sus partituras son la síntesis de una estructura armónica que el intérprete debe completar. De ahí la espontaneidad de sus invitados, porque el compositor deja a cada intérprete completa libertad creadora.

Manuel Varela y Pablo Zinger, al piano; Jackeline Martelle y Marcos Granados, en la flauta; Mariam Adam en el clarinete, hacen sonar la música de Paquito; pero cuando el quinteto Imani Winds (cuatro despampanantes mulatas): flauta, clarinete, oboe, fagot, y un moreno de sonrisa grande en el cuerno francés, interpreta Kites over Havana, es que se consuma el milagro autoral y la pequeña suite, tierna, nostálgica, de Paquito, se revela intensa, magnífica.

El termómetro creativo sube cuando el cubano honra a su compositor favorito, el argentino Astor Piazzolla, y el quinteto Imani Winds estalla Libertango, al que Paquito se suma con su saxo. El público responde de pie.

En el entreacto, sólo hay caras felices. Al ganador del premio Pulitzer de teatro, Nilo Cruz, autor de Ana en el Trópico, le encantó el espíritu de Paquito, su comicidad, la facilidad con que se mueve en el escenario, desde hojear partituras cuando vuelan por una corriente de aire, hasta presentar a sus intérpretes.

Suenan tres campanadas (electrónicas). Comienza la segunda parte del espectáculo. En escena, Iraida Iturralde, actual presidenta del Centro Cultural que, desde 1997, no ha dejado de divulgar la cultura cubana en la ciudad de los rascacielos, hace entrega a Paquito D'Rivera de la Medalla Ignacio Cervantes.

El ganador de nueve premios Grammy y de la Medalla Nacional del Arte de Estados Unidos (que recibiera del presidente en la Casa Blanca), exclama: "Tú puedes ser reconocido en el mundo entero, pero si no tienes el reconocimiento de tu propia gente, aunque digas que no te importa, por despecho, es un cuchillo que tienes clavado en el corazón. Este premio de mi gente es como regresar a mi Isla de un largo viaje".

Pero cubanazo crónico, Paquito rompe la tensión: "nadie es mofeta en su tierra" y, como mago de circo, saca de bajo de la manga a Tony Madruga, de sólo 13 años (sus pies apenas tocan los pedales del piano), que acompaña a la soprano Brenda Feliciano, en la heroica Canción por la Paz, con versos de Ani Colina. Luego el aventajado alumno de Jorge Luis Prats aborda con el trompetista Diego Urquiola, de su autoría, Milonga para Paquito, hermosa, sin dudas, pero que recuerda demasiado a Piazzolla.

Todoterreno

Seis temas estrenos mundiales de la ópera Cecilio Valdés, el Rey de La Habana, marcan la segunda parte del programa. En ellos, Paquito mezcla el pasodoble, el cuplé, el chotis y el danzón, con elementos de la música brasileña y el jazz. Hay aquí reconocibles melodías, como La Violetera, y un claro acercamiento a la zarzuela como género y al teatro bufo, en la concepción de los textos de Enrique del Risco y Alexis Romay.

Los temas No me digas que no sabes, interpretado con gracia por Ariadna Trujillo, y Yo soy el Pepe, por el tenor Mariano Vidal, despertaron carcajadas de parte del público. La canción Christmas without you (Bennet/Underwood), en la voz impecable de Roberta Gambarini, piano y saxo, fue el momento para desear: ¡Feliz Navidad! El espectáculo terminó con toda la compañía con A Brenda with Love, el tema que Paquito compuso para su esposa, y otra vez el público de pie aplaudiendo.

En el festejo en casa de Beba Kean, en la monumental Park Ave, a ritmo de la orquesta Yerason, Paquito me dijo que recién compuso Conversación con Cachao, un híbrido entre música culta y popular: "La gente cree que conoce bien a Cachao. No es así. Por eso escribí un tributo a su versatilidad, a su contribución al danzón y a otros muchos ritmos cubanos, así como a la ópera. El estreno de Conversación con Cachao será con la Orquesta Sinfónica de Tenerife".

Razón tenía Tania León, directora sinfónica y compositora laureada, cuando me dijo: "El músico cubano se entrena clásicamente, pero también lleva adentro lo vernáculo, eso lo lograron Bela Bartock y Stravinsky, y era el sueño de Roldán y Caturla. Sencillamente la generación actual lo está logrando, Paquito es uno de esos".


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