Actualizado: 28/03/2024 20:07
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Música

Otras huellas

Paradoja: La dificultad de hallar un buen libro sobre música en Cuba.

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Dentro de los estudios de género, una especialidad de la autora, el volumen también destaca en un terreno en el que, al menos en la literatura, se ha avanzado mucho dentro de la Isla, no así en la música. Hay profusión de datos en torno al papel de la mujer en la historia de la música cubana, desde el siglo XIX hasta nuestros días. Valdés buceó en censos y sus indagaciones no quedaron circunscritas a La Habana. Incluso se arriesgó a recoger los nombres de extranjeras que en algún momento trabajaron en Cuba.

El desacierto mayor de este libro está en toda su primera parte, que cubre más de 60 páginas iniciales antes de llegar a lo que de verdad va a despertar el interés mayoritario de los lectores, las fichas de casi 400 cantantes, compositoras, instrumentistas, pedagogas y musicólogas.

¿Por qué comenzar el libro atiborrando al lector con 9 anexos y medio centenar de tablas numéricas, si ello pudo ubicarse sin ningún problema al final para ser consultados por quien lo desee? Ello parece obedecer menos a una sed perentoria de datos inéditos que a una falsa jerarquización. ¿Qué era lo más importante para la autora, las fichas o el saldo numérico?

Al margen de esto, el libro aúna lo necesario y cubre un vacío. Las fichas son bastante completas al aportar fotos, discografía y bibliografía en la mayoría de los casos, aunque brillen por su ausencia las referencias a la discografía de, por ejemplo, Celia Cruz.

El caso Leonardo Acosta

El escritor que con mayor sistematicidad ha entregado a la imprenta libros sobre diversos fenómenos de la música es el habanero Leonardo Acosta. Conocido músico que llegó a integrar el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC en los años setenta, su labor investigativa ha sido muy pródiga y hoy es difícil no contar con su voz autorizada en varios senderos del devenir musical en la Isla.

Polémico siempre, Acosta es lo inquietante hecho persona. Publicó un libro de poemas y otro de cuentos, toca el saxofón, ama el jazz y recientemente un libro suyo sobre la obra de Alejo Carpentier fue premiado por la Academia Cubana de la Lengua como la mejor aproximación al autor de Los pasos perdidos en los últimos años.

En 2004, Acosta puso en circulación el volumen Otra visión de la música popular cubana, por la Editorial Letras Cubanas, y obtuvo el Premio de la Crítica. Allí son repasados con tintes críticos varios sucesos y fenómenos relacionados con diversos géneros cubanos y su interrelación con otras zonas cercanas del mundo, como Estados Unidos y Puerto Rico, si bien debemos decir que la mayoría de estos ensayos y artículos habían sido recogidos anteriormente en revistas, selecciones y eventos teóricos.

Acosta desea salirse de lo trillado. Es una obsesión suya. Dejando de lado cierto sabor anecdótico que colma las páginas de sus dos volúmenes sobre el jazz en Cuba ( Descarga cubana: el jazz en Cuba, 1900-1950 y Descarga número dos, 1950-2000, ambos por Ediciones Unión), en este libro sus flechas hacen diana polémica en los complejos del son y la rumba, en ocasiones muy mal tratados o considerados acríticamente como el origen de casi todo en la música cubana. Llama a transgredir conceptos que son tenidos por inamovibles en el difuso escenario de los géneros musicales y su crecimiento en el tiempo.

Dice no creer en lo nuevo o lo experimental puro, musicalmente hablando, si sabemos la riqueza ancestral de tradiciones que no han terminado su ciclo vital de influencias. Innovación y tradición para él conforman un proceso orgánico, cuyo papel es esencial para impugnar determinadas teorías relacionadas con la salsa, la fusión, las claves, el bolero, el jazz y la creación del mambo y el chachachá.

En tan magro panorama bibliográfico sobre nuestra música dentro de la Isla, estos dos volúmenes aquí reseñados vienen a ser excepciones cuando deberían ser norma, en nación rítmicamente tan plural. Ojalá este lado iluminado de la luna donde habitan ambas propuestas pueda mostrar pronto otras huellas de la labor denodada de músicos e investigadores.


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