Actualizado: 27/03/2024 22:30
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Cultura

Cine, Arte 7

Polanski en su crepúsculo

Esta cinta es prácticamente teatro filmado, y esto la hace predecible y le resta perspectiva cinematográfica, pero pese a sus 81 años, el director muestra aún intacto su humor sombrío

Comentarios Enviar Imprimir

No se puede esperar que un artista de 81 años mantenga la misma fuerza expresiva que tuvo cuarenta años atrás, pero uno siempre entra al cine con una ilusión, posiblemente la de ver un canto de cisne, una última sorpresa. Por lo general, los artistas en su etapa crepuscular se dedican a crear obras cómodas, sofisticadas y disfrutables pero sin el aspecto provocativo que los caracterizaba en sus etapas anteriores, sin mostrar ya la garra que asusta. Eso en el mejor de los casos, porque otros hacen trabajos que lo lleva a uno a preguntarse por qué siguen haciendo cine o literatura.

Con sus altas y sus bajas, Roman Polanski es un caso aparte. Desde que debutó en 1962 con Cuchillo en el agua, ha asumido su papel de instigador casi sin descanso. Ha incursionado en diferentes géneros y su realización ha sido a veces desigual, pero casi siempre arriesgando el éxito comercial en beneficio de una expresión artística personal. Ha dirigido filmes estrictamente comerciales a los cuales ha añadido una oscuridad muy propia. Sin embargo, su filme más universalmente laureado ha sido quizá el más convencional y el que menos tiene de su impronta. Me refiero a The Pianist una película cuya tenebrosidad radica en su tema y no en su estilo.

Unos pocos temas han caracterizado casi toda su obra de forma sostenida: la posesión de una personalidad por otra, la apropiación de la realidad por la ficción y la incesante extensión de los límites de la sexualidad. Rosemary’s Baby, Repulsión, The Tenant, Chinatown y Cul de sac son los mejores ejemplos. En ellas se añade siempre el toque de lo macabro que se esconde bajo el disfraz de la vida cotidiana.

Con su más reciente obra, Venus in Fur (Francia/Polonia 2013), ha escogido la teatralidad como formato para sumergirse en sus temas favoritos, no solamente está basada en una obra de teatro, sino que está filmada en un teatro y es el ensayo de una obra teatral en toda su teatralidad. Es su gran virtud y a su vez su mayor defecto. Al utilizar solamente dos personajes, se ha despojado de todo tipo de estorbos para concentrarse en las escaramuzas de sus divagaciones personales.

En una noche tormentosa, Vanda llega tarde para una audición. El teatro ya está vacío y solo se encuentra el director, quien está absorto en su celular, haciendo planes para el resto de la noche y quejándose de lo desastroso de la sesión. Inicialmente Thomas, el director, se muestra renuente a darle a Vanda su oportunidad y ésta, quien al principio parece una actriz frívola, de poco éxito y ninguna reputación, comienza sus rejuegos para conseguir que se le conceda la audición.

Thomas va a dirigir la puesta en escena de la novela que Leopold Sacher-Masoch escribió en 1870, titulada, al igual que el filme, Venus in Fur, la cual el mismo Thomas ha adaptado para el teatro. Una vez comenzada la audición, se desarrolla una sucesión de juegos de roles, en los cuales actriz y director, personaje y protagonista, autor y adaptador van gradualmente intercambiando y confundiendo sus papeles. La realidad se confunde con la ficción, la dominación cede su lugar a la sumisión sexual y psicológica. Vanda está tratando de obtener el papel de Vanda, que es el nombre del personaje de la obra de Sacher-Masoch y de la obra que ha adaptado Thomas, pero llega un momento, dado el juego de transfiguraciones, que Vanda la actriz pudiera ser un producto de la imaginación de Thomas, una alucinación o la encarnación de sus peores temores.

Vanda se va transformando de una aparente mujer inmadura, una actriz frustrada, en una persona de cierta cultura, de profundas observaciones que no teme opinar libremente sobre sexualidad, machismo, representatividad y debilidades psicológicas. Revela mucho conocimiento sobre la vida personal de Thomas. Es quizás su peor pesadilla o solamente un personaje nuevo que se ha corporizado y debe añadirse a la trama.

Al principio me molestó que Polanski utilizara a su ya ajada esposa en la vida real, Emmanuelle Seigner, para interpretar el papel de una actriz inmadura que intenta interpretar un personaje seductor y malévolo. Pero a medida que la cinta progresaba, Seigner me convenció, es capaz de asumir las transformaciones dramáticas con naturalidad, si bien a veces utiliza algunos tics propios de los estereotipos del cine y del teatro. Pero en general su actuación es muy buena. Mathieu Amalric, con un físico muy parecido al de Polanski, acentuado por el maquillaje y el peinado, demuestra una vez más que es un actor extraordinario. Sus cambios de personalidad ocurren con un uso mínimo pero preciso de expresiones, con sutileza y con estilo cinematográfico a pesar de la teatralidad del texto y de la película. Sus gestos y sus transfiguraciones son puro cine.

La teatralidad de la obra fue algo que afectó negativamente su filme anterior, Carnage, pero ahí pudo utilizar un recurso temático para salirse del apartamento en el cual atrapa a sus cuatro personajes. En este caso, la cinta es prácticamente teatro filmado y esto la hace predecible y le resta perspectiva cinematográfica. Se ve forzado a depender de la ingeniosidad del diálogo y a centrarse en las actuaciones, lo cual limita las posibilidades del cine. Uno no anticipa cómo va a terminar todo pero sí dónde va a terminar.

El guión, estrictamente dialógico, se mueve con fluidez, ingeniosidad y verborrea culterana. A veces quizá demasiado expositivo pero siempre dinámico. Está basado en la obra teatral homónima de David Ives y fue escrito por Ives y Polanski.

La fotografía de Pawel Edelman, quien ha trabajado con Polanski en sus últimas cuatro películas y que fue también el director de fotografía de Katyn, está enfocada mayormente en las variaciones de iluminación que transforman el escenario y mantiene planos generalmente estáticos pero muy efectivos. La música de Alexander Desplat cumple su cometido, es breve y sin acentuar en exceso los efectos dramáticos.

Venus in Fur ha sido bien recibida en Francia, donde ha ganado cuatro premios César (por dirección, actuación masculina, actuación femenina y guión). Con sus altas y sus bajas, es un filme interesante, que muestra a un Polanski aún vital, dispuesto a incomodar. Todavía, en su crepúsculo, con esa mirada de niño intruso, con su ingenuo humor sombrío intacto.

Venus in Fur (Francia/Polonia, 2013). Dirección: Roman Polanski. Guión: David Ives y Roman Polanski, basados en la obra teatral de Ives. Director de Fotografía: Pawel Edelman. Música: Alexander Desplat. Con: Emmanuelle Seigner y Mathieu Amalric. Disponible OnDemand en todas partes. De estreno en ciudades selectas de Estados Unidos.


Los comentarios son responsabilidad de quienes los envían. Con el fin de garantizar la calidad de los debates, Cubaencuentro se reserva el derecho a rechazar o eliminar la publicación de comentarios:

  • Que contengan llamados a la violencia.
  • Difamatorios, irrespetuosos, insultantes u obscenos.
  • Referentes a la vida privada de las personas.
  • Discriminatorios hacia cualquier creencia religiosa, raza u orientación sexual.
  • Excesivamente largos.
  • Ajenos al tema de discusión.
  • Que impliquen un intento de suplantación de identidad.
  • Que contengan material escrito por terceros sin el consentimiento de éstos.
  • Que contengan publicidad.

Cubaencuentro no puede mantener correspondencia sobre comentarios rechazados o eliminados debido a lo limitado de su personal.

Los comentarios de usuarios que validen su cuenta de Disqus o que usen una cuenta de Facebook, Twitter o Google para autenticarse, no serán pre-moderados.

Aquí (https://help.disqus.com/customer/portal/articles/960202-verifying-your-disqus-account) puede ver instrucciones para validar su cuenta de Disqus y aquí (https://disqus.com/forgot/) puede recuperar su cuenta de un registro anterior.