Actualizado: 28/03/2024 20:07
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Cine, Arte 7

Rebeldes sin causa

Esta película logra presentar el conflicto de la rebeldía adolescente, con una narrativa fluida y amena, sin dejar mostrar su lado oscuro y sin necesidad de caer en explicaciones inútiles, ni en localismos

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El angst de la adolescencia en su período de maduración, es un tema quizá demasiado visitado en el cine, pero que ha producido un sinnúmero de filmes importantes. Quizá la pionera, por ser la más conocida, es Rebelde sin causa (1955), que nos estampara para siempre en la memoria la figura de James Dean, quien tuvo a su vez la suerte o la desgracia de morir a los 24 años, como el eterno adolescente. Muchos filmes también se han hecho sobre este tópico entre mujeres. Entre las más recientes y destacadas se pueden citar Marie Baie des Anges (1997), Fat Girl (2001), The Virgin Suicides (1999) y Ginger and Rosa (2012). En el caso de las adolescentes, se explota más el despertar sexual prohibido.

Mustang, la finalista al Oscar de este año por la mejor película en lengua extranjera, representando a Francia, se suma a esa larga lista, pero tiene, como atractivo especial y muy actual, la distinción de ocurrir en un pequeño pueblo turco, entre adolescentes que se rebelan contra las convenciones de una sociedad islámica. Aunque aquí el islamismo es paniaguado y no hay referencias machacosas.

En el último día del curso escolar, en el cual una maestra se despide de sus alumnos, pues parte a Estambul, que en esta cinta se muestra como la ciudad utópica en la cual todo es posible, la cima de la liberación y la occidentalización secular, cinco hermanas, Sonay, Selma, Ece, Nur y Lale, deciden no tomar el bus que las debe conducir a la casa y tomarse un desvío hacia la playa para juguetear no muy inocentemente con unos muchachos de la escuela, antes de regresar a la casa.

Una vez en la casa, las recibe una abuela indignada, pues le han dicho que Sonay, la mayor, se masturbó con el cuello de un joven. Esto es por haber participado en un juego de “pan duro” entre muchachos. Inmediatamente se les encierra en la casa y son severamente castigadas por la abuela y por el tío Erol.

Las muchachas son huérfanas, según expresa la abuela en un momento, los padres murieron hace diez años, y han sido criadas por esa abuela y por los tíos. Son adolescentes que actúan como…adolescentes, egocéntricas y siempre enfocadas en sus propios intereses inmediatos sin pensar en consecuencias mediatas. Los adultos, aunque guardianes de los valores tradicionales, son bastante flexibles, realizan su trabajo disciplinario con cierto remordimiento y con amor.

Como las muchachas se las arreglan para escapar su encierro, la prisión se vuelve cada vez más clausurada y los adultos se vuelven más intolerantes. Una de las soluciones que encuentran es comenzar a casarlas mediante matrimonios arreglados, aunque Sonay, la mayor, logra hacerlo con el noviecito verdadero, con el cual anduvo en la playa.

La película es narrada por Lale, la más joven y la más rebelde, aunque más que narración son como reflexiones esporádicas que nos dejan una mirada retrospectiva sobre la trama. Lale rechaza el mundo en que vive, no quiere saber de matrimonios arreglados y hace que Nur, una de sus hermanas, tras haber estado comprometida, escape con ella el mismo día de la boda. La meta es llegar a Estambul.

A pesar de estar muy bien contada, el guion atenta varias veces contra los límites de la suspensión del descreimiento y algunas cosas quedan muy en el aire. Sin embargo, balancea muy bien las actitudes de los adultos y los adolescentes sin asignar culpabilidades. Logra humanizar a los personajes de manera comprensible. También resuelve las situaciones dramáticas sin recurrir a extremos emocionales ni a histerismos a los cuales nos tiene acostumbrado el cine comercial. La narración es convencional, pero tiene frescura, si bien es demasiado gentil y falta de garra.

Los personajes están muy bien delineados, pero una cosa que me molesta es que todas las hermanas son bellas e inteligentes. De hecho, uno no se explica cómo espíritus tan independientes y firmes fueron capaces de crecer en una sociedad tan tradicional, estéril y cerrada a nuevas ideas. No es que sea algo imposible, pero cuando todo esto se junta en cine, desafía la credibilidad. Por otra parte, todo sucede en unos paisajes increíblemente hermosos, lo que suaviza un poco la tragedia. La película peca de a veces tener aspecto de postal turística.

Deniz Gamze Erguven, la directora y coguionista, nació en Ankara, Turquía, en 1978 pero creció y se educó en Francia, finalmente graduándose en la escuela La Femis, que es la escuela estatal de cine francesa por la cual han pasado directores como Francois Ozon, André Techiné, Claude Sautet, Arnaud Desplechin y Claire Denis, entre otros. Este es su primer largometraje.

A pesar de su poca experiencia se presenta como una excelente directora de actores y mantiene el control dramático de la película todo el tiempo. Escribió el guion con la francesa Alice Winocur (Augustine) y juntas lograron evitar los clichés y las llamadas a combate feminista. La película presenta perfectamente la situación de la mujer en un mundo dominado por convicciones religiosas ancestrales sin recurrir al discurso agresivo. Tampoco pone al islamismo en el banquillo de los acusados, lo presenta y lo trasciende. Lo que sucede aquí puede suceder en cualquier lugar del mundo en el cual el oscurantismo y la persistencia en cumplir tradiciones anacrónicas, dominan la educación del individuo.

Excepto por Elit Iscan, que interpreta a Ece, una actriz de 21 años con cuatro filmes a su haber, el resto de las hermanas son actrices que debutan en el cine. Todas son carismáticas y ejecutan sus papeles a la perfección, lo cual es otro mérito de la capacidad para dirigir actores que muestra Gamze Erguven. Las actrices cuentan entre 13 y 17 años. El resto del elenco lo forman Ayberk Percan (Winter Sleep)y Nihal Koldas (Envy), como el tío Erol y la abuela, quienes resultan convincentes en sus papeles.

La fotografía de David Chizallet (Aliya) y el novato Ersin Gok a veces parece más apropiada para un documental de National Geographic Magazine o de Lonely Planet, pero tampoco resulta demasiado artificial.

Mustang logra presentar el conflicto de la rebeldía adolescente, con una narrativa fluida y amena, sin dejar mostrar su lado oscuro y sin necesidad de caer en explicaciones inútiles, ni en localismos. Narra un conflicto universal, ese de la adolescencia que quiere conocer más d lo que se le permite y puede llegar a extremos en su búsqueda sin causas ni metas. Ese impulso humano de definirse sin limitaciones.

Mustang (Francia/Turquía/Alemania/Qatar, 2015). Dirección: Deniz Gamze Erguven. Guion: Deniz Gamze Erguven y Alice Winocur. Dirección de fotografía: David Chizallet y Ersin Gok. Con: Gunes Sensoy (Lale), Doga Zeynep Doguslu (Nur), Tugba Sunguroglu (Selma), Elit Iscan (Ece), Ilayda Akdogan (Sonay), Ayberk Percan (Erol) y Nihal Kordas (La abuela). De estreno en muchas ciudades de Estados Unidos.


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