Supervivencia y depravación

A finales de la II Guerra Mundial (lo sabemos por algunos pequeños detalles que el director ofrece), unos gemelos parecen llevar una existencia apacible de clase media en una ciudad húngara. Su padre es militar y su madre parece ser un ama de casa dedicada a cuidarlos. El padre, que se nos muestra como devoto y dedicado trae noticias de un peligro inminente y propone a la madre separar a los hermanos. Estos escuchan la conversación y se niegan a la separación, el padre debe regresar al frente, la madre, para mantenerlos unidos, se los lleva a la abuela materna, un ser abominable, que no muestra ningún afecto por su hija, a la que no veía hacía más de veinte años, ni por sus nietos, a quienes no conocía.

Aquí comienza el aprendizaje vital definitivo que enfrentarán estos dos preadolescentes en su lucha por sobrevivir las amenazas de la guerra en un medio que resulta hostil por todas partes y que cuando es amable, lo es por un precio. Mientras esperan el fin de la carnicería, siempre lejana, encontrarán oficiales nazis pedófilos, sacerdotes lujuriosos, ladronzuelos de mala muerte y una mujer que abusa física y mentalmente de ellos mientras a su vez los utiliza para masturbarse. En medio de todo esto van cerrando filas con su cruel abuela, a la cual se van pareciendo cada día más, a medida que pierden los valores éticos de su educación pequeñoburguesa

Este es un filme de guerra en el cual no se ve la guerra. Es una obra centrada en la depravación moral que sufre aquel que tiene que sobrevivir a toda costa y bajo cualquier circunstancia. Aquí no hay fin que justifique los medios. Los gemelos aprenden a actuar guiados solamente por su preservación física y un pragmatismo completamente despojado de consideraciones éticas. No se limita a sálvese quien pueda sino además hay que hundir y eliminar a quienes estorban.

The Notebook está basada en la novela de la escritora húngara Agotha Kristof, publicada en 1986. Kristof (1935-2011) fue una escritora húngara que huyó de su país en 1956, cuando los soviéticos invadieron, junto con su marido y su hijo de cuatro meses. Llegó a Neuchatel, Suiza y ahí comenzó a trabajar en una fábrica. Al cabo de unos años se separó de su marido, dejó el trabajo en la fábrica y se dedicó a escribir en francés. Ganó varios de los más importantes premios literarios europeos.

Dice el filósofo esloveno Slavoj Zizek que este libro cambió su vida, le mostró el hombre que siempre quiso ser. Como los gemelos, Zizek escribió al respecto en The Guardian, quería ser un monstruo ético sin empatía personal, alguien que solamente hace lo que hay que hacer con una mezcla de espontaneidad ciega y distancia reflexiva, así el mundo sería un lugar agradable en el cual el sentimentalismo sería substituido por una fría y cruel pasión.

El director del filme, Janos Szasz, no está interesado en ofrecer detalles históricos, quiere concentrarse en la conducta depravada del sobreviviente y convertir la película en un laboratorio dedicado a diseccionar los elementos éticos de la sociedad. Quien no está informado no se va a enterar que la trama transcurre cuando ya hacia 1944 Hungría, que formó parte del Eje nazi, había comenzado negociaciones secretas con Estados Unidos y Gran Bretaña para pasarse de bando y los alemanes, al descubrirlo, la invadieron. Poco después, fueron derrotados por las fuerzas invasoras de la Unión Soviética y Rumanía. Eso sí, Szasz no escatima en presentar a los soviéticos como soldados tan atroces como los nazis.

Szasz (Budapest 1958), ha dirigido cinco largometrajes de ficción, pero solamente tres de ellos se han exhibido fuera de Hungría. Son filmes centrados en seres humanos que existen más que viven. Sus vidas no parecen ir a ninguna parte y o tienen trabajos insignificantes y alienantes como el del personaje central de la muy bien lograda Woyzeck (1994), o sus carreras se encuentran en un total estancamiento, como es el caso del psiquiatra que interpreta Ulrich Thomsen en Opium: Diary of a Madwoman (2007), son, como los gemelos de este filme, seres que se desintegran moralmente.

Aquí evita el ritmo dramático tradicional, lo que puede exasperar al espectador y aunque la narrativa es lineal, se va dando a paso de fragmentos de impredecibles y diferentes longitudes. Con este efecto, en un filme en que se puede presentar en cualquier momento la más horrible escena de violencia y el peligro parece salir de cada esquina de la pantalla, logra ubicar al espectador casi en el mismo plano que los personajes. Lo único predecible aquí es la maldad humana. Szasz desarrolló el argumento junto con Tom Abrams, el guionista canadiense que entre otras cosas colaboró en el guión de la película española de Mariano Barroso Hormigas en la boca, que sucede en La Habana de los años cincuenta y en la cual actúan Jorge Perugorría, Isabel Santos y Néstor Jiménez entre otros actores cubanos.

La película, actuada además con aletargamiento y frialdad, impide la identificación emocional con ninguno de los personajes. Presenta ecos de El espíritu de la colmena (1973), la obra maestra de Víctor Erice, y un poco de Juegos prohibidos (1952) el inolvidable filme de René Clément. Formalmente, sobre todo en los encuadres y en el montaje de las secuencias, aunque no en el uso del color, recuerda el cine de Béla Tarr y de Michael Haneke, no en balde usa al fotógrafo austríaco Christian Berger, veterano de todos los filme de Haneke, quien aquí realiza una labor extraordinaria.

Histriónicamente se apoya en la sólida actuación de Laszlo y András Gyemant, gemelos en la vida real, que aquí aparecen casi en cada escena de la cinta. Los Gyemant no tienen experiencia artística alguna y según Szasz los rescató de un miserable ambiente rural en el cual vivían con una madre abusadora. Según cuenta, se hallaban encantados durante el rodaje porque era la primera vez en sus vidas se les prestaba atención y se les proveía comida con regularidad. Un caso en el cual la naturaleza se incorpora al arte.

El resto de la actuaciones son eficientes, pero de pocos matices y de breve presencia. Entre ellos se destacan Ulrich Thomsen como el nazi pedófilo, Diana Kiss como la criada abusadora y masturbadora, y la veterana actriz húngara Piroska Molnar como la abuela. Gyongyver Bognar, la esposa de Szasz, interpreta a la madre de los gemelos.

The Notebook es un filme difícil de ver. Si un defecto tiene es que quizá recarga demasiado el lado oscuro de la existencia y que las desgracias se suceden sin descanso. Hay algunas escenas grotescas que parecen haberse hecho más bien por un gratuito efecto de choque sin mayor trascendencia. Pero es un filme que no deja al espectador pasivo y que presenta un reto a su comprensión de la conducta humana. Observa cuán bajo puede caer el ser humano cuando su único objetivo es sobrevivir, existir sin definir lo que quiere ser. Cuando se dedica al necesario aprendizaje del mal, pero un mal sin connotaciones éticas.

The Notebook (Coproducción húngaro-germana-austríaca-francesa, 2013). Dirección: Janos Szasz. Guión: Tom Abrams, Janos Szasz y Andras Szeker, basado en la novela de Agotha Kristof. Director de Fotografía: Christian Berger. Con: Laszlo Gyemant, Andras Gyemant, Piroska Molnar, Ulrich Thomsen, Gyingyver Bognar, Orsolya Toth y Diana Kiss. La película se estrena en casi todas las ciudades americanas pero limitada a las salas de cine alternativo.

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