Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Adaptación, Teatro, Shakespeare

Un contemporáneo llamado Shakespeare

El grupo mexicano Los Colochos prosigue con su relectura de la dramaturgia shakesperiana. Su último montaje es una original y creativa adaptación de El Rey Lear, presentado en Madrid como parte de Hispanidad 2023

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Este año, la Comunidad de Madrid organizó por tercera vez Hispanidad, un programa para celebrar el 12 de octubre. Ya se sabe que en torno a esa fecha hay opiniones encontradas, así que constituye una iniciativa muy encomiable que no se la limitase al ámbito español y se le haya dado un carácter más amplio e integrador. Bajo el lema “Todos los acentos caben en Madrid”, entre los días 6 y 15 se realizaron 160 actividades destinadas a homenajear la cultura hispanoamericana.

Sus organizadores prepararon un programa tan variado como atractivo. Hispanidad 2023 incluyó música, exposiciones, talleres, gastronomía, animación de calle, recitales, artes escénicas, mesas redondas. El pregón que le dio inicio fue encomendado al escritor nicaragüense y Premio Cervantes Sergio Ramírez. A partir de ese momento, los madrileños, y por primera vez, también los sevillanos, pudieron disfrutar de un abanico de opciones literalmente inabarcable. Quien firma estas líneas hizo un hueco y pudo asistir a una de las representaciones teatrales. La trajo un grupo que en otras ocasiones ya había actuado en Madrid y otras ciudades de España con excelente acogida: Los Colochos (México).

Una de las grandes revelaciones del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro de 2014 fue una obra titulada Mendoza, que ganó por unanimidad el premio de la sección Off. El jurado fundamentó su decisión razonando que la obra es un soberbio viaje por la antropología iberoamericana que “remueve y conmueve”, y por su capacidad crítica resulta necesario para el mundo que nos rodea. Su trama se ambienta durante la Revolución Mexicana y su protagonista es un general a quien las profecías de una santera de que llegará a ser gobernador de la provincia le despiertan la ambición de poder. Eso es atizado por su persuasiva mujer, la cual contribuye a que su esposo inicie un derramamiento de sangre que parece no tener fin. De ese breve resumen resulta fácil deducir que se trata de una versión del Macbeth de Shakespeare.

Lejos de ser un trabajo ocasional, ese acercamiento a un texto clásico es la línea de trabajo adoptada por Los Colochos Teatro, colectivo fundado en 2010. La iniciaron después de haberse dado a conocer con El juego de la silla, una obra de títeres sobre la Revolución Mexicana, y con El enigma del Serengueti, una farsa de humor negro. Tras esos títulos estrenaron Mendoza, que en México fue todo un suceso. Acumula más de 300 representaciones, y además se ha visto en países como Colombia, Alemania, Costa Rica. Como ha expresado su director, Juan Carrillo, la idea que los motivó era acercarse a la esencia del dramaturgo inglés, a lo que su teatro representó en su momento, pero sintiéndolo como algo actual. Concibió historias que pueden impactar a todos, pues hablan de ambición, poder, celos, amor, miedo, odio entre familias. Y al referirse a Macbeth, afirma que “esa lucha de poderes de la que él habla sigue sucediendo hoy y no tiene fronteras”.

Teatro accesible a todas las capas de la sociedad

Mendoza definió una filosofía y una estética que apuestan por hacer accesible el teatro a todas las capas de la sociedad. De hecho, ese propósito de dirigirse a la gente común llevó al grupo a realizar ensayos de la obra en casas de personas que no tienen una relación directa con el quehacer teatral. En esas sesiones pudieron escuchar sus comentarios y analizar sus reacciones. Eso les permitió concebir así un montaje que cualquier persona puede disfrutar y entender, y que fue creado a partir de sus propios referentes.

El siguiente texto de Shakespeare que Los Colachos recrearon y adaptaron al contexto mexicano fue Romeo y Julieta. Eso se materializó en Nacahue: Ramón y Hortensia (2017), montaje para el cual realizaron una investigación de las culturas autóctonas. Los personajes centrales son dos amantes que pertenecen a comunidades diferentes: Ramón es cora y Hortensia es huichola. Se conocen cuando ella cruza por primera vez el río que divide a los dos pueblos, para escapar de la violencia de la que es objeto. No se entienden con palabras, pero aprenden a sustituir el lenguaje verbal por las acciones, la energía y las metáforas. La obra está hablada en español y en lengua cora, lo cual, a su vez, lleva al espectador a experimentar nuevos modos de comprensión no verbal, al centrar la atención en lo sensorial y seguir la historia desde la emotividad. A eso cabe agregar que el peso del montaje recae sobre todo en la labor de los actores. El empleo que estos hacen del espacio y su trabajo corporal, pasan a ser los principales recursos expresivos para franquear la barrera del idioma.

La inagotable riqueza de la obra de Shakespeare y la universalidad de los temas tratados en ella, hicieron que el grupo prosiguiera tomándola como punto de partida para plantear interrogantes y ahondar en cuestiones que son propias del México de hoy. Crearon Silencio (2021), montaje en el cual reinterpretaron Otelo. La historia del moro de Venecia es transformada en la de Othón, un exitoso médico que es sordo (eso llevó al grupo a incorporar el lenguaje de signos). Por encargo de sus superiores, es destinado al sur del país, a donde se va con su esposa. En su nuevo destino, tiene como asistente a un hombre resentido y con ansias de subir de puesto, que se dedica a inculcarle al doctor la idea de que su mujer le es infiel. De acuerdo a la información que consulté en la red, a diferencia de las dos obras anteriores, que se mantienen fieles a las tramas originales, en Silencio hay al final un giro inesperado.

La última reinterpretación de la dramaturgia shakesperiana de Los Colachos es, de momento, Reina, la obra que presentaron en Hispanidad 2023. En esta ocasión, Marco Vidal escribió una versión libre de El Rey Lear. La famosa obra deja ser una cruel tragedia militar de traiciones, destrucción e intrigas para centrarse en la historia de Reina. Es una antigua estrella de la escena mexicana, quien al repartir la herencia entre sus hijas comete un gran error. Eso la lleva a encerrarse en su teatro, un lugar que la enfrenta con su locura y sus miedos más profundos. Es allí donde además comprende, aunque demasiado tarde, el significado de su vida.

Prefirió ser una versión de sí misma

Vidal le ha dado un vuelco a la famosa obra de Shakespeare y prescindió de la trama paralela del conde de Gloucester y sus dos hijos, para concentrar toda la trama en Reina. De hecho, la obra es prácticamente un monólogo en el cual ella expone las consecuencias que ahora debe enfrentar a causa de sus errores. El texto y la puesta en escena están concebidos como una propuesta de teatro dentro del teatro, lo cual convierte a los espectadores reales en el público de la protagonista. En ese juego metateatral se incorpora la figura del apuntador. A él recurre con frecuencia Reina, puesto que su memoria está menguando.

Coherente con esa concepción, en lugar de ver las cosas como realmente son Reina prefirió ser una versión de sí misma. No sabe cómo vivir sin caracterizar a un personaje, sin las luces del escenario, sin la atención mediática, sin ver su nombre en las marquesinas. Nunca se tomó el trabajo de conocer a sus tres hijas y por eso en el montaje estas carecen de rostro. Los actores que las interpretan llevan todo el tiempo un mono de color negro que incluso les cubre la cabeza. Alejandra, Beatriz y Virginia son meras sombras. La única enteramente humana es Reina, quien afronta ese peregrinaje vehemente que emprende con su pasado a cuestas. Solo la asfixiante soledad de ese teatro vacío en donde se refugia consigue despojarla de la falsedad con que siempre vivió. Es entonces cuando admite, aunque tal vez demasiado tarde, que hoy es esa anciana que le devuelve la mirada desde el espejo.

Para dar vida a un personaje soberbio, tozudo, lleno de pasión y, a la vez, entrañable e indefenso, se necesita una gran actriz. Alejandro Woolroch da sobradas pruebas de que lo es, con uno de esos trabajos que por mucho tiempo permanecen en nuestra memoria. Resulta imposible dar una idea del mismo en unas pocas palabras. En primer lugar, es admirable la capacidad con que asume el doble desafío de encarnar a la actriz y al personaje. Asimismo, con igual maestría alterna los monólogos más devastadores y tristes con escenas en las que deriva a la carcajada y el absurdo. De igual modo, maravilla su enorme talento para transitar por el etéreo límite en el cual la cordura y el delirio se vuelven imperceptibles. Woolrich seduce al público de tal manera, que durante toda la función no se puede apartar los ojos de ella. Su magnífica labor actoral amerita por sí sola ver la obra.

Los Colachos tienen como norma emplear muy pocos recursos en sus montajes. El aparato escénico es así mínimo, para no desviar o distraer la atención del público. En Reina el escenario está vacío. No hay decorados ni escenografía. Todo lo que hay en el escenario se reduce a dos burros de vestuario, un baúl, una casetera, dos o tres focos que cuelgan. Asimismo, solo la protagonista lleva vestuario. A los otros integrantes del elenco les basta sencillamente un simple elemento para transformarse en su personaje: unos zapatos femeninos de tacones, una peluca, un bolso de mano, una máscara. Roam León, el director y el dramaturgo integran el reducido elenco, que comparte los papeles femeninos con los de los bufones y el perro. Se encargan además de proporcionar el soporte sonoro con clarinete y acordeón. Ese mismo criterio de reducir a lo esencial se aplica en la iluminación, que en gran parte se basa en el manejo manual de los focos. En suma, Los Colochos prueban que si se tiene talento e imaginación, en el teatro todo puede expresarse con muy poco.

Al ver Reina, los espectadores no piensan que están asistiendo a una obra de Shakespeare. En su relectura de El Rey Lear, el colectivo mexicano partió de la premisa de cómo sería si su autor viviese y hubiese escrito su texto en nuestros días. Eso dio lugar a que el texto incorpore y ahonde en asuntos tan actuales como la vejez, la maternidad, el culto a la juventud, la familia y el trato que se da a las personas de la tercera edad, a quienes se relega para que no estorben.

Durante los dos primeros meses del proceso de creación de la obra, los miembros del grupo realizaron entrevistas en asilos, y también mantuvieron una permanente comunicación con personas que enfrentan los problemas relacionados con la vejez. Contaron además con asesoría y clases magistrales de especialistas en la obra del escritor inglés. Esa preocupación, ese rigor y esa seriedad están puestas al servicio del propósito, antes anotado, de demostrar que la producción dramatúrgica de Shakespeare es atemporal y permite ser traspolada a otros contextos.

En resumen, cuando finaliza la representación de Reina, uno sale con la satisfacción de haber asistido a una muestra de excelente teatro. El grupo ha anunciado que esa obra es parte de una pentalogía que se completará con Titus Andronicus. Se trata de una tragedia de venganza, considerada la más sangrienta y violenta de Shakespeare, y que incluye escenas de un horror extremo. Habrá que esperar, pues, para ver cómo Los Colochos la trasladan a la sociedad mexicana.