Actualizado: 23/04/2024 20:43
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CON OJOS DE LECTOR

Un puente, a Remarkable Bridge

Se publica por primera vez en inglés una selección de la obra poética de José Lezama Lima.

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En primer término, Livon-Grosman señala la dificultad de encasillar la poesía lezamiana dentro de las naciones preestablecidas de literatura nacional y corrientes literarias. Respecto a la primera, porque a estas alturas sabemos que lo que se identifica con ese nombre es siempre más abarcador que la suma de sus partes. Y en cuanto a las segundas, porque el autor de Aventuras sigilosas en buena medida se dedicó a romper las barreras existentes entre algunas de ellas. Alude también al problema de presentar a Lezama Lima como una figura unidimensional: representante de la revolución cubana o su enemigo; fundador épico de la cosmopolita revista Orígenes o asmático a quien esa enfermedad obligó a una vida de encierro durante largos períodos, y que casi nunca salió de su país y, a partir de cierta etapa, ni siquiera de su casa…

Livon-Grosman se detiene asimismo en la polémica que Lezama Lima sostuvo con Jorge Mañach en 1949. Lo hace para destacar que, a diferencia de escritores vanguardistas como el chileno Vicente Huidobro, que preconizaba el rechazo de los cánones literarios, el cubano trató no sólo de incluir a estos, sino además expandirlos más allá de las programáticas vanguardias, que Mañach asociaba a la novedad y la ruptura con la tradición. Livon-Grosman no ve a la Revista de Avance como el exponente de lo experimental y a Orígenes como representante de la línea tradicional y asentada en un espacio crítico indefinible. Menciona a autores cubanos de las nuevas generaciones como Reinaldo Laddaga, José Antonio Ponte y Duanel Díaz, quienes han aportado una nueva perspectiva interpretativa, que contempla a Orígenes y la Revista de Avance como partes que integran un mismo proyecto.

Acerca de su filiación barroca, Livon-Grosman sostiene que Lezama Lima veía esa estética como lo que realmente es: una invitación al lector para que asuma un papel activo y reescriba lo que lee. Su oscuridad resulta así una manera de incitar al receptor para que se adentre en los intrincados laberintos de sus imágenes y en su proceso de creación. Y añade que su preferencia por el barroco no constituía una continuidad del movimiento español, ni tampoco una búsqueda de la genealogía europea. Significaba para él un puente cultural entre el pasado hispano y el presente americano; un nuevo y único modo de fundir lo español y lo africano con las culturas indígenas latinoamericanas.

Apunta Livon-Grosman que la década que media entre la salida de Paradiso y la muerte de Lezama Lima, estuvieron, en esencia, marcados por problemas de salud. Y comenta que fueron además los años cuando su obra ganó e incrementó su prestigio internacional. En ese período al que se refiere, el asma no fue peor de lo que antes había sido. Lo que sí lo marcó realmente fue la marginación a que fue condenado, y a lo cual Livon-Grosman en todo momento evita aludir. ¿Por qué, si desde hace años es un tema sobre el que en la Isla se habla sin tapujos ni cortapisas? Es cierto que apunta que la recepción oficial de su trabajo fue desigual, y que hacia el final de su existencia perdió ese apoyo (empleo los términos que él usa). Pero es muy difícil que a partir de esas mínimas alusiones, los lectores a quienes está destinado José Lezama Lima. Selections puedan explicarse por qué, mientras en otros países se le traducía y premiaba, en su bibliografía no figura ni un solo título editado en su patria entre 1970 y 1977. Eso para citar sólo un detalle que puede advertir cualquier persona, con no más echar una ojeada a la lista de los libros publicados por el autor que aquí nos ocupa.

La edición que da pie a esta reseña incluye un abundante material fotográfico. Algunas de esas imágenes son muy poco conocidas, y todas en general aparecen muy bien reproducidas. En el pie de una de ellas, por cierto, se deslizó una errata: quien aparece al lado de Lezama Lima en la página XXIV no es Salvador Gaztelu, sino Ángel Gaztelu. Y otra corrección: Los años de Orígenes, el testimonio ensayístico o ensayo testimonial de Lorenzo García Vega, se publicó en Venezuela, y no en España, como escribe Livon-Grosman. Pocos reparos, sin embargo, para este libro que Lezama Lima se merecía desde hace años. Por fin, como anota Forrest Gander en la contraportada, su poesía ha logrado cruzar las fronteras idiomáticas y aquí viene a expandir sus límites.


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