Rafael Rojas afirma que el sistema político dañó la formación intelectual en la Isla

El historiador y ensayista Rafael Rojas, exiliado en México, dijo que el vacío en la difusión del pensamiento occidental en la Isla se debió a la adopción de un sistema político adoctrinador, reportó Notimex.

Rojas agregó en declaraciones a la agencia que el gobierno cubano se rigió por el marxismo-leninismo, primero, y el marxismo leninista y martiano, después.

"La existencia de una ideología de Estado no sólo es un principio constitucional, sino una plataforma doctrinal que se transmitió a través de la educación, las ciencias sociales, las instituciones políticas y los medios de comunicación", dijo el historiador.

Según el ensayista, aunque con el giro al "marxismo martiano" la ideología se flexibilizó, parte del pensamiento contemporáneo aún se considera una influencia dañina para la formación intelectual de los ciudadanos, por "reaccionaria y burguesa".

Rojas habló también de la existencia de múltiples literaturas cubanas a causa del exilio. Señaló que no existen una o dos literaturas cubanas, sino "tantas como lugares de enunciación poseen los escritores de un país fragmentado".

En su libro El estante vacío. Literatura y política en Cuba, publicado recientemente, analiza las deficiencias en la difusión del pensamiento occidental que caracterizaron el socialismo cubano desde los años setenta, y hace un recorrido crítico por la literatura del exilio no publicada en la Isla.

Si la ciudadanía cubana hubiera estado expuesta a varias ideologías, hoy sería distinta, "sería mejor en algunos aspectos, pero probablemente tendría problemas similares a los de cualquier democracia de la región", indicó Rojas.

El estante vacío previno "contra visiones acríticas del proceso ilustrado que parten de la fácil certeza de que la lectura de buena literatura, buena historia o buena filosofía hace mejores a las sociedades", apuntó.

Sobre los 70 libros importantes sobre Cuba no editados en la Isla en el último medio siglo, que el autor menciona en su obra, Rojas explicó que "si tuviera que citar uno, sería el ensayo La isla que se repite. El Caribe y la perspectiva postmoderna, de Antonio Benítez Rojo".

De acuerdo con el historiador, en los últimos 20 años aumentó en la Isla la circulación informal de libros del exilio, y hubo una flexibilización de los controles sobre la circulación de libros que no se venden en librerías.

"Hoy son más los cubanos de la Isla que viajan y existe una mayor comunicación entre la cultura cubana" desde dentro y fuera de la Isla, señaló Rojas, quien citó al narrador Lino Novás Calvo como uno de los escritores "rescatados" en los últimos años.

El historiador añadió que "habría que exponer a los nuevos lectores de la Isla las razones que tuvo Novás Calvo para abandonar su país en 1960 y publicar también su valiosa obra como escritor político en el exilio".

Rojas, quien consideró igualmente una excelente noticia la llegada de la obra Pedro Blanco, el Negrero, hizo una doble crítica al "rescate" de autores: cuestionó "que la reivindicación de un escritor exiliado se limite a su edición estatal" y tildó de injusto que "las reediciones mutilen las biografías políticas de sus autores".

"Los libros prohibidos se convierten en mitos o en fetiches y comienzan a significar algo más que lo que son, empiezan a representar las ideas satanizadas por un régimen político", dijo.

Apuntó Rojas que "en el caso de la literatura del exilio cubano, la calidad de autores como Guillermo Cabrera Infante, Severo Sarduy, Reinaldo Arenas, Julieta Campos o Carlos Victoria está afincada más allá de su condición de autores no editados".

El escritor mencionó a Zoé Valdés, Eliseo Alberto, Leonardo Padura, Pedro Juan Gutiérrez y Wendy Guerra, como los narradores residentes en la Isla y fuera que captaron el colapso ideológico del socialismo cubano que se inició en los años noventa.

El historiador dijo que "el futuro ya está sucediendo y ofrece un espectáculo incierto", y que ninguno de los cambios recientes se ha reflejado en la vida política y económica.

Asimismo, comentó que la élite militar-empresarial que gobierna la Isla obstruye la transición democrática, y agregó que la esperanza está "en el cambio generacional de la sociedad cubana y el cambio político que tiene lugar en Estados Unidos".

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