Actualizado: 17/05/2024 1:04
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Boxeo

Con bombos y platillos

Tres pugilistas cubanos que abandonaron un entrenamiento del equipo nacional en Venezuela se preparan para debutar como profesionales en Estados Unidos.

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Solís es el más codiciado por empresarios y promotores, ya que en el boxeo profesional históricamente los pesos mayores llaman más la atención y obtienen mejores ganancias. Tiene en su hoja de servicios tres campeonatos mundiales, dos panamericanos y un título olímpico, que logró en Atenas 2004 a costa del bielorruso Viktar Zuyev por 22 puntos a 13. Y fue seleccionado por la Asociación Mundial de Boxeo mejor atleta de la Copa de las Naciones, sustituta de la Copa Mundial, efectuada en Bakú, Azerbaiján, a finales de octubre de 2006, y donde se impuso con facilidad en cuatro ocasiones.

Dos triunfos inobjetables frente al multicampeón Félix Savón en las finales del Cardín de 1999 y 2000, abrieron a Odlanier Solís las puertas grandes del pugilismo amateur. Después subió como la espuma por su rapidez y desplazamientos, aunque su pegada no es nada del otro mundo. Nacido en La Habana el 5 de abril de 1980, tiene en su palmarés tantos éxitos que prácticamente no se pueden enumerar. Además de los señalados, ganó el Torneo Nacional Playa Girón en siete ocasiones, fue campeón mundial juvenil en Buenos Aires (1998); triple campeón mundial de mayores en Belfast 2001, en Bangkok 2003 y Mianyang 2005; y triple titular panamericano en Winnipeg 1999, Santo Domingo 2003 y Teresópolis 2005.

Por su parte, Yuriorkis Gamboa, de 57 kilogramos, se anexó el oro olímpico en 51 kilos frente al francés Jerome Thomas; antes de superar a un moldavo, un tailandés y un ruso. Es poseedor de numerosos pergaminos nacionales y ha participado en infinidad de eventos de importancia. El minimosca Yan Bartelemí (48 kg.) venció al turco Atagum Yalcinkaya, 21-16, en el mismo cartel donde se impusieron los atletas mencionados, y llegó a la final tras superar a un chino, un venezolano y un surcoreano. Atesora títulos y medallas de todos los colores, en Cuba y en eventos internacionales. En la Copa de las Naciones, Gamboa y Bartelemí también se llevaron preseas doradas.

El boxeo profesional es otra cosa

Sin embargo, los seguidores del deporte de las doce cuerdas recordarán que con la misma fanfarria de ahora, fueron presentados en Miami los integrantes del Team Freedom, encabezado por Joel Casamayor, monarca olímpico de Barcelona 92, y que incluía a Diosvelys Hurtado, Eliseo Castillo, Ramón Garbey, René Valdés y otros que, mal dirigidos, se esfumaron poco a poco.

Con asombro, he leído declaraciones de empresas y promotores que, deseosos de exhibir nuevas figuras sobre el encerado, han señalado ya fechas de presentación para los tres atletas cubanos, "olvidando" que el pugilismo rentado funciona de manera diferente.

Por ejemplo, en un combate amateur los contendientes pueden estar tres rounds casi sin tirarse golpes y quien logre conectar algunos será declarado vencedor. En el profesional, si no sale a intercambiar golpes con su rival, probablemente nunca más sea contratado, porque los espectadores pagan por ver combates de acción. De acuerdo con la escuela cubana de boxeo amateur, los púgiles deben intentar marcar sus puntos sin importarle más nada, y generalmente pelean de riposta.

Existe un Plan de Entrenamiento Boxístico Profesional, que comprende una carga de trabajo diferente —más asaltos para la competencia—, se necesita una mayor resistencia, agresividad, fuerza, rapidez y coordinación: factores técnicos-tácticos necesarios que incluyen hasta el cambio de estilo. Los del Team Freedom ya pasaron por esas experiencias.

Solís, Gamboa y Bartelemí ya ganaron su primer combate, que es la libertad plena de sus derechos tras escapar de la dictadura de la Isla. Pero como dijo Kid Chocolate, el boxeo profesional "es otra cosa", es la necesidad de lucir muy bien para conseguir dividendos económicos. Su camino en el deporte de Fistiana estará lleno de dificultades y de todas las tentaciones posibles. Con raras excepciones, la historia del boxeo cubano amateur y profesional ha estado matizada por páginas de gloria propiciadas por excelentes boxeadores que tuvieron celebridad y gloria en sus comienzos, pero cuyo retiro estuvo plagado de fracasos y anonimato. Corresponde a los recién llegados conducirse por el camino correcto dentro y fuera de las doce cuerdas.


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