«Ahora hay mejores condiciones para un cambio»

El área más afectada por los cambios ministeriales ha sido la económica. ¿Qué le dicen los nuevos nombres y los que se han ido?

Los que aparecen son personas que están muy ligadas a Raúl Castro, que se han caracterizado por tener criterios muy parecidos a los de Raúl Castro. Los que se han ido se han caracterizado por estar muy cercanas siempre a Fidel Castro, fundamentalmente el canciller Roque, que fue su ayudante. Incluso, alguno que se queda, me parece que se va a quedar no por mucho tiempo. Es el caso de Chomi Villar, un hombre de Fidel Castro, que parece que pierde en el cambio. Era secretario del Consejo de Estado y ahora lo que va a ser es ministro de Tecnología, y no pienso que por mucho tiempo.

¿Cual es el perfil del nuevo equipo económico? ¿Qué puede decirse de ellos?

En general, son personas con más calificación y más dados al trabajo. Pienso que se gana. No los conozco a todos, por supuesto, pero a Rodrigo Malmierca lo conozco desde que era un jovencito, que trabajaba en el Comité Estatal de Colaboración Económica (CECE). Es una persona realmente muy responsable y capaz, no puedo decir lo contrario. O sea, desde que se inició en el CECE como un mero especialista. Es economista, una persona calificada y tuvo una experiencia en Naciones Unidas, donde hizo cosas que yo no comparto, pero bueno, hay que ser objetivos.

Y veo personas realmente más eficientes. Creo que el gobierno va a ganar en eficiencia, pero sobre todo en una visión pragmática que, no puedo asegurar nada, pero pudiera ser la base para iniciar los cambios que Raúl Castro prometió y que no ha hecho.

Se sabe poco del nuevo ministro de Economía, Marino Murillo…

Conozco muy poco de él. Sé de su intervención en la preparación de la Asamblea Nacional, en la última reunión, donde me impactó la franqueza con que habló de los problemas del Ministerio de Comercio Interior. Incluso recuerdo que hizo una anécdota sobre la situación de la corrupción, y dijo que era muy grande.

Llama la atención que el equipo económico que llevó a cabo las tímidas reformas del año 1993 —José Luis Rodríguez y Carlos Lage—, a sugerencia del español Carlos Solchaga, no sea el que supuestamente ha sido convocado por Raúl Castro para llevar a cabo las reformas…

Pienso que José Luis y Lage cumplieron entonces orientaciones de Raúl Castro, que fue el alma, como siempre lo ha sido cuando se han hecho tímidas reformas. Hay que recordar que fue Raúl el que hizo el recorrido por las distintas provincias explicando las reformas y los cambios, incluso debatiendo en algunos lugares, porque había personas que no entendían los cambios.

José Luis y Lage fueron ejecutores, pero realmente ni fueron el alma, ni los que propusieron aquello.

Hay un elemento también importante en estos cambios: ya le pusieron la última puntilla a la llamada "batalla de ideas". Raúl Castro no estaba de acuerdo con esto, pero tenía que permitirla, porque era una idea de su hermano, no le quedaba más remedio. Eso lo van a liquidar totalmente y por eso han puesto como albacea a Ramiro Valdés.

De todas formas, el hecho de que hayan cambiado algunos rostros, no significa que se vaya a producir el cambio económico…

Ahora se han creado mejores condiciones, lo que no hay garantías de que eso se produzca. Nadie puede decir que se van a producir, pero sí se puede decir que hay mejores condiciones para ello.

Además, hay un elemento adicional: el empeoramiento terrible de la situación de la economía cubana y las perspectivas tétricas que tiene. A mi juicio, debían obligar a cambios muy rápidos y, sobre todo, al establecimiento de un plan anticrisis que yo no lo conozco. O sea, ahora más que nunca son necesarios los cambios y la liberación de las fuerzas productivas ante la terrible situación: una nueva deuda externa disparada, unos déficits comerciales astronómicos…

En estos momentos, la única medicina que tiene en sus manos Raúl Castro es una reforma, que desde el punto de vista internacional le dé legitimidad de transformador.

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