Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Literatura, Exilio

Belkis Cuza-Malé, Miami

“Ojalá que el exilio cubano encuentre pronto, como sociedad adjunta a este gran país, una forma de expresarse más a tono con la tierra que nos acogió”

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Belkis Cuza Malé nació en la provincia de Guantánamo, Cuba, en 1942, su vasta y reconocida obra poética comprende, entre otros, los poemarios El viento en la pared (1962), Cartas a Ana Frank (1966), Juego de damas (2002), La otra mejilla (2007) y Los poemas de la mujer de Lot (2011). Los libros de prosa Elvis, La tumba sin sosiego o la verdadera historia de Jon Burrows (1994) y En busca de Selena (1997). A la par de su labor poética, ha creado una vigorosa obra pictórica. En 1967 se casó con el célebre poeta cubano Heberto Padilla, junto a quien fue encarcelada en 1971 acusada de “escritura subversiva”, en lo que constituyó el llamado “Caso Padilla”.

¿Por qué decidió trasladarse a otro país?

Belkis Cuza-Malé (BCM): Me costó mucho decidirme a salir de Cuba, pero la situación especial en que vivíamos a partir del 20 de marzo de 1971 —tras nuestra detención y la humillante autocrítica que Heberto Padilla y un grupo de escritores, entre los que me encontraba, nos vimos forzados a realizar—, se hacía insostenible y sin futuro. De no ser por eso, por tener que convivir con la presencia de la policía política en nuestras vidas, con visitas semanales, llamadas, órdenes, y todo tipo de coacción, nunca hubiera dejado Cuba.

¿De qué manera salió de Cuba?

BCM: Con una autorización especial de Fidel Castro, tras una carta acusatoria contra la Seguridad del Estado que le envié por vía directa a través del ministro Pepín Naranjo. Mi madre estaba enferma en Miami y aprovechando las circunstancias le pedí me dejara ir a visitarla. Entonces recién habían empezado a salir hacia Estados Unidos los presos políticos que llevaban largos años en las cárceles, tras las gestiones de un grupo de cubanos del exilio, y existía cierta distensión, llamémoslo así, que propiciaría mi viaje.

Obtuve un permiso por tres meses, pero lo fui extendiendo, mientras hacía gestiones en Estados Unidos para lograr que el Gobierno cubano autorizara la salida de mi esposo, el poeta Heberto Padilla. Hice muchas gestiones, me reuní y mantuve contacto con funcionarios de la Misión de Cuba ante la ONU, pero desde el primer momento le informé en persona al funcionario Jesús Arboleya que a Cuba no regresaría y que le trasmitiera mi mensaje a las autoridades cubanas. Este encuentro se produjo en un restaurante neoyorquino al que él nos había invitado, a Martha Padilla, hermana de Heberto, y a mí, para tratar sobre mi estancia en Estados Unidos.

Tiempo después, me llamaron de la Oficina de Intereses de Cuba en Washington para notificarme que si no abandonaba Miami, donde residía con mi hijo Ernesto, entonces de 6 años, y mis padres, Heberto no saldría de Cuba. De modo que, sin dinero ni trabajo, me dirigí a Elizabeth, New Jersey, a la casa de mis queridas amigas Arjona, antiguas vecinas de infancia en Santiago, a quienes quería como familia.

¿Le ha resultado muy difícil adaptarse al sitio en donde reside hoy?

Hoy resido en Miami (he vivido en cuatro oportunidades distintas en esta ciudad), pero de algún modo sigo viviendo en Fort Worth, Texas, donde estuve por más de doce años y tengo mi casa, y donde creé La Casa Azul. En esa ciudad dio Heberto su última conferencia, en agosto de 2000, para un grupo de cubanos. Recientemente la ciudad de Miami (una Cuba a su manera) me entregó, de manos del Alcalde Tomás Regalado, la Llave de la ciudad por mi labor de treinta años con Linden Lane Magazine, y mi obra toda, y fue un honor que mucho agradezco al señor Alcalde y a la Fundación Apogeo, que dirige Baltasar Santiago Martín, y que patrocinó también esta ceremonia.

¿Cuál ha sido su trayectoria artística en su actual lugar de residencia?, ¿qué logros ha obtenido?

BCM: Bueno, Miami ha cambiado mucho, hay distintos grupos e instituciones que promueven el arte y la literatura y es una labor encomiable, pues cada uno aporta una nueva energía a la ciudad. Se han creado y mantienen distintas tertulias, centros culturales, editoriales, galerías y todo tipo de actividades. Ha sido una vergüenza que el año pasado la Galería Zu, creada por el incansable promotor que es Manny López, se haya visto obligada a cerrar sus puertas por problemas económicos.

Por mi parte, donde quiera que estoy, gracias a Dios, continúo publicando Linden Lane Magazine, que ya está en el volumen 30 y que fuera fundada por mí y Heberto Padilla en marzo de 1982, en Princeton, New Jersey. Ya desde el año 1984 yo había creado también LINDEN LANE PRESS, que ha publicado libros importantes de autores cubanos, y que recientemente se ha renovado con las nuevas técnicas de impresión que nos ofrece la compañía HP. De modo que los nuevos libros intentan, en forma de cuadernos, reunir la poesía y el arte con impresiones de primerísima calidad.

La vida ha cambiado y la tecnología tiene mucho que ver en esto. Cuando a principios del siglo pasado Virginia Wolf creó Hogart Press, su editorial para publicar su propia obra, y donde también lo hicieron otros notables escritores como T. S. Elliot, no pudo sospechar que estaba creando las ediciones del futuro. Ya no es una vergüenza publicar uno mismo su obra, sino un sello distintivo de que la mano de la comercialización no está de por medio.

¿Qué opina de la sociedad de la que ahora forma parte?

BCM: No les va a gustar mi opinión. Los cubanos del exilio que pudiesen hacerlo no apoyan el arte ni la literatura, no compran libros ni revistas, y por desgracia esto último es un mal endémico de la sociedad en que vivimos. Pocos leen y casi nadie compra libros o arte, pero se desviven por gastar grandes sumas en cumbanchas, palabra que le gustaba mucho a mi padre. Es una vergüenza el nivel cultural de Miami y sus alrededores, y no es de extrañar que a la hora de cortar fondos lo primero en que piensan sea en cerrar bibliotecas y hasta escuelas. Y no quiero hablar del nivel espiritual de esta ciudad, que aplaude la chabacanería de una televisión en español, horrible y llena, no solo de mal gusto, sino de porno, donde a un señor como Jaime Bayly se le permite hacer su programa con su mujer en las piernas, mientras le hace preguntas de doble y vulgar sentido a sus invitados, una pareja dispareja.

¿Alguna otra observación para los lectores de CUBAENCUENTRO?

No, gracias a ti, Félix, por esta entrevista. Y ojalá que el exilio cubano encuentre pronto, como sociedad adjunta a este gran país, una forma de expresarse más a tono con la tierra que nos acogió, y que le permita prepararse para que en un futuro no muy lejano, los que lo deseen, puedan regresar a una Cuba libre, sin demonios.


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