Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Venezuela

Comenzó la batalla

La oposición gana terreno y los partidarios de Chávez responden como mejor saben: agrediendo.

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El partido único

En el acto de juramentación de los batallones y pelotones electorales para su reelección, Chávez anunció que en 2007 trabajará para la creación del partido único de la revolución bolivariana. El mandatario solicitó a sus simpatizantes "aprovechar al máximo la coyuntura electoral para incrementar los niveles de unidad", al tiempo que indicó que el congreso ideológico y político que el año próximo convocará el Movimiento Quinta República (MVR) debe ser el germen de la organización que agrupe a todas las fuerzas oficialistas. "Quiero y pido que salgamos de ese congreso ideológico con un solo partido político, el gran partido histórico de la revolución bolivariana", bramó.

Luego de sentenciar que la existencia de varios partidos amenaza con generar divisiones en el seno del chavismo, el jefe de Estado abogó por la estructuración de una "gran maquinaria" que trascienda el ámbito electoral. "No sé qué nombre llevará, pero será el único partido, un solo partido ante el mundo que debe representar a la República. ¡El socialismo no estaba muerto, estaba de parranda!", dijo.

Las ambiciones de perpetuarse en el poder ya son públicas y notorias. Chávez ha reiterado que en 2007 debe revisarse y reformarse la Carta Magna, y plantea sin ambages el tema de la reelección indefinida. "Creo que al pueblo no se le debe quitar el derecho que tiene de reelegir, si así lo quisiera, por tres, cuatro, cinco o seis veces a un compatriota, quienquiera que sea, para que conduzca la nave del Estado".

En el colmo del paroxismo, el mandatario venezolano repite sin cesar que sus opositores a la Presidencia son los "candidatos del imperio norteamericano" y de "mister diablo", como se refiere a su colega estadounidense, George W. Bush, a quien en otras ocasiones ha calificado de "terrorista, genocida y loco".

Chávez llama "candidatos del imperio" a sus contrincantes porque, según él, representan las políticas neoliberales y capitalistas que arrojaron a Venezuela al abismo de la pobreza.

La campaña electoral está en los primeros pasos: 16 millones de venezolanos están llamados a las urnas el próximo 3 de diciembre. Para Rosales no será tarea fácil, porque Chávez cuenta con todos los resortes del gobierno para repetir maniobras populistas, en las cuales tiene gran experiencia, y mostrar en los próximos meses su "preocupación" por las familias pobres.

En el terreno de Chávez

El candidato opositor ha prometido que distribuirá a las familias pobres una quinta parte de los ingresos por la venta del petróleo, a través de una tarjeta de débito que denominó "Mi Negra", en cuantías que pueden oscilar entre los 250 y los 450 dólares mensuales. Es cierto que se trata también de otra promesa populista, pero a Chávez hay que combatirlo en su propio terreno y, en este caso, con sus propias armas.

La oposición sabe perfectamente que Chávez controla el Consejo Nacional Electoral (CNE) y que será utilizado un sistema automatizado de votación poco confiable.

Después de las elecciones legislativas del 4 de diciembre de 2005, con la retirada previa de los partidos de la oposición y la utilización de estas máquinas automatizadas, los observadores de la Unión Europea reconocieron en su informe final que el padrón electoral "sufre problemas estructurales" y recomendaron "centralizar la legislación electoral" en un solo instrumento, así como suspender hasta nuevo aviso el uso de las máquinas capta-huellas, que evitan la duplicidad del voto.

Sin embargo, ya el CNE informó de que nuevamente serían utilizadas esas máquinas capta-huellas, que provocan bastante desasosiego entre los electores.

Hasta el 3 de diciembre será necesario seguir con mucha atención el panorama de la campaña electoral venezolana. Si Chávez sigue perdiendo popularidad, cualquier cosa podría suceder. El objetivo de Chávez es convertirse en presidente vitalicio de Venezuela, lo ha expresado con toda claridad.

Por lo tanto, enviar observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA), de la UE o del Centro Carter, sólo para monitorear el proceso el día de las elecciones, puede no resultar suficiente. Hace mucho tiempo que resulta evidente que la democracia venezolana está en grave peligro.


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