Actualizado: 23/04/2024 20:43
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Reportaje

El perverso encanto del poder

Perfil y proyección de Evo Morales Ayma.

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Cuando Evo Morales comience a llevar a la práctica la maratón de nacionalizaciones y reformas anunciadas, muchos sectores de la izquierda romántica —ajena al conflicto boliviano— pensarán que estará haciendo algo digno y útil.

Recomiendo el antídoto de la suspicacia, porque la mayoría de dichas reformas apuntan a la concentración de poderes en el Ejecutivo, y a la debilitación de las anémicas estructuras institucionales democráticas, en un país diezmado por la ignorancia, la pobreza, la corrupción y el racismo. Si la maniobrabilidad del poder depende de la voluntad de un solo hombre, no debería cabernos la menor duda de que Evo Morales va a gobernar el país como lo han hecho y lo hacen algunos caciques latinoamericanos.

Bolivia es un país mestizo e indígena, analfabeto y frustrado políticamente. Lleva una eternidad de años con una masa nativa humillada y embrutecida por los partidos políticos tradicionales, con las riquezas mal repartidas, la incidencia opresiva de las transnacionales y con una monstruosa falta de cultura cívica. Esto genera algo muy peligroso: la necesidad de reivindicaciones. Y la condición reivindicativa tiene su hijo pródigo: la figura del líder redentor.

Si queremos hacer un diagnóstico de lo que será Bolivia en los próximos años, hay que pasar por un escáner a su propio líder. Sólo una aproximación a su personalidad, a partir del testimonio de algunas figuras de su círculo de amigos y entenados, si bien no nos aclara todo el panorama, nos deja ver un horizonte de lo que podría ser. Porque a partir de diciembre de 2005 en Bolivia no gobierna el pueblo, como muchos quieren creer: gobierna Evo Morales.

Evo, a contraluz

Heredero mestizo de los aimaras, Evo Morales no se deja conocer por dentro: parece extrovertido, pero lo que se cuece en su interior suele ser inescrutable. Su compañero Filemón Escobar, el dirigente histórico que organizó el MAS, creía que lo conocía de cerca, hasta que terminó expulsado del movimiento: fue el primer sorprendido. Su hermano Hugo también creía anticipar sus movimientos, hasta que fue excluido de una lista de candidatos y decidió quemar la bandera del MAS en las calles de Oruro.

En asuntos políticos o personales puede ser muy poco comunicativo. Para quienes trabajan codo con codo con Evo, es difícil intuir lo que piensa. "Nunca sabemos con lo que nos va a salir", dijo un miembro de la Comisión Política del MAS para una nota del diario El Comercio de Lima. Otro colaborador aseguró que jamás dejaba traslucir sus verdaderos sentimientos.

En 1993, en un seminario en la sede de OXFAM, en Toronto, el economista peruano Hugo Cabieses advirtió que había desaparecido y fue a buscarlo. Lo encontró en el baño llorando. Acababa de recibir la noticia del fallecimiento de su madre y no quiso que nadie lo viera sufrir.


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